jueves, junio 08, 2023

Mi amiga Antonieta Sosa

 

Mi amiga Antonieta Sosa

En 1969 comienza sus acciones de calle como parte del Taller Experimental, el día de la clausura de la exposición en el Ateneo de Caracas, Antonieta, quema públicamente una de sus obras. La Performance se transforma rápidamente en una acción colectiva al sumársele los otros participantes, artistas y transeúntes, con una manifiesta protesta contra la participación oficial de Venezuela en la Bienal de Sao Paulo. “¿Sabe usted lo que es un Happening? Yo tampoco pero lo presiento”.

También Antonieta Sosa se presenta con “Conversación Con Baño de Agua Tibia”, un Performance en el que envolvía su cuerpo con papel higiénico y espuma de afeitar por Helena Villalobos, luego todo este material iba siendo retirado con agua tibia, mientras podía oírse una conversación previamente grabada entre el artista Héctor Fuenmayor y el compositor Alfredo del Mónaco sobre la obra de arte como una forma discursiva o una manera de pensar.
Dice Antonieta: Mi aprendizaje de las técnicas de Grotowsky sobre los resonadores de voz me permitió llevar estas técnicas a mi expresión personal. Ese sonido no es necesariamente un grito, es mucho más sutil que eso: pueden venir teñidos de ternura, de rabia, o sonidos de pájaros o insectos u otros animales. No es algo que yo controlo con la mente. Es algo que una vez que logro conectarme, sucede.
Hace luego un rancho de ladrillos rojos y lo instala dentro del museo de Bellas Artes en Caracas, después lanza por una de sus ventanas, más de veinte copas que se quiebran al chocar contra el piso. A la querida Antonieta recientemente la hemos visto, tejiendo y destejiendo a dos agujas, una larguísima bufanda con los colores de la bandera nacional, con el amarillo, el azul y el rojo… ¿tejiendo y destejiendo al país Antonieta? Dice: “A veces me siento a tejer la banda con los colores de la bandera, cuando siento que el lugar es propicio. Total, es un tejido al infinito”.

Antonieta Sosa relata cómo fue hecha una acción intima, cuando estudiaba Arte en California, ella me dice:
Cuando estaba en California, me puso un profesor a pintar sobre un lienzo blanco, así que me puse a mezclar el óleo con una espátula para comenzar a pintar, en verdad lo que estaba disfrutando era mezclando la pintura al óleo con una espátula en un gran platón de peltre, en vez de hacerlo sobre una paleta de madera como lo hacen los pintores tradicionalmente, mezclaba y mezclaba y luego con la misma paleta ponía ese color terciario sobre el lienzo tensado, esparcía con la espátula la mezcla sobre la tela tal cual como lo hacen los albañiles con su cuchara para alisar el cemento, yo no pintaba en el sentido tradicional, frisaba un muro, alisaba el piso con cemento tal cual como lo hacía un albañil, eso sentía, eso era lo que tenía en mi mente al pasar la espátula… Un tiempo después leí que Joseph Albers decía, que para él, el acto de pintar sus homenajes al cuadrado, eran como ponerle mantequilla al pan… y así mismo me sentía yo, poniéndole cemento fresco al piso… perdón… al lienzo