miércoles, mayo 24, 2006

Patada al hígado la noche de su cumpleaños.


Patada al hígado la noche de su cumpleaños.

Víctor estaba feliz, justo hoy era el día de su cumpleaños y sus padres se lo estaban festejando por todo lo alto, todos sus primos y compañeros de liceo se reunieron en su casa para celebrar sus 16 años de vida, reían, se divertían, comían toda esa comida chatarra que solo ese día se les permitía comer… sobre todo unos riquísimos perros calientes con ketchup, mostaza y mayonesa acompañados con coca cola. Todo iba viento en popa, pero justo antes del llamado a apagar las velas del pastel, un hallazgo cambiaría el sentido de lanoche, en verdad una verdadera estocada mortal la noche de su cumpleaños.Un primo suyo llamado Omar, hurgando en la recamara del cumpleañero, buscando un juego de Nintendo 64, de pronto se consiguió debajo de la almohada de Víctor a un caballito, pero no era cualquier caballito, este era de color rosado y tenia una larga crin y una frondosa cola de color fucsia, era un “Pequeño Pony”, ese juguete mágico tan emparentado con las niñas que juegan “Barby”… El primo bajó las escaleras rápidamente gritando y llamando la atención de todas las personas que estaban reunidos, gritaba “Víctor es marica, Víctor es marica, miren el caballito que encontré debajo de su almohada, Víctor duerme con un Pequeño Pony”!!!!! Ja, ja, ja, ja… Las risas y burlas no se hicieron esperar, Víctor se moría de la vergüenza y una rabia profunda se dibujaba en su pecho y se le delataba en los ojos… “NO seas tu tan pendejo, dijo!!! Y rápidamente le arrebató de las manos el juguete a Omar y lo lanzó con furia al patio… Alguien para joderme puso ese caballito maricón en mi cama, a lo mejor fuiste tu que te lo trajiste de tu casa y señaló a su primo, Omar es gay, Omar es gay, Omar es gay. Ja, ja, ja, ja... Las risas se voltearon y ya nadie se reía de Víctor si no del otro muchacho, hábilmente había cambiado el giro de las cosas, rápidamente el cumpleañero le asentó una potente patada al “Pequeño Pony” y lo envió directo al patio, uno a uno sus amigos lo patearon y hasta improvisaron un juego de fútbol usando al juguete como si fuese un balón… entre risas y risas gritando gooooool!!! Al rato todos entraron de nuevo a la casa para cantar aquella canción típica que antecede el pagado de las velitas, que dice: “ay que noche tan preciosa es la noche de tu día”… y se destornillaban de la risa cuando agregaban a dicha canción…”yo por mi parte deseo” (tirarme un peo)… “y que la luna plateada” (y oxidada)… “y ruego a Dios por que pases un cumpleaños feliz” (la noche haciendo pipi, con los pañales que te di, que te compré en el Sanbil, con la tarjeta…) Cumpleañoooooos feeeeeliiiiiiiiz, te deseamos a tiiiiiiiiiiiiiii…Bueno, bueno, partieron el pastel, se lo comieron con gelatina, galletas de chocolate y chantilly, tomaron mas gaseosas y poco a poco, cada uno se fue a su casa en la medida en que los padres los iban a buscar a la fiesta… se hizo muy tarde y también Víctor tenia que irse a la cama. Pero Víctor no estaba feliz, ni aun con la veintena de fabulosos regalos que le habían traído… Era el muchacho más infeliz de la tierra… Se fue al patio y buscó su caballito, con un pañuelo, agua y jabón de tocador limpió su magullado y sucio cuerpo, con shampoo le lavó la crin y la frondosa cola, lloraba y le pedía a su “Pequeño Pony” que lo perdonara mientras con un diminuto peine le peinaba y desenredaba los cabellos, que sabía que se había comportado como una mierda, y sollozaba, que era un ingrato, un maldito traidor, y gemía… un falso, un perjuro, y sus ojos eran cataratas de lagrimas… Con un pañuelo untaba aceite para bebés en el cuerpo del Pony, para que recobrara su brillo, que no merecía todo el amor que siempre el caballito le había dado… y llorando y llorando se llevó a la cama a su compañero de sueños con quien había dormido por mas de doce años… mi pequeño pony, my little pony, mon pettit poney.


En verdad ese coño de madre de Omar le había amargado la noche, había arruinado la alegría de su fiesta, había hecho que negara la amistad con su mas querido amigo, propinándole una verdadera patada al hígado, justo la noche de su cumpleaños.

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