miércoles, marzo 10, 2010

A COÑAZO LIMPIO


A COÑAZO LIMPIO

Hace unos días vi como un señor formal le daba fuertes puñetazos a una pared, uno tras otro con la derecha y la izquierda, como si boxeara con el muro. A su lado estaba otro señor formal que lo veía golpear el muro, mientras él se mantenía con las manos metidas en sus bolsillos.

Otro día vi como un señor vestido de traje y corbata, como de pronto le jaló un puñetazo a un árbol y seguidamente le dio otro fuerte puñetazo con la izquierda y siguió caminando con las manos sangrantes como si nada.

Mi hijo me cuenta que en plena autopista caraqueña, de pronto saltó del hombrillo un hombre enloquecido como si fuerza “Taz” y en medio de la cola de carros, se cayó literalmente a coñazos con el aire, peleaba a todo pulmón contra un enemigo invisible. Bueno invisible para los otros porque él de seguro lo veía y le estaba cayendo a golpes, a trompadas con toda su alma.

En Valencia el director de la Coral Universitaria, venía caminando frente al Liceo Pedro Gual, cuando de pronto un individuo que venía caminando en sentido contrario lanzando golpes como si fuese boxeador, como si estuviese haciendo sombras, cuando sin ton ni son, zuasss!! Le lanza tremenda derecha directo al ojo del director, quien no saliendo de su asombro cae al piso casi inconsciente mientras el boxeador furtivo continuó su camino de arriba a abajo.

Por el boulevard de la calle revolución en Tijuana, viene a lo lejos una mujer desnuda caminando rápidamente y atravesando la calle en zigzag de una acera a la otra y golpeando contundentemente a puñetazos a toda mujer que se encuentra en el camino. Veo a lo lejos como las va golpeando fuertemente y como camina en dirección a donde yo estoy parado. Le aviso a unos policías de lo que está aconteciendo mientras las mujeres corren despavoridas ante el ataque de la mujer boxeadora. La policía la intercepta, fuertemente la sujetan y la meten a una radio patrulla, la mujer denuda me mira con ojos inquisidores porque sabe que fui yo quien la denunció. Me siento un tanto culpable por el acto consumado.

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