domingo, abril 04, 2010

MEMIN Y EL MESONERO AUTÓMATA


MEMIN Y EL MESONERO AUTÓMATA
Carlos Zerpa

En ese entonces, el mesonero al hablar no movía sus labios, él ponía un micrófono pegado a la cicatriz de su cuello y hablaba con una voz metálica, casi robótica por esa herida, cuando fumaba también el humo salía de su cuello haciendo la imagen bastante freak. ¿Cuánrrrtas tostarrrdas quierrren? Nos preguntaba a eso de las dos de la madrugada en ese lugar llamado “Tostadas El Troli” y uno hacía su pedido.
Bueno eso era antes porque desde hacía ya un tiempo por el fastidio de andar cargando con el equipo de sonido, la corneta y el micrófono, había decidido no hablar más, sin no comunicarse por escritos, para ello cargaba siempre una libreta o un bloque de notas y escribía lo que quería decir. Él ya tenía más de 40 años siendo el mesonero de ese lugar.
Cuatro tostadas, arepas de maíz de esas fritas en aceite caliente para que se les derrita el queso amarillo, rellenas también con jamón y dos batidos de lechosa sin azúcar para cada uno pedía el Memín y el mesonero tomaba la orden.
Memín la tarde siguiente y ya pasado el ratón de los tragos de ayer, me llamó a que me tomara unos whiskies con él y me pidió que no faltara pues me tenía que mostrar algo de verdad impresionante y hasta fantasmagórico; así que fui.
El restaurant era de comida Thai y al llegar mi amigo llenó mi vaso hasta arriba de whisky Buchanan´s. Hablamos y me contó la historia que había vivido con el mesonero del Troli.
Ayer después que el mesonero me trajo las tostadas de jamón y queso amarillo me alargó un papelito cuadrado en donde había escrito algo y mira lo que decía… Acentuaba el Memín mientras me mostraba el pedazo de papel en donde había un listado.
Gustavo Bol
Cico el Hermano
Charles Bronson
El Birolo
Pulga
Jurungüita

Yo no entendía nada y se ve que mi amigo tampoco, por eso me ha llamado para que lo ayudase a descifrar.
Prosiguió el Memín.
Luego cuando trajo los batidos de lechosa me dio también este papel con un listado mucho más extenso.
Gustavo Bol
Cico el Hermano
Charles Bronson
El Birolo
Pulga
Jurungüita
Bajares
Renny Ottolina
Manuel Correa
Al lado había una firma que parecía más bien un remolino de círculos concéntricos y en diagonal en la parte media del la parte derecha del papel estaba escrito otro nombre…
“Manolo”

Y yo sin saber que decir, porque entender este listado era de verdad un tanto críptico para mí, lo leía una y otra vez intentando descifrar el casi crucigrama.
Fue cuando Memín ya sirviendo el tercer whisky me confesó que se le habían parado los pelos, que la piel se le había puesto de gallina, cuando leyó la tercera nota.
Lo que pasó me contaba mi amigo, era que hacía un mes estando en la isla de Margarita, él recibió una llamada de su amigo Gastón al celular, que le preguntaba si ya había llegado a la isla y lo invitaba ya a su casa a tomarse unos tragos, a los que él respondió que aún no llegaba porque iba en camino por tierra, pero que al llegar lo llamaría para acercarse. La verdad era que si había llegado al apartamento, pero estaba tan cansado que no quería rumbear sino más bien darse un baño, prender el aire acondicionado y tirarse cuan largo era a la cama a dormir.
Esa noche en la que Memín no fue a casa de Gastón, fue cuando unos tipos que no se sabe quiénes son ni porque lo hicieron, entraron a casa de Gastón y le clavaron once puñaladas matándolo, coño… Once puñaladas y lo mataron, al salir mataron a los testigos, a todos los seres vivos que estaban en esa casa, a la novia de Gastón con veinte puñaladas, a la muchacha de servicio una dosis parecida, al señor que cuida la casa todas por la espalda y hasta al perro lo mataron acuchillándolo para que no ladrara. Todos muertos a cuchilladas… ¿te imaginas Carlos? Me decía el Memín, si yo hubiese ido esa noche donde Gastón también me hubiesen matado a mí a cuchilladas.
Pero el cuento que te para los pelos, el cuento metafísico es que el tercer papel que me dio el mesonero autómata decía.
Gastón
Lo mataron
Hace un mes
Margarita
El Piloto.
Coño, entonces pagué las tostadas y me fui disparado a mi casa y hoy estoy tomándome estos whiskies, esperando que tú me digas de qué se trata.

Por mi parte me paré de la mesa, me metí los papeles en el bolsillo y me salí al baño a hacer pipí… a mi regreso me marché por otra puerta del restaurant, salí a la calle y tomé un taxi hacia mi casa, iba muy borracho pero llegué no sé como en el taxi.
Al llegar a casa me di cuenta que había dejado mi carro en el garaje del restaurant, que mi carro estaba estacionado en el sótano del centro comercial en donde estaba el restaurant y que en la guantera estaban las llaves de mi casa y que no podía entrar.
Así que me acosté a dormir en las escaleras a esperar el nuevo día, que abrieran el estacionamiento y que pudiera ya lúcido hablar con Memín y escribir esta historia.

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