Cómetelo
crudo y se está vivo mejor
Carlos
Zerpa
Ancas de rana, bachacos, iguanas, lombrices en la sopa…
platos “exóticos” de aquí y allá que a cualquiera le ponen borrosa la idea de
supervivencia. Sin embargo, la pasión por lo crudo y lo vivo parece estar cada
días más en auge y el placer por la sangre caliente en la boca y las cosas que
todavía se mueven ganan terreno entre los comensales de todo el mundo.
Aprender a comer cosas no usuales es cuestión de
educación y sobrevivencia y es una de las normas para enriquecer nuestra
cultura gastronomita.
El comer cosas exóticas tales como ancas de rana,
iguanas, cangrejos, bachacos, cola de caimán o lengua de toro, nos hace sentir
diferentes; a uno se le abren las puertas del mundo a través de la beuna mesa y
además se le amplían las posibilidades de sobrevivencia al “comer de todo”,
aunque esto encierre sus peligros, ya que la vida del depredador y del
sobreviviente se tocan.
Imágenes como la de un lechón horneado entero con una
manzana en la boca, la sopa con patas de gallina mostrándonos sus uñas, o las
sopas con cabezas de gallos, o las arepas rellenas con toda una oreja de
cochino, me ponen los pelos de punta por lo grotesco en sí de la imagen. Veo
con agrado un pez completo o una langosta, servidos en un palto… y no pienso en
ellos como “cadáveres” (aunque lo sean) pero no soporto la imagen del conejo
desollado en un plato y mucho menos la de una rata.
Muchas personas que presenciaron los juegos olímpicos en
Korea no se enteraron, por ejemplo, de lo que pasaba en las cocinas de Seúl, ya
que a fin de no “espantar” a los visitantes, los gobernantes de Korea del Sur
prohibieron la confección de los platos típicos más apreciados en esa nación
asiática: “perro asado y sopa de lombrices de tierra”. Sin embargo, a pesar de
las precauciones tomadas, las autoridades nacionales no pudieron impedir que la
cocina nacional siguiera su curso y en algunos restaurantes de las afueras de
la ciudad, la prohibición se burló y los extranjeros curiosos pudieron comer o
ver los perros asados enteros (sin manzana en la boca) y las sopas de lombrices
como fideos, acompañados, eso sí, el “shock cultural”.
Comunes rituales de horror.
Hay comportamientos y acciones culinarias de una riqueza
visual inigualables al momento de la presentación de un plato o cuando nos
enfrentamos “face to face” con lo que nos proponemos ingerir.
Cortar la carne de res apenas cocinada y ver cómo el
plato se llena de sangre o comerse las otras vivas recién pescadas, sin pensar
en el dolor de ellas (porque las ostras se comen crudas y vivas).
Comer sushi o sachimi en un restaurante japonés y sentir
la maravilla del pescado crudo en nuestra boca… porque la carne cruda tiene su
encanto para mirar y degustar.
El Kipe árabe no es otra cosa que carne cruda molida y
servida cruda y el carpaccio italiano es carne cruda cortada muy delgada. Todo
esto empieza apasionar de tal manera a los comensales hasta convertirles el
gusto en perversión y entonces quieren comerse todo lo que vive, lo que se
mueve y mejor si esta crudo, fresco y vivo. Como comerse los sesos de un mono recién
trepanado cerebralmente y degustarlos luego de tomarlos directamente de su
propia cabeza como recipiente, mientras que el propio animal no termina de
exhalar su “extractor agónico”.
La costumbre de los llaneros de Venezuela de clavar un
cuchillo en el cuello de una ternera y luego de llenar un vaso con el torrente
que brota, bebérselo hasta la ultima gota; para comerse luego los ojos crudos
del animal disfrutando del humor vítreo y del acuoso, asar la carne del animal
y comérsela toda incluyendo los intestinos, costumbre que aun siendo aceptada y
compartida por muchos no deja de ser un terrible ritual de horror.
Ante todo la supervivencia. Pero no es nada fácil para
una persona “normal” el ampliar su mundo gastronomito, sobre todo cuando se
posee un paladar subdesarrollado y uno está lleno de escrúpulos. Hay que hacer
gala de tener un buen estómago y poner así a prueba muchos valores y
convicciones. La palabra clave que abre esta puerta es: el hambre”. En el
momento en que el hambre nos acosa es importante el superar los escrúpulos para
“comer de todo” a favor del mantenimiento de la vida.
Un caso de la vida real fue el de los tripulantes del
avión 571, que se estrellara en los Andes. Al cabo de 8 días de la tragedia se
suspende la búsqueda del avión. Los alimentos empezaron a escasear poco a poco,
así que la única posibilidad de sobrevivir era comerse la carne de los
pasajeros muertos… sólo uno de ellos no lo hace y muere de hambre, cinco días
mas tarde ya han terminado con el primero de los cadáveres, se lo han comido
todo, sólo quedan los huesos; aquellos que no son capaces de tragarse la carne
cruda, la cortan en tiritas y dejan secar al sol sobre los restos metálicos del
avión… y así se los van comiendo uno a uno. Dos meses mas tarde son rescatados,
todo es alegría hasta que salió a luz pública la manera como pudieron
sobrevivir, entonces comienzan las escenas macabras. Uno de los miembros del
grupo de rescate declara: “Ví una mano femenina que se elevaba de la nieve,
tenía las uñas pintadas de rojo y el brazo mordisqueado hasta el hueso”.
Superar el asco.
Pero lo interesante y trascendente del caso es que están
vivos por haberse atrevido a comer lo “no usual”. Ahora, no sólo en casos
extremos como éste es cuando uno debe superar “convencionalismos y purismos”.
Hay muchos consejos que todavía se nos pueden dar a quienes, como nosotros
tenemos escrúpulos a la hora de comer. En este momento cuando el alemán Rudiger
Nehberg comienza a hablarnos de sus técnicas de sobrevivencia en su libro
Manual para el Aventurero: “para superar el asco, dice Nehberg, lo mejor es
tragarse una cucharada viva o un gusano o un araña. Cuando yo recogí y devoré
un conejo ya en estado de putrefacción y sin titubear me tragué veinte arañas
vivas me pude considerar libre de ascos. El asco es la primera cosa que hay que
superar… ve y recoge un gato muerto de la carretera, pero asa bien la carne,
los carnívoros pueden tener “triquinas”. A quienes practican el arte de la
supervivencia no les debe importar comer ratas, pulgas, gusanos, serpientes,
tarántulas, orugas, mosquitos ni cucarachas. Durante el entrenamiento hay que
ser capaz de comerse un perro arrollado por un carro aunque su carne esté
descompuesta, porque sirve como campo de incubación de gusanos provenientes de
millares de huevos puestos por las moscas; estos apetitosos y jugosos gusanos
contribuyen el aliento más puro. Te lo comerás con ojos extasiados de
felicidad!!! Piensa que existe una tribu de raza negra al Sur del Sahara que
desentierra a sus muertos para comerse los gusanos del cráneo.
También se sabe que hay personas que han comido sus
propios excrementos, ya que mientras se pueda defecar, los excrementos normales
contienen todo tipo de sustancias nutritivas que no han sido utilizadas y que
pueden salvar tu vida.
De ahora en adelante mira con otros ojos lo que te rodea,
piensa “que lo que no te mata te fortalece”. Un nuevo mundo de sabores y
sensaciones está esperando por ti… los placeres orales son infinitos.
Recuerda que “para ser un sobreviviente, hay que
entrenarse diariamente”.
MEAT IS MURDER! La carne produce una amplia gama de cánceres y enfermedades del corazón. ¿Van a nombrar a una enfermedad causada por una dieta vegetariana?. No lo creo.
ResponderBorrarLa justicia debe ser ciega a la raza, el color, la religión o las especies.
Tan solo 100 millones de personas han vivido jamás. 7 mil millones están vivas hoy día. Y sin embargo torturamos y matamos a 2 mil millones de animales cada semana.
10.000 especies enteras son eliminadas cada año a causa de las acciones de una sola especie.
Ahora nos enfrentamos a la sexta extinción masiva en la historia cosmológica.
Si cualquier otro organismo hubiera hecho esto un biólogo lo definiría como un virus.
Se trata de un crimen contra la humanidad de proporciones inimaginables.
Descubrí que cuando sufrimos, sufrimos como iguales.
Y en su capacidad de sufrir, un perro es un cerdo es un oso. . . . . . es un niño.
La carne es el nuevo asbesto - más mortífero que el tabaco.
EL CO2, metano y óxido nitroso de la industria ganadera están matando a nuestros océanos con zonas muertas, ácidas e hipóxicas.
90% de los peces pequeños se muelen en para alimentar al ganado. Las vacas vegetarianas son ahora el más grande depredador del océano.
Los océanos se están muriendo en nuestro tiempo. En el 2048 todos los peces estarán muertos. Los pulmones y las arterias de la tierra.
visita : http://recetasveganas.blogspot.com/ si no quieres seguir comiendo mas carne.