miércoles, junio 01, 2022

MAS MEZCAL EN MITZLA

MAS MEZCAL EN MITZLA

Carlos Zerpa

Habíamos ido a Monte Albán, esa zona arqueológica localizado a 8 km de la ciudad de Oaxaca de Juárez, la antigua capital de los zapotecos y una de las primeras ciudades de Mesoamérica, fuimos, Beto Ruiz, Fabio Bernal, Franklin Aguirre, Mónica Villegas y yo. Nos dimos cuenta que una persona nos seguía y cuando lo mirábamos, se ponía a leer un periódico, yo con mi paranoia caraqueña, de pronto le salí por detrás con una navaja y el señor admitió que estaba siguiéndonos para evitar que dañáramos el lugar, que absurdo, pero así fue y entonces dejó de seguirnos. Fabio, desenterró lo que pensaba era una piedra, pero era un pedazo de cerámica esmaltada precolombina, buen suvenir se llevó. Bueno los colombianos Fabio Bernal y Franklin Aguirre, estaban haciendo una fiesta social con niñas de 15 años en Oaxaca, como una extensión de la Bienal de Venecia en Bogotá y yo que soy venezolano estaba en “La Curtiduría”, dando un seminario sobre ensamblajes e Instalaciones, solo que en mi caso ya me habían adoptado mis hermanos Mexicas y Zapotecas, ya hasta había aprendido a decir "NO Manches". Franklin Aguirre y Mónica Villegas estaban muy cansados de caminar en las ruinas bajo el inclemente sol y se fueron a sus casas, Beto, Fabio y yo, nos fuimos a Mitla, a Mictlán, que en náhuatl significa “lugar de los muertos” a una destilería de mezcal. Bueno, Beto nos llevó a una destilería a comprar mezcal y el dueño y dependiente al ver que éramos un colombiano, un venezolano y un zapoteco, nos mostró todo el lugar y nos enseñó como hacían el mezcal. La Cocción, la Molienda, la Fermentación y la Destilación. Luego pasamos a la tienda y puso cuatro vasitos, de esos en donde se ponen las velas, vaso mezcalero/veladora, que tiene su origen en la iglesia católica, por eso los vasos tienen una cruz en el fondo, son esos vasos en donde se colocan las velas de oración para los Santos, una tradición que siguen conservando, vasos de boca amplia que permiten apreciar el color, los aromas y sabores que el maestro mezcalero quiso para que probáramos uno a uno, todos los mezcales que producían y vendían. Tomamos mezcal de pechuga de pollo, mezcal de coco, de café, de agave espadín, de agave azul, con gusanos de maguey y con escorpiones, que te adormecen los labios y la lengua cuando pruebas su licor, de hecho, a mi me produjo algo de asfixia. El maestro mezcalero nos dijo. Besa tu mezcal, no lo bebas de un trago por completo, eso solo se ve en las películas, olvídate del limón y la sal, del gajo de naranjas y la sal de gusano, el mezcal se toma solo. Saboréalo. Tomamos más y más Mezcal, Mezcal de Pechuga de Pollo, Mezcal de Coco, de Café, Mezcal de Agave Espadín, Mezcal de Agave Azul, Mezcal Artesanal, Mezcal Ancestral, Mezcal Blanco o Joven, Mezcal Negro, Madurado en vidrio, Reposado, Añejo, Abocado con gusano de maguey, damiana, limón, miel, naranja, mango… De pronto Beto recibió una llamada de su mamá, que estaba preocupada y disgustada, exigiendo que la fuese a buscar en ese instante, resulta que él había quedado en buscarla a las 6 de la tarde y ya eran las 9 de la noche. Compramos cada uno un par de botellas de mezcal pechuga y Fabio de escorpiones, nos montamos en el jeep de Beto y salimos a toda prisa, pero muy borrachos, en verdad muuuuy borrachos. Recorrimos un trecho y Beto nos pidió que nos bajáramos en la carretera y que esperáramos el camión (el autobús) para regresarnos a Oaxaca, pues ya él iba tarde a buscar a su mamá que estaba encabronada. Pues no nos quedó de otra que bajarnos, Beto se fue a buscar a su jefa y nosotros dos nos quedamos ultra borrachos en el medio de la nada, en plena oscuridad de la noche, esperando que pasara un autobús, ya eran las 10 de la noche y no se veía ni un alma, solo reinaba el silencio, no sabíamos si ir a la derecha o a la izquierda, estábamos desorientados, pero decidimos que nos íbamos a montar en el primer camión que pasara, para que nos sacara de ahí y llegar a algún lugar con civilización o a un pueblo habitado. Seguimos tomando mezcal, riéndonos como un par de locos y mi amigo colombiano se puso a cantar. “Borrachita de mezcal, llevo siempre el alma mía, para ver si se mejora de esta cruel melancolía”. Ja, ja, ja, ja y más mezcal y más risas. En eso pasó un autobús y nos montamos, la gente nos veía y también se reían con nosotros. Al cabo de un rato llegamos a una plaza y le agradecimos a Dios, entonces nos dimos cuenta, que estábamos en Oaxaca, que habíamos tomado por suerte, el camión indicado, coño, que alegría. De ahí nos fuimos caminando a nuestros cuartos en “La Curtiduría”, muuuuuy borrachos, tomando más mezcal y con más risas. Mi amigo Fabio, cantaba. “Me llaman la mezcalera, como si fuera de cal, porque a mí me bautizaron con un trago de mezcal”. Al llegar, nos estaba esperando Demian Flores, el director de “La Curtiduría” y al vernos borrachitos, nos dijo. Para todo mal mezcal y para todo bien también y si no hay remedio, litro y medio”.


 

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