sábado, marzo 30, 2024

Alberto Brandt. El Cazador de Avestruces

 


Alberto Brandt

Por Carlos Zerpa 

Tomado de su libro sobre el performance "envena"

Provocador, descarnadamente poético, demoledor de mitos y tabúes… sadomasoquista callejero con conversaciones y "reflexiones patafísicas" que utilizaba para crear un arte no objetual en el que su propia presencia es en si era el elemento más importante de su obra…

Estupendo artista y pionero del arte no-convencional

En 1961, Brandt regresa al país y se integra de inmediato a las actividades balleneras. Su obra está llena de colorido, de gestualismo, arrojando cual Performance los colores al azar sobre el papel remojado. La belleza e intensidad de los resultados, así como la acción al llevarlo a cabo, pertenecen al dominio de la magia… En “El homenaje a la cursilería”, Brandt reparte “Arte comestible” servido al público en bandejas (¿Performance-happening?).

Provocador, descarnadamente poético, demoledor de mitos y tabúes… “El Cazador de Avestruces”, sadomasoquista callejero con conversaciones y “reflexiones patafísicas”, que utilizaba para crear un arte no objetual en el que su propia presencia es en sí el elemento más importante de su obra…


Alberto Brandt estaba sentado y detrás de él se veía una pintura con el rostro de Albert Neuman, el personaje símbolo de la revista MAD, presentándose a sí mismo con una tarjeta de visita que decía:

“Alberto Brandt, profesión “homosexual”, para ser aún más provocador.



Dice el historiador de arte Perán Erminy: “Brandt era el hombre más libre que he conocido y quien creó las bases para todo el movimiento de arte conceptual en la Venezuela del futuro”.

Una propuesta muy extrema de Brandt con la cual escandalizó a los caraqueños en 1961, fue la de manifestar públicamente que había que quemar la montaña “símbolo de Caracas”, El Ávila, el Guaraira Repano. En su texto, justo al comienzo del manifiesto en “Homenaje a la cursilería” (Homage to schmaltz) del “El Techo de la Ballena”, él escribía:

¿Hay que quemar el Ávila?

El Ávila es culpable:

1- De una metáfora infeliz de Pérez Bonalde

2- De toda la pintura de Manuel Cabré

3- De una nefasta literatura contra las llamas

4- De mucha frase cursi a las 6 de la tarde

5- De ciertos símbolos de Pedro Centeno Vallenilla

6- Consecuencia lamentable

7- ¡HAY QUE QUEMAR EL ÁVILA!”


wikihistoria del arte venezolano, nos informa.

Alberto Brandt, Nació el 15 de julio de 1924, en Caracas, Venezuela y falleció el 23 de agosto de 1970, en Caracas, Venezuela

Un componente importante del legado de Brandt a la estructuración de una vanguardia cultural en el país fue el programa radial que mantuvo durante varios años en Radio Nacional, desde donde diariamente difundía programas sobre música atonal, serial y dodecafónica, la escuela de Viena y las nuevas tendencias musicales. También escribió series de programas analíticos sobre las novedades del jazz y sobre etnomusicología y las tradiciones musicales de los pueblos del Oriente, África, las Antillas y América del Sur, programas que nunca fueron comprendidos, pero sí atacados por el conservadurismo académico de los músicos venezolanos, que lo consideraron subversivo y desestabilizador, hasta que lograron suspenderlos definitivamente.


Gabriel Marcos nos dice.
Conocí a Alberto Brandt en París al comienzo de los años sesenta, gran amigo de Peran Erminy, Brandt comentaba que su familia muy acaudalada y dueños de la industria del Aceite Branca, querían recluirlo en una clínica psiquiatrica, para hacerle una lobotomia, por su comportamiento y razones de una herencia. Recuerdo que se compró un pequeño automóvil de agencia y le cayó a martillazos para hundirle la carrocería para luego asumirla como un cuadro, llenandola de trazos, informalistas, de pintura.
Todo un personaje!!

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