jueves, abril 25, 2024

Juan Loyola



Juan Loyola. 

Por Carlos Zerpa 

Tiñe su cabello con la bandera de Venezuela y se ofrece como mártir para ser agredido por la policía, que lo apresa, lo golpea y se lo corta al rape, estos policías lo golpearon por irrespeto a los símbolos patrios. Igualmente llegó en una oportunidad a cubrir su cuerpo con el tricolor venezolano frente al Palacio de Justicia, usando para ello óleo y acrílicos, luego gritaba: “Venezuela, tú me dueles demasiado” (porque en verdad Juan amó profundamente a su patria). Pinta en las calles de varias ciudades las grandes piedras y los automóviles “chatarra” con el tricolor patrio, con los colores de la bandera de Venezuela, de los cuales sembró al país de esa identidad nacionalista que lo llevaría incluso a estar muchas veces tras las rejas, porque Juan, a cada momento estaba preso o era golpeado por la policía… Nos cuenta María Elena Ramos que en su evento Performance “Chatarra, Intervención Urbana” Loyola obligaba, con humor y conocimiento de la idiosincrasia venezolana, a que las fuerzas del orden se movilizaran por vía excepcional y resolvieran casos que habrían debido ser de su cotidiano y esperable desempeño. Apuntando a las numerosas chatarras de vehículos abandonados por esos años, que ensuciaban las calles y no eran recogidas por las autoridades, Loyola haría una serie de Performancese n los que pintaba los metales rotos con los colores de la bandera nacional -amarillo, azul, rojo-, con lo cual tocaba la fibra sensible del sentimiento patrio y movilizaba el desagrado policial; invariablemente, los funcionarios del orden retiraban de la vía pública tales transgresiones, y así, al limpiar finalmente la calle, colaboraban involuntariamente con el artista, siendo los policías quienes concluían el Performance, que con frecuencia terminaba más allá incluso, con la comparecencia de Loyola en la estación policial.

Él utilizaba también las frases celebres de Simón Bolívar y las hacía suyas… fue sin dudas un gran patriota, muy valiente, y era quien encarnaba a “La Piel del Cangrejo”… Juan afirmaba haber cultivado el arte del Performance como respuesta natural a la actitud generalmente intransigente, de esas personas que tienen cuotas de poder dentro del arte. “Yo no soy un artista que ha llegado al Performance porque lo haya decidido así, porque me da nota; yo llegué al Performance porque me empujaron a la calle”.

Nos cuenta Clemente Padín: Un Performance paradigmático fue el ejecutado por el artista venezolano Juan Loyola en las rampas de entrada del edificio de la 18ª Bienal de San Pablo, Brasil, en 1985, llamada “Fondo Monetario Internacional, Andá a la Puta Madre que te Parió”. Allí, un mar de tinta roja inundó las vías de entrada a la Bienal en el día de su apertura y Loyola y sus ayudantes, y también algunos ocasionales visitantes a la Bienal, cayeron, rodaron, se pusieron de pie y volvieron a caer, etc., en una clara referencia a los “baños de sangre” que se venían llevando a cabo en Venezuela y otros países con motivo de las represiones populares y las durísimas restricciones al consumo que provocaba el compulsivo pago de la deuda externa y sus intereses. 

Dice Pierre Restany: “Yo estoy consciente del talento de Juan Loyola. Creo en su obstinación y en su fe por la causa justa. Pero él nos parece ser de esa carne emocional hipersensible de la que están hechos los mártires. Yo lo admiro con mucha ternura y, concretamente, tengo miedo por él.”

Su corazón funcionaba sólo en un 28% de su capacidad y estaba consciente de que el fin se acercaba y decía: “Pero no estoy triste, ni amargado, ni desamparado. No tengo rabia ni odio. Siempre viví en emergencia. Renuncié a las galerías, a los museos, a los críticos y a todo ese circo sólo por la palabra libertad, aunque esa libertad me costara más de la mitad de mi corazón”.

Murió tranquilo, sin violencia, y NO en manos de la policía torturándolo, como pensaba Restany, así como también muchos de nosotros pensábamos y temíamos.



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