PERSONAJES CON TOQUE.
Kid Calavera fue un buen boxeador en su tiempo y en todo el Estado Carabobo lo respetaban por haber ganado todas sus peleas por Nock Out, dicen que de tantos coñazos que le dieron enloqueció. De hecho el Kid estaba loco de bola, hablaba solo, lanzaba sus puños en una pelea imaginaria contra el aire, contra unos enemigos invisibles… Y la gente se asustaba.
Kid Calavera siempre pedía dinero y la gente se impresionaba con él y lo rechazaban pues era sucio y maloliente.
Si le dabas una moneda de 0,25 lo que nosotros llamábamos “un medio”, El Kid decía en argot beisbolero que había bateado un hit, si le dabas una de 0,50 “un real”, entonces decía que había bateado un tubéy (Two Base) y si le dabas un Bolívar se alegraba y gritaba “bateé un Jonróooooon… coñooooo” (Home Run).
Al Kid de vez en vez lo agarraban los bomberos y le daban un buen baño, le afeitaban la larga y negra barba y lo dejaban de nuevo en la calle para que mendigara, que pidiera limosna pero limpio. Kid Calavera bañado y afeitado ya no era el mismo.
El heladero de la “marchantica efe” era muy agresivo, vendía helados pero vivía de mal humor y amargado, uno podía saber cuando llegaba pues escuchaba a lo lejos la canción que hiciera popular esa marca de helados… “Helados efe, efe es, niños y grandes saben lo que es….” si uno le preguntaba ¿Cómo están los helados? Y él respondía arrecho: “helados”, si uno le preguntaba de que sabores los tenía, él respondía buscando peo: “De guevo y leche” y si uno le preguntaba si estaban buenos los helados, él nos decía abriéndose la camisa: “Bueno estoy yo pa´echá coñazos”. De hecho él no vendía sus helados en nuestra plaza ni nosotros se los comprábamos.
Ese hombre que llamábamos Nueva York era tranquilo pero daba como miedo, sus ojos se le iban para atrás y se le quedaba la vista en blanco, siempre estaba pidiendo dinero para irse a la población de Guacara, pero como pedía y seguía pidiendo para ese viaje, nosotros decíamos que ya de seguro tenía dinero suficiente para irse a Nueva York y lo bautizamos con ese nombre.
Nueva York tenía una manía y era irse a la fuente de soda Chipi – Chipi, a la fuente de soda “Haway” o al supermercado “Dony” a agarrar los pitillos de plástico y sacarlos escondido mirando a todos lados, los cuales se iba masticando y tragando, uno a uno durante horas… La última vez que supimos de él fue que lo habían operado de emergencia y le habían sacado del estómago una bola enorme de pitillos de plástico.
Kid Calavera fue un buen boxeador en su tiempo y en todo el Estado Carabobo lo respetaban por haber ganado todas sus peleas por Nock Out, dicen que de tantos coñazos que le dieron enloqueció. De hecho el Kid estaba loco de bola, hablaba solo, lanzaba sus puños en una pelea imaginaria contra el aire, contra unos enemigos invisibles… Y la gente se asustaba.
Kid Calavera siempre pedía dinero y la gente se impresionaba con él y lo rechazaban pues era sucio y maloliente.
Si le dabas una moneda de 0,25 lo que nosotros llamábamos “un medio”, El Kid decía en argot beisbolero que había bateado un hit, si le dabas una de 0,50 “un real”, entonces decía que había bateado un tubéy (Two Base) y si le dabas un Bolívar se alegraba y gritaba “bateé un Jonróooooon… coñooooo” (Home Run).
Al Kid de vez en vez lo agarraban los bomberos y le daban un buen baño, le afeitaban la larga y negra barba y lo dejaban de nuevo en la calle para que mendigara, que pidiera limosna pero limpio. Kid Calavera bañado y afeitado ya no era el mismo.
El heladero de la “marchantica efe” era muy agresivo, vendía helados pero vivía de mal humor y amargado, uno podía saber cuando llegaba pues escuchaba a lo lejos la canción que hiciera popular esa marca de helados… “Helados efe, efe es, niños y grandes saben lo que es….” si uno le preguntaba ¿Cómo están los helados? Y él respondía arrecho: “helados”, si uno le preguntaba de que sabores los tenía, él respondía buscando peo: “De guevo y leche” y si uno le preguntaba si estaban buenos los helados, él nos decía abriéndose la camisa: “Bueno estoy yo pa´echá coñazos”. De hecho él no vendía sus helados en nuestra plaza ni nosotros se los comprábamos.
Ese hombre que llamábamos Nueva York era tranquilo pero daba como miedo, sus ojos se le iban para atrás y se le quedaba la vista en blanco, siempre estaba pidiendo dinero para irse a la población de Guacara, pero como pedía y seguía pidiendo para ese viaje, nosotros decíamos que ya de seguro tenía dinero suficiente para irse a Nueva York y lo bautizamos con ese nombre.
Nueva York tenía una manía y era irse a la fuente de soda Chipi – Chipi, a la fuente de soda “Haway” o al supermercado “Dony” a agarrar los pitillos de plástico y sacarlos escondido mirando a todos lados, los cuales se iba masticando y tragando, uno a uno durante horas… La última vez que supimos de él fue que lo habían operado de emergencia y le habían sacado del estómago una bola enorme de pitillos de plástico.
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