EL MAGO DE LA PLAZA QUINTA

EL MAGO DE LA PLAZA QUINTA
Carlos Zerpa

Me mostró varios paquetes de cartas sin abrir y me pidió que tomara uno y así lo hice; yo mismo le quité el papel celofán y le quite el prestillo.

Me pidió que viera las cartas, que las barajara, que hiciera tres pilones, que pusiera uno sobre otro a mi gusto y que del mazo tomara una sola carta y así lo hice… casi tomo un seis de corazones pero opté por el as de diamantes.

Él no tocaba el mazo, solo veía lo que yo hacía y me daba órdenes a una prudente distancia.

La carta la puse en mi bolsillo y él me dijo que era un as de diamantes y así era, lo saqué y me di cuenta de su magia.

Entonces me pidió que devolviera la carta al pilón y me dijo que era fácil adivinar pues todas las cartas eran ases de diamantes y al ver todo el paquete me di cuenta que en verdad todas la cartas eran iguales, todas eran ases de diamantes.

Me pidió que barajara las cartas de nuevo y que las separara en dos paquetes y así lo hice

Me pidió que le ofreciera a una señora que recién llegaba que tomara una carta y la guardara en su cartera y así lo hice y asilo hizo ella.

Él le dijo a ella que era un as de diamante y ella sorprendida asintió y se mostraba feliz de que el mago adivinara su carta y yo sonreía pícaramente.

Él dijo que era fácil de adivinar pues era la única carta que faltaba en el mazo.
Yo volteé todas las cartas que aunque fueron barajadas por mí, estaban perfectamente ordenadas por dibujos, “corazones, diamantes, picas y tréboles del As al King” y pudimos constatar que faltaba ese as.

Él dijo: Son 52 cartas mas 2 comodines y se dividen en 13 cartas de cada palo; corazones, espadas, diamantes y tréboles, van del 1 al 10 más J, Q y K... la que faltaba era esa carta. El as de diamantes, por eso lo supe.

Entonces el tomó el mazo y me dijo que ya no era tan rápido con las manos pues ya tenía ochenta años de edad y por eso nunca tomaba ni barajaba los naipes, si no que le pedía a otro que lo hiciera… sobre todo para evitar que creyeran que sacaba o se metía cartas en las mangas del inmaculado paltó color blanco.
Yo le di un abrazo.