Una mano Al Candidato Andrés.
Carlos Zerpa
I
Como candidato a la alcaldía, Andrés decidió pararse a la salida del metro de Radio Capital, a darles la mano a todas las personas que salían de los vagones y se dirigían a sus trabajos.
Él estaba ahí con la mano extendida y su mejor sonrisa buscando votos.
Miguel lo vio a lo lejos y tomó un decisión sumamente importante y trascendental, destapó un tubo de pegamento de contacto, de esos que llaman “Crazy Glue” y se lo vació en la palma de su mano derecha… caminó rápido y certero a darle la mano al candidato y así lo hizo, estrechó fuertemente su mano con firmeza y ya no lo soltó más.
La fuerza imprimida, la presión del contacto pleno y el fuerte pegamento habían logrado el objetivo de Miguel… Quedarse pegado.
El posible futuro alcalde se quedó con la sonrisa congelada hasta que esta lentamente fue desapareciendo y tornándose en mueca, sorpresa y miedo.
Desesperado luchó por separar las dos manos derechas pero fue imposible y terminaron en la sala de emergencia del hospital más cercano para que los separaran.
El proceso fue doloroso y se llevó parte de la piel de ambas manos… El candidato anestesiado solo recuerda que alguien le decía “Me llamo Miguel y no voy a votar por usted”.
La prensa, la radio y la televisión se hicieron cargo de difundir la noticia, convirtiendo al candidato en el hazmerreir de toda la ciudad.
Andrés con su mano vendada entre lágrimas y rabia, no ganó esas elecciones.
Miguel en su casa de reposo, era ahora quien sonreía…
Han pasado los años y aún conserva el tubito aplastado de esa “Goma Loca”.
II
Pasados los años y cuando ya todos éramos abuelos, aún se hablaba de ese acontecimiento que había sucedido a la salida del tren en “Radio Capital”, pero la historia contada tenía ahora cierto matiz terrorífico.
Decían que una vez pegadas las manos de los dos hombre y ver ellos que era imposible despegárselas, apareció un hombre con un machete afiladísimo, el cual le había cortado de cuajo la mano a Miguel en medio de chorros de sangre. Que al candidato lo habían llevado de emergencia con una mano pegada a la suya, todo cubierto de sangre.
Que Andrés aún conserva en un frasco grande de vidrio, esa mano sumergida en formol, como recuerdo de esa época en que perdió las elecciones para ser alcalde.
De Miguel no se supo nunca más nada.
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