EL NACIONAL - MARTES 08 DE MAYO DE 2012 · ESCENAS/2
Esto es lo que hay
Artes Visuales
Espinas de acero
LORENA GONZÁLEZ
Querido Carlos: la columna de hoy es una carta. Una corta misiva, porque el espacio no me deja desandar otros asuntos más allá de todas esas cosas que quisiera decirte. Tengo unos cuantos años en este limbo terrible, las miserias de un país que conocía, que me formó y que me hizo la persona que soy hoy, un lugar donde me encuentro y me pierdo constantemente. Miro tu exposición y siento una extraña nostalgia cargada de beneplácito. A ver, la nostalgia apunta por una muestra que esperaría estar mirando en una de las salas del MBA o del MAC de esta ciudad tan extraña, tan ciega, tan plagada de vagos infortunios.
El beneplácito es saber y sentir que a pesar de esos espacios sellados y pusilánimes tú estás aquí, en un lugar alterno, haciendo tu trabajo, entorchando con sana ironía las variables de un mundo atroz y servil.
Eres un gran artista. Un hombre que no cede a las elucubraciones. Un creador armado con todas las de la ley en esas tramas difíciles que comporta el engranar las causas y las consecuencias, no sólo del país que vivimos, sino de todo ese andamio de falsas politiquerías, de descollantes mesianismos, de solventados y oportunos amiguismos que nos intentan inocular las más recientes palpitaciones de nuestra Venezuela actual. Tú sabes, Carlos, muchas cosas que no sé yo.
Tú conoces miles de engranajes que muchos jóvenes artistas, productores e investigadores de este país ignoran. Eso se delata en tus composiciones, en los limbos de un conceptualismo objetual que manejas con tanta maestría y buena lid, y que está tan mal atesorado por las liviandades de una nueva vanguardia que resuena sus flecos y sus falsos contenidos en las esquinas insonoras de este ligero presente cultural.
Tal vez nunca en este espacio periodístico haya hablado con tanta cordura inestable sobre el trabajo de un artista. Todo tiene su momento, y las lagunas de este país insoportable a veces reverberan en las cargas de un día a día de excepción. Es una gran muestra, Carlos, un trabajo que habla de las cadencias de una investigación muy actual. Pinturas plateadas, símbolos conocidos, resquicios temporales, advenimientos tempestuosos que deliran en los marcos destemplados de diabólicas y sublimes eternidades. Una extraña "simpatía" por eso que llamamos arte, un enlace delirante por los ritmos de su volátil sentir, de sus cargadas y reconocidas organizaciones que debemos hacer estallar.
Hay que seguir, Carlos, hay que seguir... así hablan cada una de tus piezas, así suenan sus poéticas armazones en el dilucidado canto de estos días indescifrables de falsa moral y débil estética.
Allí están sus estandartes críticos, sus cabezas, sus volúmenes discontinuos, sus recodos enrevesados, sus cifras, sus citas, sus testimonios, sus brillantes luces, sus falsos y perversos hastíos. Yo no sé, Carlos, muy bien qué decirte, me confieso vulnerable... pero es que tu muestra me recordó las mejores cosas que he vivido, los principales hallazgos a donde todos hemos querido llegar. Un intersticio que nos hable de la vida, de sus complejidades, de sus contextos, de la gallardía y el descaro que debe anidar en el punto último de la metáfora.
Así estás; y allí están Van Gogh, Asimov, Duchamp, Basquiat, Warhol, Chacón, Quintana... Aquí estamos contigo y así lo vivimos en tus punzantes espinas de acero.
Fuente: El Nacional. Caracas, Venezuela.
1 comentario:
Este comentario sobre tus Espinas de Acero es una maravilla, Carlos.
Gracias, Lorena, por poner en palabras algo que percibimos en la exposición y no supimos decir. Es cierto: esta muestra nos lleva a otros mundos, a otros momentos mejores que hemos vivido, que queremos vivir y que volveremos a vivir algún día.
Publicar un comentario