Carlos Zerpa Genio de las Feas Artes
Carlos Zerpa es entrevistado por Horacio Blanco, de la banda, Desorden Público, para el periódico "El Diario".
Pase adelante.
Pase adelante.
Genio de las Feas Artes
A propósito del natalicio de Reverón, cada 10 de mayo se
celebra el Día Nacional del Artista Plástico, una efeméride que pasará muy por
debajo de la mesa en medio de la cuarentena. Me planteé, sin embargo, ponerle
el termómetro a ese enigmático cosmos donde habitan pintores y afines y
conversé con Carlos Zerpa; un carabobeño de naturaleza subversiva quien desde
México me habló de arte, locura y mundos irredentos. Para este creador
NO-Convencional un retrato del Covid-19 sería un cuadro totalmente negro, con
un lucero que brilla en medio de la oscuridad
Por Horacio Blanco
De Carlos me impacta su manera de llevar el pop a las artes
no tradicionales. Sus ensamblajes, sus collages tridimensionales, sus
intervenciones en objetos cotidianos. Así también sus dibujos en formatos
grandes, con colores planos y estridentes. Y por supuesto su humor.
Danel Sarmiento. Músico. Diseñador gráfico e industrial
Una persona súper trabajadora. Consecuente. Irreverente. Sus
planteamientos conceptuales siempre han sido contundentes. Un gran investigador
a quien le interesa lo social. Un creativo per se.
Gabriela Benaim. Galerista. Directora de GBG Arts
He tenido la oportunidad de hacerle muchas exposiciones. Un
tipo sensacional, único. Un gran artista, de esos a quienes inmediatamente le
reconoces su obra. A parte de su arte tiene dos importantes cualidades en la
vida: gran magallanero y gran rockero.
Camilo Betancourt. Subdirector (jubilado) de Museografía e
Infraestructura
Galería de Arte Nacional, Museo de Bellas Artes
Un artista que supo crear su propia iconografía con base en
machetes, cuchillos, balas. Herramientas y elementos de la violencia en la
ciudad. La vida y la muerte.
Muu Blanco. Artista multidisciplinario
En su discurso, altamente intelectual y cargado de
sensibilidad, crea asociaciones por lo general insólitas y lúdicas entre los
objetos que selecciona, sin despojarlos de su concepto natural, para ofrecernos
entonces un nuevo significado que siempre nos sorprende.
Luisa Elena Sánchez y Carola Toro. Directoras de Galería 39
De niño veía en casa películas mexicanas. A los 11 oía
roncanrol. Con apenas 18 ya repartía su vida entre trabajar en un banco y
estudiar diseño por las noches. Siguiendo instinto y vocación, y tras conseguir
una beca, matriculaba en la Scuola Politecnica di Disign, en Milán, sin hablar
ni papa de italiano. La lista de países, instituciones y maestros con quienes
continuaría su formación apenas comenzaba. Su energía y creatividad tendrían
desde siempre un solo dueño: él mismo.
Su impresionante exploración artística, iniciada en la
década de los 70, incluye pintura, escultura, instalaciones, ensamblajes,
performance, body art, arte sonoro y muchos otros formatos que en su mente y
tatuados brazos se amalgaman, se disuelven y sobreponen, sin parar en fronteras
o complejos estilísticos, plantándole cara a normas y clasificaciones. De ahí
nació lo que él orgullosamente se da en llamar arte NO-Convencional.
Su talento disruptivo, que tanto tiene de colores e
imaginarios venezolanos, le ha llevado a exponer en una larga lista de espacios
en Latinoamérica y Estados Unidos. Impresiona leer en su biografía nombres como
el Museum of Modern Art (MoMA), el New York Bronx Museum o el Alternative
Museum en Nueva York; el Museo de Las Américas, en Washington; el Museo de Arte
Moderno de San Diego, California; el Museo de Arte Contemporáneo de Cali; el
Museo de Arte Moderno de Bogotá; el Museo de Arte Carrillo Gil de Ciudad de
México; el Museo de Arte Moderno de Monterrey; el Museo de Arte Moderno de
Ecuador; la Galería de Arte Nacional y el Museo de Bellas Artes, en Caracas,
Venezuela. Guau.
Aunque el coronavirus le ha enfermado amigos cercanos y
hasta le llevó a un primo en España, estos tiempos de comiquita, como él los
llama, los ha aprovechado al máximo. “En estos días de cuarentena ya tengo
[material suficiente] para una nueva exposición. Ya veremos si tiene sentido
mostrarla”, confiesa con sarcasmo. Por lo pronto la exhibición Metiendo Mano,
esa que le llevaría a tres museos mexicanos este mismo año, está en veremos.
Zerpa está entrenado para dar entrevistas. Adivina al
interlocutor. Se pregunta a sí mismo. Responde rápido. Sorprende. Siempre le
aflora la palabra Libertad. En sus giros y reflexiones encontré lecciones para
la creación y el arte, y también para el amplio compás de la vida.
Te autodefines como un artista NO-Convencional
—Cien por ciento No-Convencional. Lo convencional tiene que
ver con leyes establecidas y parámetros exactos de cómo deben hacerse las
cosas. Siempre he intentado hacer lo que me da la gana y romper esos
parámetros. Si se supone que la escultura debe ser hecha en bronce o en mármol
yo me tomo la licencia de hacerla en cabello humano, en mantequilla, en
chocolate. Busco vías que me lleven a la Libertad.
Entonces eres libre a través del arte
—De chamos venimos a este mundo cantando, dibujando,
bailando, recitando poesía. Entramos a la escuela y con reglas intentan
amoldarnos, que sigamos un camino único. Entonces dejamos de pintar, de cantar,
porque nos dicen ¡estás pintando muy mal! ¡estás dibujando muy feo! ¡tú no
sabes! y así nos limitan la libre expresión. Cuando entendí que el arte era mi
vida me fui por la autopista de hacer lo que quise. Sabiendo mis limitaciones.
Pero atreviéndome.
Muchos te conocen por tus cuadros, pero también has hecho
collage y arte postal, has trabajado con objetos, con instalaciones. Has sido
diseñador, fotógrafo, performer, cineasta experimental. Has escrito libros, has
hecho radio…
—Todo va orientado hacia el mismo camino: las mal llamadas
artes plásticas, las mal llamadas artes visuales.
¿Mal llamadas artes plásticas?, ¿mal llamadas artes
visuales?
—Son términos necios. Está bien, para la mayor comprensión
del arte y de la plástica hay que inventar nomenclaturas, pues de esa manera la
gente puede aproximarse. Pero cuando empiezas a fusionar, mezclar cosas en esa
infinitud que es la creación artística, metes en una licuadora el collage, el
performance, el dibujo, la nueva pintura… A eso lo llamo arte NO-Convencional y
eso va más allá, mucho más allá de las Bellas Artes. ¿Hago yo Bellas Artes? No.
Yo hago Feas Artes.
Una parte importante de tu obra se inspira en la mitología
americana, en lo real maravilloso, en lo extraño y exuberante de nuestra
naturaleza. También en lo indígena, en lo devocional.
—Son etapas que van acorde a las maneras como voy viendo el
mundo. En un tiempo, por ejemplo, estuve muy marcado por la religión. La
Virgen, José Gregorio Hernández, el Sagrado Corazón de Jesús, María Lionza.
Empecé a incorporar estos elementos sagrados mediante el collage, los
ensamblajes y el performance. Investigando llegaron a mí otras cosas que me
motivaron mucho, como el mundo prehispánico, toda esa magia que encierra
nuestro continente y su cultura. Muy llena de fantasmas, de alegorías. Las fui
incorporando a mi trabajo. Hundí las manos en mi mundo. Saqué a la vista esas
cosas que me inquietan.
¿Como tus piezas “El Dorado”, o “Acéfalo”…?
—Estaba trabajando con historias hermosas de América. “El
Dorado” muestra a un cacique a quien bañan de resina y le soplan polvo de oro
como iniciación para que fuese Dios en la tierra. Muy amazónico. Me apropié
literalmente [de unos grabados del siglo XVI] de Theodor de Bry. Los llevé a la
pintura. Yo sí creo que esas cosas pasaban, cuando el oro tenía otras
características y no la codicia del conquistador. “Acéfalo” por su parte viene
de una visión de Cristóbal Colón. Él aseguraba haber observado en las cabeceras
del Orinoco seres sin cabeza que tenían los ojos, la nariz y la boca en el
pecho. Impresionante. Probablemente sí estaban por ahí. Quizá vivan todavía,
Amazonas adentro. Da como susto, ¿no?
Hablando de susto, ¿quién o qué es la “Calabala”?
—Un día se me acercó un pana en común, Danel [Sarmiento].
Llegó a mi casa y me dijo “necesito que hagamos un trabajo para el disco Plomo
Revienta de Desorden Público. Tiene que ver con el Valle de Balas, con los
disparos, con la locura. ¡Imagínate cómo sería hoy en día con lo de Petare!
¡Qué horror! Empecé a darle vueltas a la idea. Yo en ese momento estaba
trabajando con calaveras y dije ¿y si hacemos una calavera cuya piel sea de
balas 9 mm? Me propuse el reto de crear ese personaje terrible. El nombre se lo
puso Danel. En una oportunidad en Tijuana me invitaron a exponer. Cuando llegué
me impactó ver la ciudad repleta de afiches de la exposición justo con esa
imagen. Era muy impresionante. Ahí estaba ese Dios de la guerra, de la maldad,
del enfrentamiento a balas.
Estuviste muy metido en las artes marciales. ¿De qué le
sirve la pintura a un karateca? ¿De qué le sirve el kárate a un artista
plástico?
—Los katas, como todas las artes, vienen de un mismo origen.
Proceden de la observación primaria de la naturaleza, en este caso de recrear
al tigre, a la mantis, a la grulla. Son una repetición de pasos y rotaciones,
mantras hechos movimiento que mucho tienen que ver con la elevación, con el
Zen. Las artes marciales, como las artes plásticas, no son para hacer daño.
Ellas me enseñaron un camino de entendimiento y no-violencia.
Formas parte de algo que se llama “Comunidad Iberoamericana
de Frank Zappa”. Me da curiosidad saber por qué este músico es tan importante
para ti
—Siempre he sido muy amante del rock por ser un movimiento
capaz de trascender la música. De hecho, mi primer disco fue uno de [los
pioneros del rocanrol mexicano] Los Hooligans. En una oportunidad leí sobre
Frank Zappa en la [revista argentina] Pelo. Me impresionó su nivel, su visión
emancipadora del arte. Él decía la pintura, la escultura y las artes en general
están unidas por un objetivo único: la subversión por la Libertad total. Me
abrió los ojos. En un viaje a Puerto Rico me compré todos los discos de Zappa
que pude.
¿Cómo es tu relación con el negocio del arte?
—Siempre con el dinero aparecen problemas. Muchos galeristas
se quieren adueñar de los artistas. Claro que hay vínculos que no se pueden
traicionar, pero tampoco me van a decir qué pintar o cómo hacerlo. A mí nadie
me frena o me encadena. Pongamos por caso: yo preparo una colección completa.
Soy respetuoso en cuanto al montaje, pero es también cierto que las piezas
cuentan una historia. Son como un libro. No puedes quitar el capítulo cinco, o
el ocho. Pueden aparecer otras trampas. Que me digan “tienes que pintar un par
de floreros porque eso es lo que se vende”, o “este cuadro que tiene un
monstruo no lo presentes porque da miedo…” No. A ese punto no. O aceptas mi
propuesta, o no.
Mucho se habla en estos días sobre ecología. Recuerdo tu
pieza “Hombre que escucha la tierra”
—Alguien escucha la tierra y de pronto germina de su sien un
árbol. Una idea hermosa, porque no es un cadáver. Es un ser vivo del cual
aflora una planta. Crece de su cabeza, como también pudo crecer de su corazón.
Como “Para la Libertad”, aquel poema de Miguel Hernández Gilabert que hizo
famoso Joan Manuel Serrat… Soy como árbol talado que retoño y aun tengo la
vida. Parto del punto que por dentro estás vivo. Que puedes volver a la vida.
¿Qué hace un ser humano NO-Convencional cuando le toca vivir
en media de una pandemia?
—Una pesadilla. Hasta para bajar a botar la basura tienes
que usar guantes, mascarilla, gel. A distancia prudente de otras personas. Subes,
te quitas la ropa, te echas alcohol, te tienes que bañar. Qué locura. No puedes
salir sino puntualmente a la farmacia o al supermercado. Dejar de ir a los
parques, dejar de patear y reunirte con los amigos. Eso es lo más difícil. ¿Qué
estoy haciendo? Estoy leyendo, escribiendo, pintando, haciendo un ensamblaje.
Si me asfixio veo una película.
¿Muy fuerte el aislamiento, entonces?
—No. Eso no. Para los artistas el encierro es como estar en
el [taller de] trabajo. Yo como artista sé vivir solo. Sé vivir conmigo mismo.
Me refugio en donde siempre he estado. En mi soledad.
Rescato el hecho de que no hayas podido parar de crear…
—No puedo parar. Te aseguro que la gran mayoría de nosotros
[los artistas] seguimos haciendo arte. Ahora ¿con qué nos vamos a encontrar
después de esta pandemia? Todos los proyectos están detenidos. Pararon
conciertos y exposiciones. Ni sabemos si se van a dar…
Entonces, ¿para dónde crees que vamos?
—Vamos a un mundo bastante diferente a lo que hemos vivido.
Claro, nos adaptaremos y haremos cosas, pero mientras tanto… ¿para quién
estamos haciendo arte? Estamos haciendo arte para un futuro incierto.
Día Nacional del Artista Plástico, en la conmemoración del
natalicio de Armando Reverón…
—Reverón fue un artista integral. Un pintor excepcional, eso
nadie lo pone en duda. Pero sus objetos, las cosas del loquito, esas sí son una
maravilla. Ahí está su verdadera fuerza artística. Reverón es un artista
universal y tuvimos la suerte que naciera en Venezuela. ¿Y si hubiese nacido en
otro país? ¡Tendría museos gigantes y una proyección internacional más allá de
la que ha gozado el mismísimo Van Gogh! No hemos aprendido la lección de amar y
enaltecer a los artistas venezolanos.
¿Qué le dice hoy Carlos Zerpa a este tan extraño mundo?
—Hay quienes hablan de la nueva toma de consciencia del ser
humano. No sé. Esto va a ser una enseñanza para algunos, pero no para la gran
mayoría. El mundo es ahora un auténtico [juego] Jumanji. Pandemia. La locura de
Venezuela. Los problemas terribles de violencia. Y ahora resulta que el planeta
está rodeado de platillos voladores. Es muy incierto todo. Pero aquí estamos.
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