El del camión de la basura.
Carlos Zerpa
En la Avenida Ángel Urraza, justo en la esquina con la
calle Mote Alban, estaba estacionado el camión de la basura. Me quedé un rato viéndolos
desde lejos, pues el olor era insoportable. Ellos clasificaban toda esa basura
que les llega, todas las cajas de cartón las desarman y las ponen aparte, también
las botellas de vidrio, los envases de plástico y los palos de las escobas.
Van abriendo todas las bolsas de basura y separando lo que
les interesa, entonces tuve curiosidad, me acerqué al chofer del camión y le
hice una pregunta, típica de cualquier entrevistador de la radio o internet. ¿Qué
es lo mas raro que se han conseguido entre la basura?
Yo esperaba que me dijera que una vez se consiguieron un
brazo humano con un anillo de oro con su rubí o como un acto macabro, que me
dijera que se habían conseguido un feto humano, pero no, nada de eso.
Me dijo que muchas veces se habían conseguido relojes, teléfonos
celulares, dinero, anillos, zapatos y ropa aun en buen estado, sillas, botellas
de vino y de cerveza aun llenas sin abrir, atún y sardinas enlatadas, lámparas,
cobijas, discos de vinilo y CDs.
Le pregunté si alguna vez se habían encontrado una cabeza
humana de algún decapitado, pero no, nada de eso, en cuanto a cadáveres, únicamente
eran frecuentes los de ratas, ardillas, tlacuaches, serpientes, perros y gatos.
Uno de los jóvenes que clasificaban la basura, intervino y
me dijo que él se había conseguido una vez muchísimas cabezas de gallinas, que
eran más de cien y que su primo que trabajaba en otra ruta y con otro camión,
se había encontrado una vez, el cadáver de un oso negro, que era enorme, que
media dos metros y que pesaba 200 kilos. Pero todos sus compañeros se rieron y
no le creyeron, ni yo tampoco.
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