Con “Flores de calabaza”
No a la manera Mexicana ni a
la Francesa, sino a la manera Italiana.
Carlos Zerpa
Performance art
New york
1-
La había invitado a ella a
almorzar y en verdad tenía que lucirme, crearle un ambiente ideal para así
deslumbrarla, hacer que comiera rico y que tomara buen vino, por eso escogí el
prepararle un plato exquisito propio de Gourmet ja, ja, ja, claro que no siendo
Hanibal Lecter, mi cocina no iba a estar dentro del mundo de exquisiteces de
los que comen carne humana, no soy caníbal, jamás he comido carne humana y la
antropofagia no me resulta agradable, lo
que decidí preparar para ella fueron “flores de calabaza” no a la manera
Mexicana ni Francesa, sino a la manera Italiana, con unos discretos aportes al
plato original ideados por mí; fui a la venta de exquisiteces del Rey Salomón,
a esa venta de vegetales en donde se consigue de todo, pero a un precio excesivo,
por eso ese lugar es llamado “La joyería” fui y compre 10 flores de auyama,
esas bellas flores amarillas de la calabaza, (fiori di zucca)
2-
Lavé las flores, una a una
cuidadosamente y las puse luego a secar entre papel absorbente, corte luego un
cuarto de kilo de queso Mozzarella de búfala en unos listones de
aproximadamente 5 centímetros de largo, levanté suavemente y con mucho cuidado
los pétalos de las flores y cada una de
la flores la rellene con el queso mozzarella de búfala y para agregar un toque
sofisticado le incorpore un trocito de filete de anchoas también adentro; en un
recipiente batí ligeramente un huevo entero, con un poquito de agua helada y
una cucharada sopera de harina de trigo leudante, batí y batí hasta que la
mezcla se homogeneizo, sumergí después cada flor en esta mezcla sin bañarlas
demasiado y las freí en un aceite de maíz hirviendo, es casi como un tempura de
flores, en verdad exótico, erótico, estimulante y una delicia para el paladar,
saque luego una a una cada flor del aceite utilizando un espumador y las puse
con mucho cuidado en una triple hoja de papel absorbente para que se chupara el
exceso de aceite y las serví de inmediato en cada plato, en verdad serví solo
tres por plato y en otro envase puse las cuatro restantes, ellas solas eran ya
una belleza plástica, sin embargo las acompañe con unas hojas de rugola, el
vino estaba frió y colocado en una cubeta con hielo y sal, era un vino blanco
Italiano, del Veneto un Pinot Grigio, que serví en unas traslucidas copas de
cristal, la mesa estaba puesta en su santo lugar, con un mantel blanco también
Italiano y puse en un pequeño florero blanco, cual iquebana una sola flor
(también exótica ) un ave del paraíso (¿Qué le parece Dr. Lecter, parece que
aprendí la lección, no?) Discretamente y sin escándalo, la música que
escuchábamos era del maestro Frank Zappa, su disco: “The best band you never
heard in your life” con sus ácidas versiones magistrales de Purple haze del
Hendrix, Stairway to heaven de Led Zeppelin, el Bolero de Maurice Ravel y el
tema de la película del Padrino dos.
3-
INGREDIENTES
10 flores de auyama (Flores de
calabaza)
Un cuarto de kilo de queso
Mozzarella de búfala
Filetes de anchoas
Un huevo entero
Un poquito de agua helada
Una cucharada sopera de harina
de trigo leudante
Aceite de maíz
Hojas de Arugula
Vino blanco italiano, del
Veneto un Pinot Grigio
4-
En ese momento la invité a
ella pasar a la mesa y note que estaba boca abierta y fascinada, cenamos rico,
nos comimos las 10 flores y quedamos satisfechos de tan suculento manjar y yo
queriéndomela comer a ella) nos tomamos
las dos botellas de vino, nos reímos de mil pendejadas, nos miramos con los
ojitos vidriosos y ella entonces dijo: oye… ya me jodí, y se dejó llevar de la
mano de Venus y de Afrodita, también se dejó llevar de mi mano hacia el sofá negro
de mi sala, justo en el momento en que el disco de Zappa tocaba la pieza número
14 del lado del Disc One, que casualmente (?) se titula “SOFA 1 “. (You Can't Do That On Stage Anymore Vol. 1, One Size
Fits All, Zappa In New York, You Can't Do That On Stage Anymore Vol. 1, The
Best Band You Never Heard In Your Life) Entonces, hicimos el amor.
5-
Otra noche recuerdo que nos
emborrachamos con vino blanco Californiano, cuando de pronto le di para que me
tradujera del Alemán al Español, parte del texto, de la lírica de la ópera
“Salome” de Richard Straus; ella en vez de traducírmela, se paró completamente
desnuda sobre una silla y cantó como si ella misma fuese Salome: ah! Du
wolltest mich nicht deinen mund kussen lassen, Jokanaan! Entonces yo le gritaba tal cual como San Juan
el Bautista: Tochter der blutschânderischen, hija de madre incestuosa, o lo que
es lo mismo, hija de puta y entonces ella me respondía cantando y bailando, con
movimientos Árabes, como si se tratara del baile de los siete velos, o la danza
del vientre, sobre la silla, cantando cual soprano operatica: Ich will fur dich
tanzen (quiero bailar para ti).
6-
Al rato, desnuda aún y tirada
boca arriba en la cama, comía cotufas, pop corn, palomitas de maíz con sabor a
melón, entonces yo puse mi mano sobre su entrepierna y le pregunté cómo se
llamaba esa parte de su cuerpo en Alemán, y ella pensando que yo me refería a
una reproducción litográfica que estaba en la pared y que adornaba el cuarto,
me respondió: se llama Matisse; así que entre risas la bauticé a ella
como “mi amiga la del Matisse”.
7-
Durante tres semanas, estuvimos
juntos todo el tiempo, hasta que se regresó a su patria, mucho antes de que
tumbaran el muro de Berlín, ella partió una tarde hacia el aeropuerto en un
típico taxi amarillo Newyorkino, siempre la recuerdo, pues fue muy amorosa
conmigo. Al irse me dejó un papel escrito en ingles que aún conservo.
Car
keys can be used to attack the facial nerve where it lies against the back of
the jaw bone.
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