Caliente Caliente
(Algunas reflexiones a partir de envena de Carlos Zerpa)
Carlos E. Palacios
Durante la presentación “performática” de envena de Carlos Zerpa en el mexicano Museo
del Chopo, se recordó una acción artística intitulada Caliente Caliente. La referencia a
este evento, lanzada por el propio artista, se escabulló rápidamente entre las hilarantes
anécdotas que, como saltamontes alocados, brincaban desde la mesa que reunía al
Valenciano con los presentadores de su libro: los también artistas Maris Bustamante y
Víctor Muñoz junto a los curadores Santiago Espinosa de los Monteros y Pancho López.
Como llegué a este país hace tan sólo dos semanas, de los eventos recordados esa noche
éste se grabó en mi memoria con mayor fijeza que los demás. Fue una experiencia
colectiva que el propio Zerpa, venezolano como el que más, realizara décadas atrás con el
mexicanísimo No Grupo (formado en 1977 por la propia Bustamante, Melquíades
Herrera y Rubén Valencia junto a otros artistas) y que lo introdujo por la puerta grande de
la tribu “performática” local. De acuerdo a las palabras de Carlos Zerpa, me pareció
entender que Caliente Caliente selló entre sus participantes una especie de contrato
“binacional”, de interés común y a perpetuidad en torno al performance como una
estrategia artística privilegiada.
Busqué minuciosamente en envena alguna referencia a todo esto, por lo que tiene de
gesto cultural entre México y Venezuela. Su exploración me introdujo a su vez en este
libro caótico y subjetivo, desquiciante para cualquier historiador, a ratos absurdo y a ratos
de una lógica comunicativa y pedagógica tranquilizadora. En envena (como hiciera hace
veintinueve años con su performance Ceremonia con Armas Blancas) Carlos Zerpa lanzó
otro de sus afilados cuchillos desde el poliédrico escenario de proyección que ha venido
construyéndose de manera sostenida desde hace cuatro décadas. Su publicación no es una
historia latinoamericana del performance -ni pretende serlo, que conste- no es tampoco
un registro de su ingente producción: envena es un libro de artista y como tal es otra obra
del prolífico Carlos Zerpa.
Sin embargo envena, totalmente ditirámbico e incongruente, no sólo retrata la particular
personalidad de este creador venezolano y el amplio universo de sus influencias
artísticas. Es asimismo un retrato de familia: la que se reunió esa noche en el Museo del
Chopo. Me pareció que formaban parte todos de una generación de creadores que insisten
en permanecer activos a su manera, mas allá de tener una audiencia mayoritaria o de
intentar persistir, mas desde el recuerdo que desde la acción, en una sostenida práctica en
las artes del performance.
La presentación reveló a quienes allí estábamos que estos artistas se sienten muy
cómodos hablando del pasado: el fondo del proscenio del auditorio estaba literalmente
tapizado por una foto de los años ochenta (Carlos Zerpa con sombrero charro junto a
Maris Bustamante, Melquíades Herrera y Rubén Valencia). Pero del mismo modo, sus
palabras dejaron entrever que se niegan a quedarse cómodamente instalados en su (hasta
hace poco olvidado) rincón de la historia del performance latinoamericano.
La lectura de envena y su presentación azteca dispararon una pregunta inevitable: ¿Por
qué razón estos artistas, pioneros en el arte del performance están al margen del
mainstream expositivo y crítico? No es que a ellos le importe mucho (creo mas bien que
disfrutan con humor e ironía su beatífico estado de respetabilidad histórica) y sería del
todo erróneo pensar que esto ocurre solamente debido a que no se han abocado a una
necesaria renovación de sus propia perspectiva sobre esta técnica. Pero también hay que
decir que los gestos artísticos y no-objetuales de estos creadores se convirtieron en un
material de archivo de primer orden histórico de las artes visuales latinoamericanas.
Es cierto que importantes exposiciones como Arte no es Vida producida hace dos años en
Nueva York por El Museo del Barrio o La Era de la Discrepancia organizada por la
UNAM en México en 2007 dan cuenta del relevante papel de estos artistas durante las
penúltimas décadas del siglo XX. (En Venezuela, aún está pendiente un trabajo de este
nivel y con esta ambición) Pero también es cierto que muchas de sus performances
actuales se diluyen como sal en el agua. De allí que este libro trascienda, mas allá de ser
un ejercicio de memoria personal (“Lo que ví, lo que escuché, lo que viví, lo que rozó mi
piel”, señala su autor en la portada) como una estrategia performativa en sí misma. Un
libro-performance que se suma a los libros-objeto de la modernidad o a las clásicas
plaquette de grabados.
Envena es un libro que no posee una estructura editorial coherente. Como el
performance, carece de una arquitectura y una trama dramática y como éste, su impulso
es la improvisación y la intensidad. Está diseñado textualmente de acuerdo a lo
sorpresivo y lo provocativo (ambas características del lenguaje performativo de Zerpa y
compañía). Su redacción se apoya en la participación colectiva -como Caliente Calientey
como el arte de acción, se completa con la respuesta del público (En envena la lectura
es totalmente personal y arbitraria).
Envena está lleno de sentencias y aforismos, lanzados como las frases que vocea un
performancista y, al mismo tiempo, contiene textos densos y muchas referencias claves
sobre artistas y autores, fuentes documentales e históricas así como breves ensayos del
propio Zerpa que analizan desde la óptica del performance, fenómenos culturales y
personajes diversos como los fakires, La Lupe o su admirado Frank Zappa entre muchos,
muchos otros.
Este es un libro delirante, como lo debería ser un buen performance. Por mi parte, solo sé
que Caliente Caliente sucedió en dos ocasiones –en el Museo de Arte Moderno y en la
Escuela de San Carlos, en enero de 1982- Y que Carlos Zerpa realizó su performance
patriamoryosis. Doy fe que el valenciano Zerpa es desde entonces un artista querido y
respetado en este país. Me gustaría ver imágenes y conocer mas sobre este evento. En
alguna parte de envena, Caliente Caliente esta escondido o no estará, como debe ser el
intrigante final de un buen performance.
México DF, 9 de junio de 2010
1 comentario:
Carlos, qué buena reseña a Envena. Qué buena de verdad.
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