Carlos Zerpa ahoga la capital en un caos con sus Días líquidos
La individual que incluye piezas de gran tamaño se exhibe hasta febrero en el Centro Cultural Chacao
4 DE DICIEMBRE 2013 - 12:01 AM
La muestra Días líquidos de Carlos Zerpa hace justicia a esa Caracas que se vuelve autodestructiva cuando se humedece; no por lloviznas efímeras sino por esos aguaceros cargados de molestias, como el llanto después de una pelea.
“Esas lluvias que convierten la ciudad en un estacionamiento con colas mortales que hace que crezca el estrés y la inseguridad entre los caraqueños. En esos momentos es cuando la gente se pone peor”, reflexiona el artista mientras instala la exposición en el Centro Cultural Chacao, un lunes, casualmente, lluvioso.
Los personajes inanimados y recurrentes de Zerpa se escabullen como pueden del caos que refleja esta nueva propuesta creativa. Es así como el Sr. Conejo se resguarda en lo alto de unas escaleras de bombero, aunque nadie sabe hacia dónde va. El muñeco Trastorno, por su parte, se subió con su mejor vestuario a lo alto de un edificio para evitar mojarse.
Los caimanes se encuentran suspendidos cerca de allí. Flotan encadenados en el aire porque en el mar revuelto que tienen debajo de sus cuerpos ya no hay espacio para ellos.
Abajo, definitivamente, no hay salvación. En el piso de la sala que sustenta la individual de Zerpa, el Taxi Caracas (cuya primera aparición ocurrió en 2001 en el entonces Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber) está ahogado en tierra y sólo queda visible en la superficie un poco de amarillo del techo oxidado. Un teletubbie violeta se observa inmóvil a través de cada uno de los fragmentos que conforman el parabrisas destruido.
Alrededor nada, sin moverse, una serpiente de 16 metros de largo constituida por más de 11.000 discos de vinilo y una guaya como columna vertebral. La Anaconda amazónica se traga todo a su paso.
Carlos Zerpa escenifica con humor lo que él llama el “desapego” de los ciudadanos hacia todo con piezas de gran tamaño. La escasez de arraigo. “Desapego al gobierno, al caos del país, a la violencia y al odio en el que vivimos”.
“Mi intención es desenterrar al taxi como al país. Yo soy uno de esos soñadores que creen que la luz vencerá las tinieblas”, agrega el también destacado fotógrafo, escultor y pintor, quien tardó un año en hacer realidad la individual que inauguró anoche y que se mantendrá hasta el 16 de febrero de 2014.
“El Sr. Conejo no escapa de la realidad, solo la ve desde un lugar seguro mientras tanto”, agrega el artista oriundo de Valencia haciendo referencia a los venezolanos que se han ido del país en estos años de crisis.
La curadora de arte contemporáneo Lorena González plasmó en el texto que acompaña la individual de Zerpa una preocupación que pudiese embargar a muchos venezolanos: la pérdida total de referentes y la multiplicación de la desconfianza.
“Es un cúmulo de despliegues y trayectorias que siempre se han desplazado fuera de sí para convertirse en un paradigma de lo visual: una apuesta por traducir las variables de un afuera en conmoción constante, a través de acciones que entorchan con saludable ironía las inconstancias de un mundo atroz y servil”, se puede leer en una de las paredes de la Sala 2.
Carlos Zerpa, quien adornó con su trazo una de las santamarías que se encuentran en la avenida Francisco de Miranda, lamenta que algunos grafiteros la destruyeran con aerosol, aunque al momento de realizarla era consciente de que se trataba de un “arte efímero”.
En enero del próximo año piensa publicar un libro sobre el rock hecho en su ciudad natal durante los años sesenta y setenta, con la ayuda de Félix Allueva y Juan Carlos Ballesta, de la Fundación Nuevas Bandas, editado por el sello de la Universidad de los Andes.
Días líquidos
Obras de Carlos Zerpa
Sala 2, Centro Cultural Chacao, El Rosal
Horario: martes a domingo, de 12:00 m a 7:00 pm
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