LA CASA PINTADA DE CARMÍN
A Santiago como continuidad de su relato sobre una casa roja.
La casa fue pintada de carmín para que los niños le tuviesen miedo y no se les ocurriera acercarse a ella, pues los del pueblo aseguraban que ese lugar estaba lleno de espíritus malignos y por eso ningún adulto merodeaba por esa zona. Dicen que la casa apareció de repente sobre esa colina, que nadie la construyó y que menos nadie la habitó… Que apareció de la nada a medianoche y el pueblo la descubrió a la mañana siguiente.
Pero igualmente el grupo de niños jugaba en la casa abandonada, lo hacían por la tarde al salir del colegio, antes de regresar a sus casas y sin que ninguno de sus padres lo supieran.
Bueno todos en el pueblo crían que estaba encantada la casa, porque muchos se habían asomado por las ventanas y vieron cosas sorprendentes de seguro producidas por el mismísimo demonio. Una casa hechizada y con condenada, puesto que allí se producían extraños fenómenos que iban más allá del mundo de los vivos y de los muertos, era un territorio de fantasmas. Aunque la verdad distaba mucho de lo que las personas imaginaban, pues en “La Casa Carmín” lo que existía era falta de gravedad y discontinuidades temporales.
Los niños de los alrededores no la llamaban la casa embrujada, si no que la conocían como “La Casa Wii”, un lugar que no los asustaba si no que más bien era como estar en persona dentro de un videojuego.
Una casa embrujada es otra cosa, es el centro en sí de apariciones sobrenaturales y fenómenos paranormales. Una casa embrujada tiene que tener fantasmas, una buena dosis de poltergeists y hasta demonios terroríficos que te ponen los pelos de punta.
Una casa embrujada no surge de la nada, ella se transforma en eso después de que un acontecimiento trágico ocurriera en ese lugar, como un asesinato o porque alguien se suicidó en dicha morada. Pero en esta casa no se había muerto nadie, no habían matado a nadie, ni nadie se había suicidado.
Las casas embrujadas son elementos comunes en el cine, en los relatos de horror y de ciencia ficción paranormal… Bueno pensándolo bien quizás en esto se emparentara con lo que acontecía en “La Casa Wii” de nuestra historia, porque aunque en este lugar no se encuentra ni un vestigio de ruidos o de sombras, de sonidos, latidos, golpes, pasos, sacudidas de camas, ni de objetos que son lanzados contra las paredes, ni muebles que son movidos, ni levitaciones de personas atribuidos a los espíritus, ni entidades malignas u otras causas no científicas…. De que pasaban cosas, pues pasaban cosas.
María llegó al pueblo y ya en su primer día de clases se enteró en la escuela de que existía dicha casa, así que lo primero que hizo esa tarde al salir del colegio, fue ir a visitar la casa junto con otros niños, para ganarse el respeto de los otros chiquillos y para demostrarles que era de verdad muy valiente, aunque las piernas le temblaban y sintiera como mil alfileres helados que se le clavaban en el medio del mismísimo pecho.
Al entrar a eso de las seis de la tarde en “La Casa Carmín", ella experimentó las irregularidades que acontecían en ese lugar, como una gravedad inexistente, ya que se podía lanzar desde las escaleras y no estrellarse contra el piso si no quedarse suspendida a pocos centímetros del mismo. Darse cuenta como en sectores de la casa el tiempo transcurría a una velocidad más lenta, ella se podía mover en cámara lenta como si caminara en la luna. Se dio cuenta que había porciones del techo en medio de la sala que tenían una lluvia perenne pero que no mojaba el piso, digamos que las gotas desaparecían antes de tocar las baldosas. Los vasos de vidrio, las botellas de cerveza y las tazas de porcelana que los niños rompían contra el piso y las paredes, luego recuperaban su estructura como si nada les hubiese ocurrido, como si no se hubiesen roto en pedazos y que de un armario vacio surgía música con violines, violonchelos y violas de gamba.
Como ya les dije, la casa se había convertido en un parque de diversiones para el grupo de infantes pero no para ella, pues lo que vivía era algo en verdad aterrorizante y que se le escapaba de toda la lógica.
Una mañana, seis meses después de su llegada al pueblo, María dejó el pueblo, como llegó se fue. Ella se regresó con sus padres a la capital y dejó el lugar… Ese mismo día “La Casa Carmín” cesó sus actividades paranormales y se convirtió en una casa normal, común, corriente, vieja y abandonada.
Los niños del poblado habían perdido su centro de diversiones, su mundo mágico había desaparecido, muchos aseguraban que todo el “Encanto” de “La Casa Wii” se había mudado, que se regresó con María a la capital, porque ella era parte sin dudas de ese portal llamado “Animatrix”.
1 comentario:
a mi me dan mucho miedo este tipo de historias.
Lo que pasa es que me las creo.
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