Giuliana Chiappe
EL UNIVERSAL Caracas, domingo 09 de agosto, 2009
EL UNIVERSAL Caracas, domingo 09 de agosto, 2009
Cada uno de los 20 artistas miró de frente lo mismo: una cabeza transparente y, aunque hueca, con mucho que decir. En las fotos, algunas de las interpretaciones. Arriba, de izquierda a derecha, las cabezas de Carlos Zerpa, Antonio Briceño y Nan González. Abajo, las de Gaudi Esté, Colette Delozanne y Milton Becerra. (ortesía Arte Ascaso)
Contenido relacionadoPerfil Cada cabeza es un mundo y en esta exposición esos mundos se pueden mirar de cerca. Para crear esta colectiva que actualmente se presenta en la galería Arte Ascaso, veinte artistas plásticos vaciaron sus talentos en cabezas de vidrio soplado.
La idea de unir, literalmente, tantas cabezas, fue de la artista Nan González, quien recibió, hace varios años, una antigua cabeza de vidrio comprada en una tienda londinense. Ella sospecha que este objeto pudo haber sido sólo una galletera pero, para la artista, fue el inicio de todo un proyecto.
"Yo sentí que debía hacer algo que mezclara arte y conciencia. Con mucha magia, hicimos un molde de aluminio de la cabeza original y reprodujimos 25 modelos soplando finamente el vidrio. Los artistas fueron escogidos con intuición y mucha luz, casi como con un sorteo mágico", refiere Nan González al describir el inicio de la colectiva.
Los veinte artistas recibieron su cabeza, hasta entonces, hueca. Y durante tres meses la llenaron de ellos mismos. De pinceladas, objetos, cables, cadenas, acrílicos. De su arte.
Al recorrer la exposición, las primeras cabezas que miran, y se miran, fueron hechas por Nan González, que reflejó su mundo espiritual. Son Regente del universo Shiva, Shaktiananda y Templo sagrado. Son tres de las cinco cabezas que esta creadora representó. El otro par de modelos refleja más su experiencia profesional, uniendo tecnología con arte. Se trata de Memoria celular y Vuelo de pensamiento, en la que adentro de la cabeza sólo hay una cámara y, con unos audífonos el espectador puede enterarse de todo lo que pasa por esa cabeza.
La artista María Cristina Arria llamó a su cabeza Hacia la luz. Alberto Asprino hizo de la suya un Retrato de Gabriel Morena, y después de intervenirla por dentro, la colocó dentro de un marco de madera. Milton Becerra representó Haiku, manera de construir al mundo.
María Teresa Boulton expresa su preocupación ecológica, con su Cartografía de la Tierra herida. Su cabeza, llena de hojas y elementos naturales, es la única mutilada, pues le falta la nariz. Carola Bravo, con Encadenados, transmite una idea de libertad coartada. Antonio Briceño opta por lo Espiritual, con Omnipresencia.
La obra de Nayarí Castillo, Ablución, se presenta a dos tiempos. A un lado, la cabeza. Separada, la intervención de la artista. Sigfrido Chacón desbordó su arte por dentro y por fuera de Mi cabeza, con gruesos trazos amarillos, negros y color ladrillo. Por su parte, Silvia Degwitz muestra su teoría del Origen.
El azul intenso de Como un tejido encantado resalta en la cabeza de Colette Delozanne. El toque de Magdalena Fernández es futurista. Llamó a su obra 1C009. Gaudí Esté rompe un poco el molde en esta exposición y, tras llenar su cabeza con cientos de píldoras, la encerró en una jaula. Tituló a su obra Fantasmas.
El eje de la obra de Felipe Herrera es la cabeza, pero no es el único elemento resaltante. En Aro, su obra, tres manos y una máquina artesanal están dispuestas a intervenirla. Gabriela Morawetz une dos modelos de cabeza con hilos transparentes y un expresivo título: Más cerca de mí que yo. Soledad Salamé convirtió su modelo en una máquina dispensadora pero al revés: la cabeza paga Un centavo por tu pensamiento.
Sólo el color negro resalta en 70 DE, la cabeza transparente de Marcos Salazar Delfino. En cambio, la de Edgar Sánchez Estudio, es una prueba de color. Ana María Yanes retrata el interior de este cerebro de vidrio en Él, fotógrafo. Por último, Carlos Zerpa hace un clarísimo homenaje al Santo, enmascarado de plata.
"Desde el primer diálogo, se desarrolló un proceso bellísimo con todos ellos. Aceptaron y cumplieron el reto de aceptar esa cabeza vacía y a la vez tan llena y transformarla", cuenta González, el enlace de tantas cabezas. Y aunque distintas entre sí, considera que "todas son extraordinarias".
La reacción del público tras una semana de exposición, también cautiva a González. "Ha sido tanta la interacción de los espectadores, que decidimos abrir, en los próximos días, una votación abierta para escoger la cabeza más popular", anticipa. y considera que "cada una de las cabezas es un diálogo de enseñanza. Todas son un conjunto de obras extraordinarias".
Son 25 cabezas, nada huecas, dispuestas a ver y dejarse ver.
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