Café y una morena
Carlos Zerpa
Me invitó a su apartamento a las 4 de la tarde, para tomar
café y hablar
Y a esa hora en punto estuve ahí
Al entrar me di cuenta que no amigo, ya se había tomado varios
tequilas y que estaba drogado
Un porro encendido descansaba a en el cenicero, varias
líneas de cocaína estaban sobre la mesa y un tubito hecho con un billete de a
100.
En el sofá, estaba una bella morena, recostada,
completamente desnuda y depilada.
En un tocadiscos, giraba un vinilo y se escuchaba el
bolero. "Pero el negro de tus ojos que no muera y el canela de tu piel se
quede igual..."
Mi amigo me sirvió un shot de tequila y me dijo que me
sirviera lo que quisiera, el porro, las líneas y la morena.
En la cocina escuché ruido de quienes hablaban alto y se reían.
Igual en el cuarto.
A lo lejos ví a otra mujer desnuda, que pasó del cuarto a
la cocina, está era de piel blanca, cabello largo y liso.
La morena del sofá me sonreía.
No me llegue a sentar, me tomé un sorbo del tequila, dije
un par de pendejadas y en el momento en que el grupo de la cocina, entró
ruidosamente a la sala, yo rápidamente abrí la puerta, me fui al pasillo, bajé
por las escaleras caminé hasta la esquina, pedí un Uber y me vine a la casa.
Sé que quedé como un miedoso y hasta como un marico, lo sé.
El café al que me habían invitado era a la bella mujer
desnuda de piel color café.
Sin dudas esa fiesta no era para mí, no era mi fiesta y que
la cocaína, la marihuana y la morena, eran la carnada en el anzuelo, que no
mordí.
Ya en mi casa, sano y salvo, tomándome otro tequila, me di
cuenta que no recordaba el rostro de la mujer de piel canela en el sofá.
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