En 1972, el crítico peruano Juan Acha, exiliado en México desde abril de ese año, introdujo el término «no-objetualismo» en una de sus columnas en el suplemento cultural Diorama del periódico Excélsior. Desde sus últimos años en Perú, Acha intentaba dar cuenta de los cambios en las artes visuales en América Latina, marcados por una radicalización que buscaba romper las estructuras de la modernidad dentro del contexto artístico y social de la región. La noción de no-objetualismo emergió como una manera de englobar un conjunto de experiencias vanguardistas que se articularon con diversos debates de la escena artística latinoamericana a lo largo de la década.

Durante los años setenta, el no-objetualismo se situó en el centro de debates sobre la relación entre la vanguardia y el subdesarrollo, el vínculo entre el arte y la cultura popular, las exploraciones estéticas que desembocarían en lo que hoy llamamos arte contemporáneo, las búsquedas identitarias en torno a lo latinoamericano, las transformaciones urbanas provocadas por la migración del campo a las ciudades y el impacto de la tecnología y los medios masivos en la configuración de nuevas sensibilidades sociales.

Para Acha, el no-objetualismo se fundaba en la búsqueda de un «pensamiento visual independiente»: una visualidad que replanteara la relación entre el arte y el público mediante distintos mecanismos perceptivos. Esta corriente agrupó lenguajes tan heterogéneos como los geometrismos, la gráfica política, el arte ambiental, de acción y de procesos, la escultura transitable en espacios públicos, las experiencias efímeras, el uso de los medios de comunicación, las actitudes conceptuales y la integración de la tecnología. Acha veía en estas prácticas un potencial transformador capaz de generar un cambio de mentalidad y, en consecuencia, una transformación política.

No-objetualismos. Hacia un pensamiento visual independiente. Museo de Arte Moderno de Medellín, Colombia, 2024-2025. Foto cortesía del MAMM
No-objetualismos. Hacia un pensamiento visual independiente. Museo de Arte Moderno de Medellín, Colombia, 2024-2025. Foto cortesía del MAMM
No-objetualismos. Hacia un pensamiento visual independiente. Museo de Arte Moderno de Medellín, Colombia, 2024-2025. Foto cortesía del MAMM
No-objetualismos. Hacia un pensamiento visual independiente. Museo de Arte Moderno de Medellín, Colombia, 2024-2025. Foto cortesía del MAMM

La exposición No-Objetualismos. Hacia un pensamiento visual independiente en el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM), curada por Jorge Lopera, propone revisitar este tiempo desde coordenadas que recuperan la especificidad de sus debates y el contexto histórico en el que surgieron. El humor, la denuncia política, lo lúdico, la disolución del arte en la vida cotidiana y la experiencia urbana como síntoma de nuevas subjetividades son algunos de los ejes que articularon las preocupaciones estéticas y sociales de la época.

Las obras seleccionadas dialogan con problemáticas como el colonialismo y la intervención estadounidense, la emergencia de una conciencia ecológica, las relaciones con los feminismos y las luchas populares. La muestra recorre producciones que estuvieron presentes en la formulación del término no-objetualismo en los años setenta y su desarrollo hasta uno de sus momentos de mayor efervescencia: el Primer Coloquio Latinoamericano sobre Arte No-Objetual y Arte Urbano, realizado en el MAMM en 1981.

Además de incluir piezas clave en la trayectoria del concepto, tanto en el pensamiento de Acha como en la crítica regional que se consolidó en el Coloquio, la exposición propone una ampliación del término hacia otras obras del periodo que, desde su propia especificidad, contribuyen a la idea del no-objetualismo como una forma de emancipación visual.

En este contexto, cabe recordar que el Museo de Arte Moderno de Medellín organizó en 2017 el Segundo Coloquio Latinoamericano de Arte No Objetual y Arte Rural, que reunió a curadores, críticos y artistas de América Latina que han expandido el concepto de «arte no objetual» desde un campo estético hacia un ámbito de acción social. Conceptualizado por la curadora mexicana Sofía Hernández Chong Cuy y coordinado por el entonces curador jefe del MAMM, Emiliano Valdés, este segundo coloquio surgió como una actualización del primero. Su objetivo fue resaltar espacios y prácticas artísticas recientes fuera de la ciudad, explorando el papel del arte en los procesos de integración social y la revalorización cultural del entorno natural.

La actual muestra en el MAMM busca proyectar el no-objetualismo más allá de su contexto original, entendiendo su apuesta como una manera de asumir la práctica artística desde América Latina como un ejercicio radical de la libertad.

Carlos Zerpa, Pequeños puntos. Cortesía: MAMM
Carlos Zerpa, Pequeños puntos. Cortesía: MAMM
Carlos Zerpa, Pequeños puntos. Cortesía: MAMM



Geógrafo, archivista, explorador y viajero son algunos de los términos que podrían definir a Claudio Perna. Su obsesión por la documentación se manifiesta en sus series de obras realizadas con mapas, donde llevó a cabo un minucioso registro del territorio venezolano entre las décadas de 1970 y 1990. Estos registros geográficos reflejan las múltiples capas de su identidad, nutrida por diversas tradiciones, culturas y tecnologías. En última instancia, también revelan la inestabilidad de un país que se entrelaza con la búsqueda inacabada de Perna por una patria.


Antonio Inginio Caro, Vida Eterna, 1978

El artista conceptual Antonio Inginio Caro se caracterizó por un trabajo basado en la fabricación de figuras en cera (velas), realizadas mediante el proceso académico de modelado y vaciado. Estas esculturas incluían mechas que, al encenderse, provocaban su propia destrucción por el fuego, dejando únicamente un documento fotográfico y un informe del material derretido. Durante este periodo, Caro tomó como referencia las imágenes religiosas, explorando el vínculo entre espiritualidad y poder, marcado en su memoria desde la infancia. En la muestra en el MAMM presenta Vida Eterna (1978), una serie de quince fotografías en blanco y negro que documentan el derretimiento de un Cristo crucificado, un gesto casi iconoclasta que registra pacientemente cómo la figura sagrada se convierte en algo informe.


Jonier Marín. Proyecto Sao Paulo (Rascacielos. Agresión verde)

En la serie de fotografías intervenidas Proyecto Sao Paulo (Rascacielos. Agresión verde), Jonier Marín representa la savia de los árboles como una reivindicación de la naturaleza en la ciudad que sustituyó a la selva talada. El líquido verde chorrea sobre las fachadas de los edificios modernistas, evocando una herida abierta, una sangre vegetal que reclama su lugar.


Emilio Hernández Saavedra, El Museo de Arte Borrado, 1970, offset sobre papel. Cortesía: MAMM

Emilio Hernández Saavedra utiliza un catálogo como soporte para El Museo de Arte borrado (1970), una fotografía intervenida en la que el entonces tradicional y genérico Museo de Arte de Lima desaparece del contexto urbano, dejando como única huella un elocuente recorte en blanco. Al transformar un gesto gráfico mínimo en una poderosa declaración, Hernández Saavedra—en ese momento un “artista pop” que también exploraba el conceptualismo—desafía el vacío institucional y convierte el catálogo, soporte clave de la institución museológica, en la base de su propuesta.


Artistas y colectivos: Grupo Março, Marta Minujin y Leopoldo Maler, Yeni y Nan, Carlos Echeverry, Antonio Caro, Gloria Gómez Sánchez, Grupo CADA, Teresa Burga y Marie France Cathelat, Felipe Ehrenberg, Álvaro Barrios, Álvaro Herazo, Alfonso Suárez, Antonio Iginio Caro, Delfina Bernal, Eduardo Hernández, Gilles Charalambos, Ida Esbra, Jonier Marín, Jorge Ortiz, Rosa Navarro, María Evelia Marmolejo, Sandra Llano-Mejía, Carlos Zerpa, Luis Villamizar, Carmela Gross, Anna Bella Geiger, Pedro Terán, Claudio Perna, Diego Barboza, Emilio Hernández Saavedra, Lotty Rosenfeld, Magali Lara, Julián Posada, María Rodríguez, Jorge Eduardo Eielson, Marco Antonio Ettedgui, Yvonne von Mollendorf, Rolando Peña, Cildo Meireles, Equipo TRansHisTor(ia), No-Grupo, Polvo de gallina negra, Adolfo Bernal, Grupo Proceso Pentágono, Signo x Signo, Antonio Días, Ulises Carrión, Alonso Castrillón, Rodrigo Castaño, Espacio Escultórico (Hersúa, Helen Escobedo, Federico Silva, Sebastián, Mathias Goeritz), David Escobar y Ana Sofía Buriticá, Wallace Masuko y Ana María Montenegro.

 Por: Artishock 13.02.2025