ZZ…Continúo aun hoy en día, escuchando buen Rock and Roll y con la misma idea de cambiar el mundo…ZZ

domingo, marzo 16, 2008

ROSELIA LEVEL HABLA CON CARLOS ZERPA


ROSELIA LEVEL HABLA CON CARLOS ZERPA

… SIEMPRE ME GUSTÓ DIBUJAR…

I

Como todos los niños, yo pintaba y jugaba plastilina vivía pintando y jugando con plastilina yo me imagino que eso es un común denominador, después la escuela y la vida misma hacen que los niños dejen de pintar y jugar con plastilina. Yo creo que todos los niños pintan, escriben poesía y cantan porque hay una libertad y una frescura que luego se pierde; en mi caso, fui un niño más de estos que hacían las cosas que los niños hacen pero siempre me gusto dibujar, mis cuadernos de la escuela siempre porque en vez de estar escuchando la clase estaba dibujando, las portadas de los cuadernos están dibujadas todavía conservo un par de cuadernos de esa época, las partes de adentro están con muñequitos al lado de las tareas de matemáticas. Yo siempre pintaba, tengo relatos de mi aya que se puede decir que fue una de las personas que más estuvo conmigo hasta los 14 años y ella siempre me contaba eso, que estaba todo el tiempo sentado en una mesita jugando con plastilina, haciendo cosas, o dibujado. Toda la vida tuve apoyo de mis padres, de hecho, cuando yo decido hacer un trabajo artístico “formal”, quien me lleva a comprar las telas, a comprar las maderas para hacer los bastidores s mi papá, es él quien monta mis primeros cuadros, apoyándome. Para esa época tendría como 19 años, en realidad yo siempre tuve apoyo de mis viejos; hubo una época en que ellos se asustaron mucho y lo entiendo perfectamente que fue la época en que yo decidí que esto no era un hobby como ellos pensaban, un hobby que me tomaba más tiempo digamos de lo común, sino que era mi vida, era mi camino, entonces ahí sí, ahí se preocuparon mucho, con toda razón. Yo dedicaba digamos la mayor parte de mi tiempo en hacer estas cosas, sobre todo en pintar y hacer cosas en arcilla, o hacer collage y esto me ocupaba digamos que mi tiempo, yo llegaba del liceo y lo primero que hacía era ponerme a trabajar en esto y era mi sábado, eran mis tardes, eran mis domingos.

…YO QUERÍA SER ARTISTA…

II
¿Y siempre durante tu adolescencia fue así, con esas energías dedicadas al quehacer artístico?

Desde los 17 años más o menos esto fue creciendo y a los 18 años es un continuo trabajar hasta hoy en día, yo tuve así como una toma de conciencia a los 18 años. Mi padre decía, es un buen hobby pero no te puedes dedicar a eso en tu vida porque vas a pasar mucho trabajo viviendo de artista, y tenía toda la razón, él quería que yo tuviese otra profesión, más lucrativa, lucrativa sencillamente, y yo quería ser artista, entonces era como enredo porque yo no tenía estudios de arte. Cuando yo tenía 20 años. Que vivía con mis padres y el garaje era mi taller mientras mi papá no estaba en casa y el carro estaba afuera, entonces era un despliegue de taller donde yo trabajaba y cunado legaba mi papá era recoger todo porque era mi taller y era su garaje ¿no? Y tengo recuerdos de esa época muy hermosos del trabajo, trabajaba en el piso y con manchas y objetos pegados y bueno, y era esta locura de que ya es la hora en que llega mi papá y entonces a desalojar el garaje porque venía el carro. Fui digamos un solitario haciendo mis cosas hasta 1971-72 que empiezo a buscar gente para ver quiénes andan en la misma cosa mía, conozco a Alexis Mujica y desde ese entonces formamos una llave porque las cosas que yo hacía tenían, entre comillas, mucho que ver con vanguardia, no era el arte tradicional, de hecho o nunca he hecho arte tradicional yo siempre pegué cosas o hice locuras; entonces Alexis hacía unos trabajos que eran parte tallados en madera, parte desechos de lavadoras, mangueras y cosas. Conozco a Alexis a través del grupo Nueva Visión del cual formaba parte y al instante tuvimos una empatía y empezamos a hacer cosas juntos.

…NOS SENTIMOS QUE NO ESTÁBAMOS SOLOS EN LA COSA….

III
Yo tengo un amigo con el cal crezco que se llama Iván Estrada, ahora es un dibujante. Iván vivía al lado de mi casa y es un niño con el cual yo crezco hasta aproximadamente los 10 años cuando mi familia se muda a otra casa y yo pierdo el contacto con él, jugamos mucho y se puede decir que crecimos juntos hasta esa edad. Después de mucos años me consigo con Iván y resulta que ya era artista. Estaba dedicado a ser pintor y dibujante, entonces eso fue estupendo porque él me dice que está trabajando en arte y yo le digo que yo también y entonces empezamos a relacionarnos. Después, decidimos agrupar nuestros trabajos y hacer una exposición, bueno, un atrevimiento bastante grande de este par de chamos, hicimos una muestra, nos prestaron un taller que se llamaba taller L-3 que funcionaba en Valencia y en ese momento estaba inaugurando la muestra del grupo Nueva Visión en el Ateneo de Valencia, entonces se dio como una relación e lo que nosotros estábamos haciendo por un lado y lo que estaban haciendo este grupo de jóvenes y nos sentimos que no estábamos solos en l acosa. Nunca pensé que iba a hacer una muestra tan completa de mi trabajo hasta encontrarme con Iván porque o me sentía solo en mis cosas, de hecho, lo que hacia yo sentía que tenía una relación con lo que hacían los demás, entonces al encontrarme con Iván, empezamos a ver los trabajos de parte y parte, nos integramos con esta gente del taller L-3.

…ENTONCES EMPIEZO A SEPARAME DE LA TELA COMO TELA…

IV

Yo conozco a Alexis Mujica y empiezo a relacionarme con otro tipo de artistas porque el grupo Nueva Visión era un grupo de vanguardia y muy marcado por el constructivismo geométrico pero de todas maneras era un grupo que tenía otro tipo de formación, otro tipo de visión, y de hecho era un grupo político bastante fuerte, un grupo de izquierda y para mi esto era bueno pero a la vez bastante fuerte pro el hecho de venir de una familia pequeño burguesa, y de pronto empezar a empaparme de un mudo de lucha de clases, de consignas y de pensamiento de otro tipo y otro tipo relecturas; de hecho, yo me integro a Nueva Visión no solamente como artista sino, como militante político y empezamos a hacer trabajo político.

Y tu familia ¿Qué decía de eso?

Por supuesto que mi familia tenía los pelos parados, porque la cosa lógicamente se les iba de las manos cada vez más, estaban muy temerosos de mi futuro de lo que iba a pasar con mi vida, cosa que yo entiendo perfectamente hoy en día con mis hijos porque mi hijo mayor dejó los estudios y está dedicado únicamente a componer, a ser rockero y de pronto tú dices bueno, tengo un hijo que tiene una banda de rock and roll, entonces eso tiene a toda la familia, a los abuelos con los pelos parados, pero mi situación ¿cómo te digo? No tengo autoridad moral para decirle a él que no se dedique a ser rockero si yo mismo a los 18 años también tomé mi camino, sí, mi destino, ¿no?
Volviendo al grupo Nueva Visión…
Volviendo al grupo, en la época que yo empiezo a trabajar en el grupo Nueva Visión mi obra cambia y cambia porque yo quiero hacer que mi trabajo tenga un mensaje, no se trata de una protesta, sino más bien que moviera a la gente, que conmoviera que hiciera a la gente reflexionar, eso es un poquito las cosas que yo quería en ese momento, entonces empiezo a separarme de la tela porque yo le pegaba objetos y convertía la cosa más en relieve, de hecho empiezo a utilizar ropa que plastifico y la pegaba a estas telas, y calco de mis manos, pedazos de mi cara y el trabajo es monocromo, a el color no está separado por pedazos sino que el trabajo tenía más que ver con lo que es un relieve; después, me estoy separando tanto de la tela que empecé a hacer escultura, esculturas de unos personajes hechos en tela con fibra de vidrio y resina de poliéster. Yo trabajaba mucho con el collage, entonces era un juego de estar recortando revistas, recortando cosas con tijeras y después ensamblando y de esas cosas tengo muchísimas guardadas; entonces, empecé a hacer esculturas, empecé a hacer estos mismos personajes que se derretían pero que estaban sentados en sillas o iban en bicicleta y la obra tomó un camino más hacia lo tridimensional, de hecho me convertí más en escultor, por llamarlo de alguna manera, más en artista tridimensional que en pintor o artista bidimensional y en esa época se hace un salón de escultura en el Ateneo de Valencia, escultura de pequeño y mediano formato y gano un premio.

…A RAÍZ DE ESE PREMIO MI VIDA CAMBIA…

V

Tú ganaste un premio en el Salón de Escultura en el Ateneo de Valencia a los 23 años, cuéntame un poco sobre eso.

A raíz de participar en ese Salón y ganarme ese premio mi vida cambia, cambia para bien porque hasta ese entonces yo siempre tuve que tener os trabajos más insólitos para poder continuar en mi camino, de hecho yo estudiaba de noche, dejé el liceo y me cambié a estudiar de noche y después empecé a tener trabajos, fui office-boy, después trabajé en lo que era el Banco Obrero como ayudante de contabilidad y archivo, después llegué hasta tener mi propio escritorio, de manejar todas las cuestiones de cuenta, pero era un absurdo porque yo tenía que estar trabajando en cosas que no me interesaban para poder tener mi dinero y poder hacer mis cosas ¿no? Pero y ate cuento, a raíz de ese premio mi vida cambia, porque me doy cuenta de que no puedo pasarme el resto de la vida haciendo ese tipo de trabajo, que yo tengo que inventar estudiar algo para tener una profesión con la cual pudiera ganar dinero y, digamos, vivir pero que no fuese tan ajena a lo que yo quería hacer, entonces es cuando decido que voy a estudiar diseño y originalmente tengo unos amigos argentinos que se regresan a Argentina y me invitan a que vaya con ellos para que estudie en un instituto de diseño que se llamaba Torcuato Di Tela, que en su momento era una maravilla como instituto de diseño, entonces yo aplico para una beca a través del Inciba y ¿cómo te digo? una de las cosa que yo resalto como importante es el hecho de haber ganado recientemente ese premio porque gracias a ese premio es que obtengo la beca; en ese momento estaba Lucila Velásquez de directora de Inciba y le presento mi carpeta haciendo petición y ella me dice que está perfecto que me van a dar la beca para que yo me vaya a estudiar diseño pero que no tiene sentido que me vaya a estudiar a Argentina cuando puedo irme a estudiar diseño a Italia pues es donde están las mejores escuelas de diseño, entonces de la noche a la mañana, de yo tener programado un viaje a Argentina con los amigos, me veo que en cuestión de 15-20 días estoy montando en un avión vía Milano sin hablar italiano, esas cosas se hacen a esa edad, si no se hacen, tengo yo creo 22 ó 23 años cuando me voy. En ese momento yo tenía mi novia, nos casamos y nos vamos a un país del cual no conocía el idioma ni siquiera donde iba a estudiar porque yo llevo así como una dirección general de las cosas. Un mes después de mi ida a Milano cierra la escuela de Argentina, Torcuato Di Tela se acaba y mira ahí es donde tu ves que uno por más que mueva piezas, el destino es otra cosa, las cosas no pasan por casualidad es la casualidad de las cosas y era así, yo tenía que ir a estudiar a Italia, y yo no iba hacer nada en Argentina y la vida y la energía, Dios me mando a Milán. Yo llego a Milán y empiezo a visitar escuelas de diseño, tenía el nombre de tres escuelas de diseño y existía una que para mi era el imposible, de hecho yo jamás pensé que iba a estudiar allí, es la escuela que manejaba Nino Di Salvatore y Bruno Munari, porque para mi Bruno Munari era los libros, era lo imposible, sobre todo para mí con mentalidad provinciana, valenciana, entonces decir estoy aquí, pero ya te digo son las cosas de la edad. La locura es que yo me presento a hablar con el director de esta escuela y a mí lo que se me ocurre es llevarle mi curriculum que yo pensaba en ese entonces que era una cosa importante y hoy en día me da risa porque eso no tenía ni pies ni cabeza, unas exposiciones en plazas al aire libre cuestiones que ver con política con el grupo Nueva Visión o salones Michelena cuando al final de cuenta, ¿Quién conoce en Italia a Arturo Michelena, qué es el Ateneo de Valencia? Eso no tiene importancia ni significancia aunque para mí sí, y me presento allí y lo que s eme ocurre es mostrarle eso y llevarle una buena carpeta con fotografías de toda mi obra, en esa época ( cosas que no hago ahora y que debería hacer, yo le tomaba fotografía a todo, a todo lo que hacia), entonces, yo le presento al director todas las fotografías, imagínate tú de todos estos personajes derritiéndose, con los sesos chorreando, los ojos afuera, cosas terribles que yo le muestro a este señor, quien se impresionaría mucho siendo ellos quienes partían del nuevo Bauhaus diciendo el arte a muerto y viva el diseño, ese era su grito de guerra ¿no? Y todo era constructivismo geométrico, todo era geometría, y yo llego con esta locura allí, pero debe ser que le caí en gracia a este señor y el me acepta en la Escuela y yo tenía en Italia cuatro días y al quinto día ya estaba sentado en un aula, sin hablar Italiano, imagínate tu escuchando clases de diseño o sea tuve que aprender italiano porque si o lo aprendía o lo aprendía, eso fue parte de esa locura.

DE REGRESO A VENEZUELA

VI
Regreso a Venezuela con la idea de trabajar en algo que no es ajeno a mi mundo artístico y cuando regreso a Valencia era un momento de mucha opulencia de la Universidad de Carabobo pero no solamente opulencia sino que había mucho interés en la parte editorial de la Universidad de Carabobo, y ellos estaban sacando colecciones de libros, carteles, era toda una cuestión así impresionante en cuanto a publicaciones y deciden no tener a gente trabajando free lance sino crear una oficina que se encargara de manejar todas estas cosas, se crea la oficina de diagramación y diseño y yo llegue justo en el momento, entonces mande mi curriculum y mis cosas y me dieron el puesto hasta que me vieron porque cuando me vieron tenía el pelo por la cintura, yo estuve en Italia el tiempo que estuve y jamás me corte el cabello, pero bueno, así me aceptaron. Estuve con ellos creo que fueron 2 años, no lo recuerdo, fue la época que me divorcie, tuve muchos problemas en la Universidad se dan cambios en las autoridades, también tenía una oficina de diseño y daba clases de diseño, era una época de mucha actividad en relación al diseño. Yo corto con todo esto, yo dejo de hacer diseño y me voy a vivir a Nueva York porque al llegar a Venezuela me integro a un grupo de gente que anda en la misma onda que yo, estaba Marco Antonio Ettedgui, Pedro Terán, Yenny y Nan, en la misma onda porque cuando empecé a trabajar en Italia con cine super 8 yo necesitaba unos personajes que hicieran unas actuaciones como muy especiales que tenían que ver con el perfomance y, no teniendo lógicamente quien hiciera estas cosas por mi, las hacia yo mismo y de hecho yo aparezco en 4 de estas películas haciendo estas acciones ¿no? Yo las llamaba en esa época acciones en vivo pero claro era para la cámara, cuando regreso a Venezuela por primera vez me presento en vivo con un perfomance y empiezo hacer esto como una de las cosas, digamos de las actividades más importante dentro de mi mundo artístico yo estaba en mi casa haciendo mis vitrinas era un momento así de mayor fuerza de las vitrinas, estaba haciendo mis vitrinas y mis collage en la casa, todas en cuestiones que tienen mucho que ver con santos, santos y sociedad de consumo y, a la vez, yo estaba preparando mis perfomance y presentándome en vivo. Era una época de mucha actividad política y mucha actividad con pretensiones de toma de conciencia para las personas pero fue una época bastante, bastante intensa, estamos hablando más menos de 1979, comienzos de los 80, Marco Antonio Ettedgui, Pedro Terán, Jenny y Nan, Diego Barboza, coincidimos porque yo venía de Italia, Pedro venía de Inglaterra, Yenny y Nan venían de Inglaterra, Diego venía de Inglaterra también, Marco Antonio estaba saliendo de la Universidad y estaba haciendo sus primeras cosas con el grupo autoteatro y sus primeros perfomance y Diego Rísques se estaba presentando en vivo, todavía no estaba haciendo cine sino que se presentaba con acciones también, entonces coincidimos aquí en un momento en Venezuela un grupo de artistas que estábamos trabajando con nuestro cuerpo y en esa época mi trabajo verdaderamente era muy violento, muy fuerte, se emparentaban mis perfomance a lo que el teatro pánico, es una cosa bastante conmovedora, diría yo.

NUEVA YORK – CARACAS
VII
Y estas cosas llegaron a oídos de Charlotte Moorman en Nueva York quien estaba organizando el Festival de Vanguardia de Nueva York, estaba Charlotte Moorman con Nam June Paik, con Yoko Ono, era mas o menos la gente que seguía un poco el Post-Fluxus, organizaban estos eventos que eran enormes en mil cosas donde estaban instalaciones, pinturas, videos, cine, bueno las cosas más insólitas que tú te puedes imaginar y dentro de todo este panorama estaban los perfomances, era una época de bastante fuerza en el mundo en relación a los perfomances, entonces llega la invitación a través de Margarita D´Amico, Margarita D´Amico me invita a mí a participar en un evento en la Universidad Central de Venezuela que tenía que ver con videos y perfomances y entonces nos presentamos allí, y a raíz de ese evento, todos esos videos le sfueron enviados, siempre yo decía, pero bueno, de qué manera se enteró Charlotte Moorman, claro, fue a través de esos videos, estos videos se van a Nueva York y se los muestran a la gente del festival y a Charlotte Moorman le interesa mi trabajo y me invita, y yo me voy a hacer perfomances, entonces yo estoy en Nueva York, pro primera vez estoy viviendo en Nueva York, tengo amigos allá y me voy, se supone que por una semana, porque está este festival y me quedé dos meses pero fascinado con la ciudad, y me fascina la ciudad de tal manera que decido, bueno, no es que decido todavía pero es que me gustaría vivir aquí, me gustaría vivir tiempo en esta ciudad, a mi regreso del Festival de Vanguardia decido sepárame de mi esposa, decido, pero completamente, no hacer más diseño en mi vida, es decir, que yo regreso de Nueva York cortando con el matrimonio, con el diseño porque nunca más en mi vida volví a hacer diseño, renuncié a la Universidad de Carabobo, dejé de ser profesor de diseño, dejé todo lo que hacía y me voy a vivir a Nueva York. Allí vivo 3 años, durante esos años tenía alquilado un cuarto y mi cuarto era mi taller y todo, y en el tiempo que estuve allí estuve trabajando muy fuerte y sobre todo pinté mucho, pinté mucho porque empecé a trabajar proyectos que yo quería realizar tridimensionalmente pero como vivía en un cuartucho y no los podía hacer entonces, en papel desarrollaba todo, las ideas de lo que iba a hacer algún día tridimensioanlmente y estos eran papeles grandes de un metro por sesenta, estos papeles me fueron llevando a hacer cosas con tela y empecé a pintar.

… EN EL OCHENTA Y CINCO CAMBIA MI VIDA…

VIII
Entonces bueno, en el ochenta y cinco cambia mi vida, yo te digo, para bien porque regreso a Venezuela, vuelvo con una gran exposición en el Museo de Bellas Artes, mostrando mi obra con una alegría que me representa que es Sotavento, con dos frentes más de batalla, como son la Sala Mendoza y el Espacio Alterno de la Galería de Arte Nacional, entonces en un momento, en que está el boom de la nueva pintura, no me sentía como tan fuera de lugar, al contrario, tuve muchísimo apoyo y el gran apoyo es que empiezo a vender mi obra, mi obra nunca ha sido fácil de vender pero a partir de allí, la gente empezó a interesarse en comprar mis cosas y empecé a vivir de mi trabajo artístico, algunas veces más, algunas veces menos pero aquí lo puedes ver en la exposición yo hago las exposiciones y siempre hay como dos, tres, cuatro puntos rojos, nunca son un éxito comercial, jamás, ni yo lo pretendo que sean, es que es imposible por lo que yo hago, convivir con las cosas que to hago no es nada fácil, pero siempre hay un tipo de coleccionista que se interesa en lo que yo hago.

En el 85 conozco a mi actual esposa: María Eugenia y me caso con ella. Luego nace nuestro hijo Santiago. Esta familia ha sido un gran apoyo para continuar trabajando en arte día tras día… día a día.

FEDERICA PALOMERO ENTREVISTA A CARLOS ZERPA


FEDERICA PALOMERO ENTREVISTA A CARLOS ZERPA

Federica Palomero: Ya que los objetos tienen una presencia obsesiva en tu obra, háblame de la casa de tus padres, cuando tu eras niño.

Carlos Zerpa: Mi niñez y mi temprana juventud, las compartí en tres casas diferentes. La primera era una de esas típicas casas coloniales que ya no existen, con esos corredores inmensos, con pilares, llena de cuartos. Aparte del corredor, habían puertas internas que comunicaban cada habitación con la otra, techos altísimos de caña brava. Esta casa tenía un solar enorme donde teníamos muchos animales. Yo recuerdo la cantidad de patos, gansos, perros… Llegamos a tener hasta un pequeño venado en una oportunidad, y muchísimos pájaros: turpiales, pericos, canarios. Yo tenía un lorito llamado Lorenzo como todos los loros, que me acompañaba siempre.

F. P. ¿Era en Valencia?

C. Z. Sí, en Valencia. En esa casa tenía un cuarto para los juguetes, porque habían muchos cuartos y la familia era pequeña: mi papá, mi mamá, mis dos hermanos y yo. Así que una casa tan grande para sólo cinco personas permitía tener un cuarto hasta para los juguetes. Después pasamos a una segunda casa, que era de mis abuelos, y donde vivimos un tiempo esperando que la casa que mi papá había comprado estuviera lista. Esta segunda casa había sido habitada por unas ancianas muy religiosas, estaba llena de santos por todos lados, de nichos, de velas… Luego nos mudamos a la tercera casa que era más céntrica, al lado de la antigua Plaza de Toros de Valencia. Crecí al lado de las corridas de toros, de los predicadores evangélicos, los mítines políticos, los espectáculos de lucha libre… Todo se hacía allí, era como un circo.
Habían dos almacenes: la Casa Lux y la Casa Zerpa. La Casa Zerpa era de mi abuelo paterno, y la Casa Lux de mi papá. Las dos eran como tiendas por departamentos, una especie de precursores del Sears. Eran tiendas para damas, caballeros y niños, donde vendían desde zapatos y trajes, hasta máquinas de afeitar y escopetas. Había de todo, eran enormes. Cualquier cosa que uno quisiera comprar, lo buscaba allí y seguro lo conseguía. Así que crecí metido en esas tiendas, sobre todo en los depósitos. Yo vivía en los depósitos y jugaba con todo lo que había allí: zapatos, maniquíes, frasquitos de perfumes, que se yo, había tantas cosas…

F. P. Y fuiste un niño feliz…

C..Z. Un niño feliz, gracias a Dios. Tuve una infancia muy linda, llena de cariño. Además del cariño de mis padres, que todavía me sobreprotegen hoy día, tuve una aya a quien amé muchísimo, como una segunda madre. Puedo decir que tuve dos mamás. Esta señora se encargo de mí y compartió mi vida hasta los catorce años.

F. P. Vamos a seguir hablando de casas, ya que siempre se dice que las casas se parecen a las personas, que la casa es el reflejo de uno. Acerca de la casa de tus padres y de los almacenes, uno puede pensar que mucho de estas vivencias se encuentran ahora en tu obra. Pero la casa donde vives con María Eugenia es muy ordenada, sobria, elegante. No tiene nada que ve con tu obra, tan escandalosa y agresiva. Ahí hay una especie de paradoja. ¿Se desdobla tu personalidad?

C. Z. No. Ocurre que no he querido nunca convertir mi casa en una gran instalación. Lo que dices acerca de mi casa, me lo han dicho otras personas acerca de cómo me visto. Uso colores muy sobrios, blanco, gris, negro… Nunca me visto de colorines. Yo dejo esto para mi trabajo artístico, no para mi vida, ni para mi casa. Sin embargo, mi casa está llena de objetos, las mesas, los estantes están saturados de objetos. Es como un miedo al vacío. A mí no me gustan las paredes vacías. Pero si tengo predilección por los objetos de buen diseño, de buen gusto, aunque yo disfruto mucho viendo todo lo que es de mal gusto… Pero no soportaría tener en mi casa muebles de cabilla con tejido plástico, o muebles de bambú, o lámparas hechas de vasos plásticos. Esto no me interesa para mi vida.

F. P. Tú estudiantes diseño en Milán, donde el diseño es muy puro y decantado. ¿Qué pasa con esta profesión que tú escogiste para estudiar pero que tú terminaste realmente de practicar, y tu obra artística?

C. Z. Desde los 18 años, había ejercido una cantidad de oficios que no tenían nada que ver con el arte, y decidí estudiar algo que tuviera alguna relación con mi mundo artístico. Pensé que el diseño gráfico podría ser una buena solución, porque me parecía que podría ir a la par con mi trabajo artístico sin ser demasiado alejado. Pues hasta entonces había trabajado en un banco, había sido mensajero… Entonces, surgió la posibilidad de ir a Italia. El INCIBA me otorgó una beca para ir a Milán al Instituto Politécnico de Diseño, que era lo máximo entonces, era como el post Bauhaus. Fui admitido para estudiar diseño, y además estudié serigrafía, fotografía. El estilo del Instituto era muy purista y estricto en ese momento había el grito de “Ha muerto el arte, viva el diseño” que era un credo. Todavía sigue siendo una escuela geométrica y constructivista. Pero tuve la suerte de caer en manos de Bruno Munari. Y aunque también partía de la idea que el arte había muerto, era una persona muy amplia y abierta a las locuras de uno. El fue como mi guía y mi papá en el diseño. Mientras en la escuela trabajaba con un radiograph y un tiralíneas, haciendo cuadriculas perfectas, de acabado casi serigráfico, aunque estaban hechas con brocha y pincel, fuera del instituto, Munari nos alienta en lo que era la antiescuela del diseño: aprender la perfección para poder desecharla, y con él hicimos cientos de locuras. Mis primeras películas cosidas con una máquina de coser. Era la locura total, y eso lo aprendí con Munari. Cuando volví a Venezuela, tenía dos mundos, el del diseño y el de mi arte, y no sabía cómo relacionarlos. Me dediqué a ser profesor de diseño, a crear una revista de diseño, a la Oficina de Diseño de la Universidad de Carabobo, tuve mi propia oficina con otros diseñadores locales. Fue en un año la locura con dos frentes: el diseño por un lado, y por otro el mundo del artista plástico. En esos momentos me presentaba en vivo, hacía perfomance muy violentos. No podía seguir con esos dos mundos y deseche la última adquisición, que era el diseño. Me quedé solo con el arte.

F. P. Dices que fuiste un niño feliz. Esto todavía hoy en día se nota en ti. Eres una persona tranquila y equilibrada, serena, pausada. Esto lo descubrí al conocerte porque a través de tu obra tenía un concepto muy diferente. Entonces, siendo tú esa persona que tú eres, con ese pasado tan positivo que te ha favorecido también como adulto, ¿Por qué tanta acidez, tanta agresividad en tu obra?

C. Z. Si, yo también me lo he planteado en muchas ocasiones: porque no puedo hacer cosas hermosas en el buen sentido de la palabra, cosas apacibles, por que tiene que ser siempre algo tan violento. Hasta en una pintura donde utilizó la imagen de un beso, los colores tienen que ser estridentes, pintados con la mano, con un volcán en erupción. Por qué tiene que haber cuchillos en todas partes… por qué tiene que estar siempre presente el lado feo…

F. P. ¿Es algo masoquista, o provocador?

C. Z. Sencillamente no creo en otro tipo de arte. Respeto a quienes lo hacen, porque hay otras posibilidades, otras maneras de expresarse. Pero en mí no acepto un arte tranquilo, al gusto del expresarse. Pero en mí no acepto un arte tranquilo, al gusto del espectador o del consumidor. Yo creo en un arte provocador, en un arte de denuncia, sin caer en lo propagandístico, sin caer en el realismo socialista. Pero si creo en la obra que conmueve, que hace pensar, que hace sentir atracción y repulsión al mismo tiempo que hace tomar conciencia, esto es muy pretencioso de la realidad del entorno del mundo de uno. Yo disfruto mucho con el amanecer, el atardecer, las flores, los pájaros que cantan, soy un romántico; las cosas cursis me gustan mucho, pero a la vez me afecta el entorno terrible en el cual vivimos: la inseguridad física, la inseguridad económica. Cuando sales a la calle un malandro te puede matar, la misma policía es agresiva, las calles están llenas de huecos. Todo lo negativo que yo veo, que está en las revistas, en la televisión, lo transformo en arte. Creo que es eso lo que me pasa.

F. P. Pero en tu obra también existe un lado positivo, generoso: todos estos objetos que cargan los recuerdos de la infancia, la parte buena y linda, para decirlo así. Y después esta toda la parte mucha más violenta, es como si lo vives en ti y lo que viene de afuera se mezclaran en tu obra, a través de la iconografía y de los objetos.

C. Z. Exacto también esta la referencia a la religión, mejor dicho al catolicismo. Porque hay otra religiones, pero no me gustan, no me interesan para mi obra: a mi me interesa el cristianismo. De hecho soy cristiano de convicción y crecí en un entorno católico. Uno es bautizado, crece en esta religión, hace la primera comunión, se casa por la iglesia… pero llega el momento en que uno se enfrenta a las grandes contradicciones que existen en esta religión y se da cuenta de cómo la gente es manipulada y llevada al fetichismo. El fetichismo no me gusta, y me llama la atención como a la gente en Venezuela, en América Latina en general, pone su fe en un objeto, no en Dios. La gente cree en una imagen de yeso o de papel, piensa que es la virgen. La gente cree en un crucifijo, que de hecho es un arma: me gusta satirizar con esto, ver como algo deja de ser un objeto más y se convierte en algo mágico. Unos clavos dejan de ser clavos en si y se convierte en algo sagrado. La gente carga una cruz en el cuello, y yo me divierto mucho pensando que si cristo hubiese muerto en la guillotina, todo el mundo llevaría una guillotina en el cuello, o si hubiera sido ahorcado, una horca. Y se haría la señal de la horca y no de la cruz. Yo juego con esto en mi obra.

F. P. Es un juego iconoclasta ¿Quisieras una religión sin objeto?

C. Z. No. No estoy en contra de los objetos. Me gustan los objetos. Lo que me parece absurdo es que la gente ponga su fe en un objeto en vez de poner su fe en Dios, o en el hombre. Como alguien puede coger una imagen de yeso que igual puede ser de Simón Bolívar, del Indio Guaicaipuro o de la Virgen del Coromoto, poner una vela delante y pensar que ese objeto de yeso puede cumplir un milagro. Han surgidos unas mezclas como las religiones afro-cubanas en las cuales la gente venera a una divinidad negra. Y al mismo tiempo en sus altares aparece la Gioconda de Leonardo, porque cuando la gente compra las estampas, también estaba la Gioconda, y la incluye como una nueva virgen y le pone velas sin saber como se llama…

F. P. Esto es una ironía increíble, porque de modo inconsciente, están rindiendo curso al arte sin darse cuenta…

C. Z. Exactamente, es el culto al arte. En estos días fui a una tienda que vende santos, y vi nuevas imágenes de yeso, mezclas extrañísimas de cosas. Incluso vi unas velas en forma de pene erecto…

F. P. Puede ser un culto a Priapo, ya que estamos hablando de sincretismos, estos pueden llegar a ser muy amplios…

C. Z. Una vela en forma de pene erecto. ¿De que servirá? Me pregunto, ¿Será que castigar a un hombre que se porto mal y hacer que el pene se le derrita? ¿O le ofrecen la vela a un santo por alguien que tiene impotencia? Entonces me imagine a alguien comprando esta vela y llevándola a la virgen del Socorro. Imaginé de pronto a la virgen del Socorro rodeada de velas de pene derritiéndose. Que locura…

F. P. Pero es muy divertido ahora me gustaría que habláramos de tu evolución. Primero haces performances, luego los objetos y las instalaciones que tu sigues haciendo todavía, y hacia 1985 empiezas con la pintura de caballete, vamos a llamarla así para subrayar su carácter tradicional como medio en relación a los anteriores. Esto corresponde también a un retorno a la pintura en Venezuela, tú eres parte de este movimiento que se gesta entonces. También Diego Barboza a mediado de los ochenta abandona las acciones poéticas y vuelve a la pintura.

C. Z. La mayoría de los artistas serios y me incluyo que hacíamos perfomance en Venezuela lo dejamos de hacer. En un primer momento, el perfomance era una propuesta conceptual y no comercial, el hecho de una acción. Pero después esto se convirtió en una moda. Toda la gente de la danza y del teatro se dio cuenta de que podía hacer perfomances también. Sintieron que los artistas plásticos habían invadido su territorio. Pero los perfomances son acciones que involucran la vida real muy ligadas a las artes puras, y no tienen nada que ver con lo teatral. En el teatro, tomas una botella la llenas de té, te la tomas y haces que estás borracho. Mientras que los que hacíamos perfomance, teníamos que emborracharnos de verdad, tomarnos una botella entera de whisky. Y si hago como si me cortara y me pongo salsa de tomate, esto es teatro. En un perfomance agarro una hojilla y me corto de verdad: esta es la gran diferencia. Así que parece que nos hubiéramos puesto de acuerdo, Jeny y Nan, Diego Barboza, el mismo Marco Antonio Ettedgui y yo, dejamos de hacer perfomance. Y cambiamos las acciones por otros medios. Yo, ya veía haciendo vitrinas y objetos, sillas, así que no fue muy complicado. Yo empecé a pintar cuando fui a Nueva York. Allí entré en el mundo de la pintura, yo vivía en un cuarto alquilado, muy pequeño: no podía hacer objetos empecé a hacer bocetos para futuros objetos. Por megalomanía los hice en papeles muy grandes, después les puse colores, y así fue como empecé a meterme en el mundo de la pintura y a darme cuenta de que la pintura era como las estampas que yo pegaba en los cuadros, pero que en vez de hacer collage podía pintarlas directamente. Era el omento de la nueva pintura en Nueva York, eso me atrapó, me atreví también a pintar después de ver a tanta gente pintando, pero no tenía pretensiones y sigo sin tenerlas de ser pintor.

F. P. Y había una estética en la pintura de hace diez años atrás, que tenía un eco en lo que venías haciendo en otros medios.

C. Z. Si era un atreverse, un permitirse pintar, aún sin pintar académicamente bien. Se podía pintar con los dedos pintar feo, pero expresando una manera de sentir.

F.P. Quisiera que me hablaras de tu relación con los objetos, anterior a su colección en la obra, como o consigues, si lo buscas si es un hecho azaroso, si hay un afán de coleccionista o inclusive algo de fetichismo.

C. Z. Los busco en el sentido en que me meto en lugares donde pueda conseguir cosas que luego me van a servir, con mercerías, tiendas de pueblo, bodegas, mercados de pulgas, ferreterías. Yo voy caminado y de pronto empiezo a ver objetos que me gustan, que parecen llamarme, y los compro sin saber para que los voy a utilizar. Sólo después surge la idea de cómo utilizarlos. En estos días estuve en Valencia en una tienda del centro, y en un rincón había una cantidad de ángeles de plástico. Eran pianos, ví que los podía pegar sobre algo y los compré sin saber que iba a hacer con ellos. Ahora los utilicé como parte de un marco de un cuadro, pero otras veces los objetos se quedan largo tiempo guardados en cajas. Tengo una caja llena de peces de plástico y otra de peces de cerámica, hace tres o cuatro años que los tengo todavía no se para que los voy a utilizar. De pronto surge una idea, a veces nunca surge. Pero hay cosas que yo compro porque están siempre presentes en mi obra: Cuentas, perlas, metras, cuchillos. La primera vez que compré los milagritos que se le ponen a los santos los compré para mí pero luego me gustaron tanto que los compré por docenas.

F. P. ¿Por lotes?

C. Z. Si, por lotes. Por ese afán de tener las cosas, y un día surgió la idea de pegarlos a un cuadro.

F. P. ¿Cómo se unen los objetos entre sí?. ¿Adquieren un valor simbólico pro su encuentro surrealista?

C. Z. Es bastante fortuito, Yo los agrupo en base a caprichos.

F. P. Entonces, es el objeto el que crea su propia simbología.

C. Z. Si, claro que si. Hay objetos como los crucifijos, los milagritos, los cuchillos que de por sí son muy fuertes.

F. P. Si, estos ya vienen con una carga propia como objetos, lo que no es el caso de una metra…

C. Z. Fíjate. En Toledo compré una daga muy hermosa, que me gustaba mucho. No sabía que iba a hacer con esta daga, porque de por si era muy fuerte. No es un cuchillo de cocina, un de esos para cortar carne. Aunque estos cuchillos también pueden ser un arma para asesinar a alguien. Se cambia su uso, digamos. Pero una daga ya es un arma claro, también puede servir como adorno, pero de hecho es un arma blanca. Entonces tomé un cristo y lo crucifiqué en la daga. Lo daguifiqué. Entonces, esta daga se convirtió en una doble arma y también en un objeto bello: una daga con un Cristo. Diría que es la verdadera arma de la inquisición.

F. P. Y puede ser también un Cristo combatiendo como lo presenta la iconografía colonial.

C. Z. Pero el Cristo combatiente no está clavado.

F. P. No, por supuesto. Sería difícil.

C. Z. Claro. Bueno así es como se dan las cosas. Estas cosas provienen de un robo, de una expropiación de lo que es la cultura popular. La gente del pueblo relaciona los objetos de una manera muy hermosa, por unos motivos que no son los míos. Yo lo hago con un sentido artístico, y ellos lo hacen dentro de su cultura: encima de un televisor ponen una princesita de porcelana, al lado un Pluto de Walt Disney, una virgen junto a un cenicero de arte Murano, con una lata de refresco que tomaron y que les gustó porque tenían la imagen del mundial de fútbol. Yo me robo esas ideas, esas cosas que para ellos son tan comunes. Se las robó a los autobuseros, a los buhoneros, me fijo cómo se viste la agente en la calle. Se ponen dos collares que no tienen nada que ver el uno con el otro, con una cadena de un Cristo que no tiene cruz, sino que está agarrado de manos de la cadena, y al lado tienen un prendedor con un muñequito de la televisión.

F. P. ¿Y tú tuviste la oportunidad de tener algún eco de cómo la gente que pertenece a esta cultura popular percibe tu obra?

C. Z. Cuando hacía acciones en la calle, si. Tenía un feedback directo de esas personas que se identificaban con los objetos que usaba. Y cuando expongo en los museos también, porque la gente va a los museos, no todos, pero esta gente si va a los museos, aunque muchos no lo crean.

F. P. Claro que sí, va los domingos por la mañana.

C. Z. Van los domingos y se identifican con las cosas que ven allí. A las galerías comerciales no van, porque piensan que son para los burgueses. En noviembre del año pasado hice un altar en Monterrey, y mucho de los objetos que utilicé allí eran objetos de la cultura popular mexicana, otros pertenecían a Venezuela. La gente fue a ver un altar de muertos, y había un venezolano que se identificó con la bandera venezolana, encima había unos santos que no reconoció pero si sabía que eran santos.

F. P. Pero a lo mejor la gente no identifica tus objetos como un hecho plástico porque son parte de su vida cotidiana.

C. Z: Exacto. Estaban las calaveras, pero en vez de ser de dulce, estaban llenas de pedrerías, pero de todas formas eran sus calavera la gente se daba cuenta. La gente no es tonta. Le falta educación, por culpa de los gobernantes y de los intereses que existen para que la gente no sea educada. Pero la gente sabe. A fin de cuenta. Si sabe de qué se trata.

miércoles, marzo 12, 2008

La Cursilería

Hola Carlos,
Te envío algunas preguntas acerca del tema en cuestión:

La cursilería

Gracias por tu colaboración.
Un abrazo
Nélida Fernández Alonzo


Nelida Fernandez - ¿A tu juicio qué es la cursilería?
Carlos Zerpa - Cuando alguien aparenta tener elegancia o riqueza, se viste de una determinada manera y ostenta objetos que piensa son de “clase” y al final lo que denota es una ridiculez y un mal gusto

NF- ¿Por qué la gente le teme a lo cursi?
CZ- Porque en el fondo son cursis y temen mirarse en ese espejo.

NF- ¿En su ámbito de trabajo, en el ambiente donde te desenvuelves, existe la cursilería? ¿Cómo?
CZ- En todos los ambientes existe y en el mundo de las artes también se ve, pienso que con mayor frecuencia sobresale el mundo de los cursis en la gente de la farándula.

NF- ¿Se puede decir que todos los seres humanos tienen algo de cursis?
CZ- En algunos momentos todos cometemos tonterías, pecamos de cursis o hacemos payasadas.

NF- En Venezuela, donde se puede ver la mayor dosis de cursilería.
CZ- Quizás en el certamen de Mis Venezuela.

NF- ¿Cómo se puede evitar la cursilería?
CZ- con educación, con cultura, con crecimiento espiritual.

NF- Para ti ¿Quien puede ser un icono de lo cursi?
CZ – Tengo un rato pensando en esto y de verdad no lo sé.

sábado, marzo 08, 2008

CINCO PASOS CON EL BROTHER EN BOGOTÁ

CINCO PASOS CON EL BROTHER EN BOGOTÁ

PASO #1
Salimos un grupo de amigos a la feria de arte de Bogotá, esa estupenda ciudad Colombiana, llegamos y nos alistamos para la noche de gala, la esperada inauguración de dicha feria.
“El Brother” había olvidado su traje en caracas y no tenía algo elegante que ponerse para dicho evento, así que fue de compras a “Gino´s” una sastrería italiana de lujo a probarse unos trajes. Se midió y probó muchísimos hasta que al fin encontró una chaqueta marrón a cuadros que le gustaba y le entallaba a su medida, se miraba al espejo contemplándose y dispuesto a comprársela… Solo había un detalle que no le cuadraba, las mangas le quedaban largas.
En la sastrería muy amablemente le consiguieron de inmediato la solución, acortarían las mangas y se la tendrían listas para esa misma tarde. “El Brother” aprobó la idea, pagó con la tarjeta de crédito y se regresó al hotel.
La esposa de nuestro amigo estaba en Costa Rica trabajando en un asunto de restauraciones de obras de arte y esa misma tarde tomaría un vuelo a Bogotá para encontrarse con su marido y asistir junto con todos nosotros a la fiesta de inauguración; Ella se había tardado un poco más ya que en el aeropuerto de Costa Rica, un ladrón de manos de seda, le había sustraído la tarjeta de crédito y se había echado a correr… Ella de inmediato dio parte a la policía y llamó al banco para que bloquearan y suspendieran el uso de dicha tarjeta, por robo.
Legó la tarde a Bogotá, eran como las 6 y ya todos estábamos en el hotel bañándonos y acicalándonos para ir a cenar “Ajiaco” y luego del restaurante marcharnos a la fiesta.
La esposa del “Brother” estaba preocupada pues llegó de Costa Rica directo al hotel y su marido no aparecía, nadie sabía de él y ni siquiera había dejado una nota en la recepción.

PASO # 2
Al rato llega la noticia, “El Brother” estaba detenido el la comandancia de policía, al intentar comprar en la santería, una chaqueta utilizando una tarjeta de crédito robada… que susto, ya llebaba dos horas incomunicado y en interrogatorios…. Menos mal que lo pudimos sacar de la prisión al explicarle a la policía y al dueño de la sastrería, que era el esposo de la denunciante del robo, que ambos compartían el mismo numero de tarjeta y que era completamente inocente.
La Chaqueta fue pagada en efectivo, “El Brother” fue liberado, el malentendido fue aclarado y unos cuantos vinos tintos, hicieron que el miedo, la tristeza, el susto se intercambiara por sonrisas y chistes de sobremesa… Además “El Brother” se veía regio y de lo más elegante con su flamante chaqueta bogotana.

PASO # 3
La llegada a la inauguración la hicimos a tiempo, y tomando más y más vino tinto, relaciones con los colombianos y otros participantes extranjeros de la feria… Mucha saludadera y compartimiento social con las amistades hasta mediados de la noche.
De ese lugar nos fuimos a una fiesta privada en casa de la esposa de un afamado pintor colombiano, casada con el dueño de una afamada galería… parte del grupo de amigos se regresó al hotel y la esposa del “Brother” con ellos, muy cansada por el viaje de Venezuela a Costa Rica y desde allí a Bogotá.
“El Brother” no quiso irse, con mas tragos en la cabeza de los que podía tener, afirmaba que estaba celebrando su libertad y que no estaba en ese momento tras las rejas; Nosotros nos quedamos un hora más y nos regresamos también al hotel, “El Brother” dijo que se quedaba un rato más en la fiesta y que luego se iba a una fiesta bailable a pocas cuadras del hotel y de ese lugar regresaba a su dormitorio, que no nos preocupáramos, que ya unos amigos se habían comprometido con él para llevarlo.

PASO # 4
Llegó con esos amigos a un apartamento en donde se celebraba un cumpleaños, se quitó la chaqueta, la puso en el respaldo de una silla y se puso a bailar y bailar como loco haciendo un trencito con otros de la fiesta mientras gritaba: “la culebra… la culebra”… Celebrando la hora loca y poniéndose a tomar aguardiente cristal hasta que llegó la madrugada.
Llegando la hora de partida, tomó la chaqueta del espaldar de la silla y viendo que su amigo estaba muy borracho para manejar, él mismo se dispuso a llevar el volante y manejar ese auto hasta el hotel… Igual de borracho y sin conocer Bogotá estaba él.
El amigo balbuceaba indicándole como llegar al hotel,. “El Brother” sintió que comenzaba a hincharse, que la chaqueta le apretaba el pecho, los brazos y lo asfixiaba, le faltaba el aire, sentía que estaba como intoxicado, ¿serían los calamares en su tinta que comió a medianoche? dudaba si irse al hospital o al hotel, quería que le inyectaran alguna vaina por temor a seguir hinchándose y no poder respirar más… No quería morirse como un bolsa esa madrugada.
Llegaron no saben como a la puerta del hotel. Se bajó y caminó como un robot, la chaqueta estaba demasiado ajustada a su cuerpo, lo sofocaba… Entró al hotel y en el ascensor lucho con la chaqueta y pudo quitársela, le dieron unas pastillas antiinflamatorias y unas gotas antialérgicas… Llegó a su cuarto, se dio un baño y sintió como el alma le regresaba al cuerpo… Se tiró en la cama, cuan largo era y se durmió profundamente hasta el día siguiente.

PASO #5

Al despertarlo su esposa para que fuesen a desayunar con todo el grupo, “El Brother” notó que la chaqueta que estaba tirada en el piso y que se había puesto a la salida del cumpleaños, no era la de él, era parecida, pero definitivamente no era la suya, esta además era dos talla menor lo que lo hizo comprender que no estaba intoxicado, si no que la chaqueta mucho más pequeña le ajustaba tanto que prácticamente lo estaba asfixiando.
“El Brother” pudo darse cuenta que la pesadilla no terminaba allí…
1- Su chaqueta nueva estaba perdida
2- En el bolsillo interno derecho de ella, tenía su pasaporte
3- En el bolsillo izquierdo, todos sus dólares
4- No recordaba el nombre del amigo al cual le manejó el carro hasta el hotel
5- No recordaba ni menos el nombre ni la dirección del apartamento en el cual fue a bailar la culebra, en la hora loca.

TRANQUILOS….
“El Brother” pudo recuperar todo y logró no perder el avión, llegando a tiempo para su vuelo a Venezuela, su mujer estaba mas cliente que plancha e´Chino…
Pero eso ya es otra historia.

lunes, marzo 03, 2008

CUCARACHAS NEWYORKINAS


CUCARACHAS NEWYORKINAS

Llegué a Nueva York en 1981 con la idea de quedarme por un tiempo largo, estudiar ingles y participar del acontecer artístico de esa fabulosa ciudad.
En realidad estaba invitado a participar con mi performance “Welcome Ms. Nation” en el “XV Avant Gard Festival” organizado por Charlotte Moorman en esa ciudad y yo había decidido felizmente irme a la ciudad que nunca duerme.
Al llegar fui hospedado por un querido amigo de mi juventud…
Más que un amigo un hermano… MARKO.
Llegué a su loft en Tribeca, al lado del bar “Go Go Girls” en Manhattan, con una botella de ron “Caballito Frenao” como obsequio y de inmediato él me asignó mi cuarto. Al caminar me di cuenta que todo el piso de madera estaba cruzado de gruesos cables anaranjados y negros que salían de los enchufes múltiples cual cabelleras.
Los cables atravesaban y se entrecruzaban trepaban por los muros y llegaban a todos los rincones para alimentar a las lámparas y reflectores de alta potencia… Todas encendidas a la vez, parecía un estudio fotográfico o una instalación de Boltanski.
Todas las luces encendidas hacían que uno se sintiera en un set cinematográfico o en el desierto del Sahara.
Estaba extrañado de esta costumbre de mi amigo de tener día y noche todas las luces encendidas y de saber que en ese lugar se dormía con las luces encendidas; me quedé inmóvil con mi equipaje en la mano sin atreverme a dar un paso más.
Mi amigo al verme atónito me dijo: “Es por las CUCARACHAS… Para que no salgan”.
Dejé la maleta en el piso, le di la botella de ron y a causa del calor, del viaje del verano en la ciudad y las luces, que me dirigí a la nevera a buscar un vaso de agua fría; al abrirla me encontré que la nevera estaba llena de libros, él la había convertido en una biblioteca que enfriaba libros… “Es por las CUCARACHAS… Para que no se metan dentro de los libros”…
me dijo.
ZZ…En el arte definitivamente hay que atreverse, hay que participar de una subversión por la libertad total como dijo el querido maestro Frank Zappa…ZZ