¿TE GUSTA EL CATCH AS CATCH CAN O ERES MARICÓN?
Carlos Zerpa
Carlos Zerpa
Estaba hablando de Lucha Libre con mi amigo Melquiades Herrera en el Bar “El Nivel”, en pleno corazón del Distrito Federal… a la vuelta de la esquina del Zócalo, de esa gran plaza frente al templo mayor de mi querido México. Tequilas y tequilas con sangrita llegaban a nuestra mesa, así como uno que otro parroquiano amigo del gran artista conceptual, Melquiades o de la Lucha Libre que hacían comentarios sobre el Catch.
Melquiades abrió un maletín y sacó una máscara plateada del Santo para mostrármela, hacía poco que ese gran héroe había muerto, en la mesa de al lado estaba un hombre que en sus años mozos luchaba bajo la capucha blanca y el nombre de “El Enfermero”, él saludó a Melquiades y aseguró que aún hoy en día pese a su edad y su calvicie, podía partirle el pescuezo a más de tres, porque en un tiempo la Lucha era de verdad, verdad y no solo “Teatro y Maroma”… sonrió al ver la máscara plateada pues él hoy en día estaba entrenando nada más y nada menos que al hijo del Santo… palabras mayores.
Entre tequila y Tequila, cacahuates y jalapeños con totopos comenzaron a tejerse las historias sobre la mesa que ya parecía la “Arena Coliseo” y se escuchaba al réferi con aquello de, “Lucharán a dos de tres caídas sin límite de tiempo” ni de tequilas…
¿Conocen ustedes a Lourdes Grobet la fotógrafa que fue esposa de Felipe Ehrenberg, esa que fotografió a todos los grandes del Catch en los buenos tiempos?
Los luchadores hasta la invitaban a ella a sus casas para que les tomaran fotos con su familia y sentados con sus máscaras puestas en un sofá de la sala, no deja de ser maravilloso el ver a una mujer enmascarada que le da biberón a su bebé… Lourdes hasta sale en una foto bailando en una fiesta con “El santo” de traje y corbata con su máscara puesta.
Los luchadores hasta la invitaban a ella a sus casas para que les tomaran fotos con su familia y sentados con sus máscaras puestas en un sofá de la sala, no deja de ser maravilloso el ver a una mujer enmascarada que le da biberón a su bebé… Lourdes hasta sale en una foto bailando en una fiesta con “El santo” de traje y corbata con su máscara puesta.
¿Conocen el trabajo artístico que hizo sobre la Lucha Libre Demián Flores?
Creo que no existe otro pintor en México aparte de Melquiades que es artista pero que no pinta, je, je, je… Alguien que sepa más de Lucha Libre que Demián de Oaxaca, ha realizado miles de pinturas, grabados, collages, dibujos y técnicas mixtas con el tema de la Lucha Libre con eso que él llama, la “Arena Mestiza”.
Creo que no existe otro pintor en México aparte de Melquiades que es artista pero que no pinta, je, je, je… Alguien que sepa más de Lucha Libre que Demián de Oaxaca, ha realizado miles de pinturas, grabados, collages, dibujos y técnicas mixtas con el tema de la Lucha Libre con eso que él llama, la “Arena Mestiza”.
¿Saben que el señor Antonio Martínez fue quien hizo la primera máscara para la lucha Libre aquí en México?
Él era zapatero y hacía todas las botas que utilizaban los luchadores, la primera máscara la realizó creo que en el año 1933, en esa época no habían luchadores enmascarados, por lo tanto no habían máscaras, él la hizo de cuero de cabra para un luchador llamado “Cyclone Mackey” quién desde ese momento se comenzó a llamar “La Maravilla Enmascarada”, desde ese momento en adelante ya todo es una gloriosa historia presente, Grandes luchadores cubrieron su rostro para darle paso a los míticos: Mil Mascaras, Blue Demon, Rayo de Jalisco, Huracán Ramírez y Santo el Enmascarado de Plata… Entre otros, con máscaras diseñadas y confeccionadas por Don Antonio Martínez.
Él era zapatero y hacía todas las botas que utilizaban los luchadores, la primera máscara la realizó creo que en el año 1933, en esa época no habían luchadores enmascarados, por lo tanto no habían máscaras, él la hizo de cuero de cabra para un luchador llamado “Cyclone Mackey” quién desde ese momento se comenzó a llamar “La Maravilla Enmascarada”, desde ese momento en adelante ya todo es una gloriosa historia presente, Grandes luchadores cubrieron su rostro para darle paso a los míticos: Mil Mascaras, Blue Demon, Rayo de Jalisco, Huracán Ramírez y Santo el Enmascarado de Plata… Entre otros, con máscaras diseñadas y confeccionadas por Don Antonio Martínez.
¿Conocen ustedes la historia de cuando le dieron una buena madriza y mandaron al hospital al escritor José Emilio Pacheco por ayudar al luchador rudo “El Verdugo Rojo” para que se chingara al técnico e ídolo de multitudes “Bill Montenegro”?
Eso si fue de verdad espectacular, tres costillas fracturadas, la tibia y el peroné derechos astillados, la cadera dislocada, hematomas y heridas por todo el cuerpo, la boca partida y abombada, los dedos de las manos fracturados, la cabeza del fémur de su pierna izquierda sacada de su lugar, mechones de su cabello arrancados de raíz, los ojos tan hinchados por los golpes que no podía ver, varios dientes partidos o sacados de cuajo y dos semanas en terapia intensiva, de cuidados máximos, alimentándose por vena y recluido en el hospital “Madre de Dios”… Es que casi lo matan por pendejo, ¿Quién lo manda?.
Resulta que nuestro amigo José Pacheco se fue desde el DF a ver el “Catch As Catch Can” a la ciudad de Puebla, para ser más precisos eso fue en el Palenque del Recinto Ferial “Atlixco”, porque luchaba su ídolo “Bill Montenegro”, él compró asientos de primera fila y se sentía a sus anchas rodeado de cientos de fanáticos que gritaban al unísono a favor de “Montenegro” y en contra del “Verdugo”… Pacheco se sentía como en familia, compró una cerveza, una chela Sol muy fría y una mazorca de maíz asada con mantequilla derretida y un tantito de chile molido para mitigar el hambre.
El combate no iba bien para “Montenegro”, la cosa no era teatral si no que se la habían tomado de a verdad y a título personal, estaban luchando de a verdad – verdad y se daban duro y con todo, con verdadera furia, esto no era teatro, circo ni maroma, era la puritica verdad, el mero, mero desmadre, el rudo contra el técnico, el malo contra el bueno, el héroe contra el villano.
Bien se dice que hay maderas que no agarran el barniz y que el que nace para rudo nunca su técnica endereza, que el aplauso del público al maldito no le interesa, que no le concierne el reglamento, que él diabólico hace sus propias leyes, que no respeta nada ni a nadie, que “Verdugo Rojo” está saldando viejas cuentas y curando viejas heridas, que el olor de la sangre hacen que su adrenalina suba, porque es pendenciero y a ese cara bonita de Bill hoy se lo carga.
Era la tercera y última de las tres caídas, todo el público estaba en contra del rudo. Cuenta Pacheco que “Montenegro” fue sacado del ring, fue enviado fuera del cuadrilátero y se golpeó la cabeza contra una silla del ring side, entonces “El Verdugo” lo subió a la lona tirándole por los cabellos, lo sujetó con un candado y le estrelló la cabeza contra un poste haciendo que la herida de la frente se le agrandara y quedara bañado en sangre, luego el enmascarado, el rudo, el maléfico, el verdugo, el vil, continuaba golpeándolo y el réferi no hacía nada para pararlo, de hecho el referí estaba a favor del malo... Así que desesperado y viendo que le estaban dando en la madre a su héroe, Pacheco le lanzó con toda la rabia y frustración un elote, una mazorca de maíz que se estaba comiendo contra la cabeza del “Verdugo Rojo”, la cual pegó con fuerza contra la cabeza cubierta de la horrorosa máscara también roja del hombre infernal, pero rápidamente ese luchador infame, al ver con que había sido golpeado, tomó la mazorca de la lona y con ella le picó, se le clavó repetidamente en los ojos a Bill, con tanta furia que de milagro no lo deja ciego sacándole los ojos.
En ese instante todo el público asistente clavó sus ojos en el escritor, en ese entrometido capitalino que había venido desde fuera a ayudar al “Verdugo Rojo”, la bestia de mil cabezas comenzó a insultarlo, a maldecirlo, nadie se había dado cuenta que la verdadera intensión del escritor era otra, que él era también fanático del ídolo de la juventud, del gran “Bill Montenegro”, que había venido de tan lejos solo para aupar a su ídolo. Pero no, nada que ver, los escupitajos e insultos llovieron sobre su humanidad, un fanático orinó en un vaso y se lo lanzó bañándolo de orines.
El verdugo en ese momento aplicó una quebradora contra Bill y lo puso fuera de combate, haciendo que perdiera la pelea.
Una lluvia de vasos de cartón, botellas, zapatos y almohadones llovieron sobre el Verdugo y también sobre José Emilio Pacheco en primera fila, mientras que Montenegro inconsciente y bañado en sangre era llevado casi muerto a la enfermería.
“El Verdugo Rojo” fue escoltado por la policía hasta los camerinos, se quitó la máscara roja, se dio una ducha, se vistió de paisano y salió a la calle como si nada, nadie lo reconocía como el hombre malo de los cuadriláteros sin la capucha que lo identificaba como “El Verdugo”, tomó un taxi y se dirigió a su hotel pasando al lado de la turba enardecida.
Fíjate Melquiades, yo leí en la revista “Tierra Adentro”, que lo último que recordaba Pacheco, fue como unos hombres fuertes como estibadores, se acercaban a él gritándole “Maldito Chilango”, que lo acusaban de ser cómplice del Verdugo y de ser responsable de la derrota de “Montenegro”, Pacheco solo recuerda con terror que muchos hombres y mujeres venían dispuestos a lincharlo, como rompían las sillas y se acercaban armados con estos palos y fierros, gritándole…“Maldito, Puto Chilango”.
La mesa guardó unos segundos de completo y sepulcral silencio, hasta que el viejo luchador llamado “El Enfermero” me miró a los ojos y me preguntó,
¿Y a ti te gusta el Catch as Catch can o eres maricón?.
¿Y a ti te gusta el Catch as Catch can o eres maricón?.