Carlos Zerpa: Las galerías comerciales han asumido el rol de museos
Diario El Nacional
09:03 am 15-Abr de 2012
Tal Levy
El artista lamenta que sólo los creadores afines al oficialismo tengan acceso a las instituciones museísticas y considera que los grafitis que promociona el Gobierno carecen de fuerza por ser panfletarios. Cuestiona la proliferación de un arte conceptual sin concepto y celebra que los artistas se desmarquen de las imposiciones por crear "ismos"
¿Todo es arte si yo soy artista y digo que lo es?, cuestiona Carlos Zerpa, quien reconoce un grave problema que enturbia los ámbitos creadores. "Internacionalmente, se está manejando mucho un arte conceptual sin concepto, un poco como aquello de poner un zapato encima de una mesa malinterpretando a Marcel Duchamp.
La propuesta artística es un cenicero de los últimos cigarillos que se fumó el artista o los tubos de pasta de diente que utilizó durante un año. No hay concepto detrás de esto, sino un facilismo".
El polifacético artista está convencido de que lo ideal es cuando lo conceptual se une al material idóneo y advierte que el uso de materiales no convencionales no hace que un arte sea vanguardista. "Se puede hacer arte de vanguardia en bronce y se puede hacer el arte más tradicional del mundo en mantequilla", asegura.
--¿La transgresión ha dejado de ser rompedora para convertirse en moda? --Muchas de las acciones de Alejandro Jodorowsky, gran transgresor latinoamericano, fueron muy importantes en su momento, pero si para tener impacto voy a repetir lo que él hizo se convierte en pose, pierde efectividad. La transgresión tiene que ser auténtica, que nazca de uno como artista, si no es tan sólo un disfraz.
--Tiempo atrás, con cuchillos, balas y calaveras su arte hacía un llamado de atención sobre la violencia. Con el aumento de la criminalidad en el país, ¿qué efecto puede tener la obra creada frente a una realidad que la supera? --La realidad siempre será más fuerte que la invención de un artista. Hay un par de piezas que hice y se mantienen vigentes en cuanto a mostrar la violencia. Un ala de cuchillos desde lejos es muy bella, parece una joya, pero cuando te acercas te das cuenta de que las plumas metálicas son cuchillos afilados de 7 pulgadas y se convierte en algo terrible. Kalabala la hice por petición de Desorden Público y aparece en el libro del disco y en el video de "Valle de balas", canción en la que se inspiró.
En esa época había 10 muertes violentas los fines de semana en Caracas, que es mucho, pero imagínate hoy que hay 50, 60 y hasta 100. Es una calavera que tiene una máscara de balas y es muy mala, como la violencia de las balas. Recientemente fue convertida en estampilla de mail art en Canadá y fue usada en grandes vallas en Tijuana, preocupados porque los fines de semana tienen 12 muertos.
Pasa el tiempo y estas piezas que podían ser obras de arte del ayer tienen una vigencia impresionante. Hoy el caraqueño sabe qué sucede sin que los artistas se lo digamos. La realidad es tan contundente que la toma de conciencia está. El próximo paso es cambiar las cosas.
--Hemos asistido a una politización de la vida del país hasta tal punto que tan sólo faltaría por escuchar "Soy chavista, luego existo" o "soy antichavista, luego existo".
¿Cómo la mirada del espectador actual afecta la percepción del arte? --La polarización está muy marcada con base en el odio, que reina en todas estas diferencias. Es tremendo cuando el arte comienza a mezclarse con estas situaciones. El Gobierno a final de cuentas es el que tiene el poder, el que maneja los premios, los museos y las instituciones culturales.
Jamás participaría en sus salones, en sus eventos, una obra que se aproxime a criticar al régimen. Hemos visto lo contundente y despiadado que ha sido el Gobierno en sus ataques a caricaturistas como Rayma o Weil, porque si no estás con el oficialismo eres un traidor a la patria. Por otro lado, el espectador sabe, así no entienda de arte, por qué se rompen todas las reglas y se otorga el Premio Nacional de Artes Plásticas a un artista por pintar a los pistoleros de Puente Llaguno como héroes.
--Desde hace décadas, en su obra ha criticado la sociedad de consumo que promueve el capitalismo. ¿Qué piensa cuando escucha la prédica anticapitalista del Gobierno? --Es una gran mentira, pero ya están al descubierto. Una cosa es lo que dicen y otra lo que son. ¿Qué tipo de socialismo existe cuando el pueblo sigue siendo paupérrimo y ellos como dirigentes son más millonarios que los millonarios que criticaban? Es absurdo lo que vivimos.
--También ha escarbado en el imaginario de ídolos religiosos y de la patria, como José Gregorio Hernández o Simón Bolívar, figuras que ahora son ensalzadas en los predios oficiales. --Siempre me ha interesado incorporar lo popular. Eso es pop art venezolano. Qué sentido tiene trabajar con imágenes únicamente internacionales si tenemos íconos maravillosos como María Lionza, José Gregorio Hernández o Simón Bolívar. En un momento incorporé estas imágenes porque eran las que se veían en los autobuses, en los mercados populares, en los altares de pueblo. Hoy, como todas las cosas oportunistas de este gobierno, son pilares de esta mal llamada revolución. El primero fue Simón Bolívar, que de hecho nos lo quitaron. Nos expropiaron el color rojo, el Himno Nacional, la bandera. Tantas cosas nos han quitado y las han hecho sólo de ellos; no de Venezuela, sino de los chavistas, del PSUV.
--¿Cómo explicar que sea el Gobierno el que fomente los grafitis, la guerrilla comunicacional? --El grafiti art nació, con otro tipo de conciencia, en Venezuela con Ángel Martínez Lobo. Entonces, Caracas estaba llena de grillos pintados por todos lados. Los grafiteros siempre han sido perseguidos como delincuentes. Es una gran mentira que hay permisología, porque hay permiso sólo para quien manche paredes apoyando a Chávez y su gobierno. No es lo mismo cuando un chamo sale a la calle con unas latas de spray y sabe que puede ser detenido que cuando el Gobierno le da la pintura y le pide que pinte grafitis alusivos a los ideales revolucionarios. Ese grafiti no está hecho por grafiteros, sino por gente que maneja una agencia de publicidad. ¿Cuál es su fuerza? No, eso es arte panfletario. Si en vez de a Chávez se pintara a Obama y banderas gringas, ¿qué sería? Vendepatria, ¿no? Pero si es Fidel y la bandera cubana, ¿no?
--Como artista no convencional, ¿cuál es su valoración sobre el hecho de que el arte que antes se exhibía en museos hoy ocupe garajes y galpones? --Si antes era un gran logro poder penetrar en espacios culturales oficiales, mostrar cierta obra no tradicional en museos, hoy sólo podrás tener acceso si militas en las filas ideológicas oficialistas. Convirtieron estas instituciones en parte de su manejo personal. No hay manera de tener acceso. O no te invitan y no tienes el apoyo gubernamental, o ideológicamente tú partes de no ser cómplice de este gobierno respaldando algunos espacios que ya llevan 13 años de haber sido destrozados. Acabaron con las escuelas avanzadas de arte, como la Reverón; con los museos, con los ateneos, con las colecciones. Toman obras de los depósitos y al mostrarlas ponen letreros en los que las explican de una manera revolucionaria, a mí me ha sucedido. Galerías como la Freites y Ascaso están haciendo muestras que al verlas uno dice: Esto debería estar en la Galería de Arte Nacional, en el Museo de Bellas Artes. Al no existir esos espacios para los artistas no revolucionarios, las galerías comerciales han asumido el rol de museos. Espero que en el futuro se rescaten los museos y se les dé vida nueva. En este país el trabajo será de arqueología y reconstrucción.
--¿Se hace arte de vanguardia en Venezuela? --Hay mucha gente joven haciendo cosas fabulosas y uno dice: ¡Qué voladura de sesos hay aquí! En este momento las imposiciones de galeristas, críticos, curadores, de crear "ismos" no existen y si existen, nadie les hace caso. No todos pintan constructivismo geométrico o figuración realista o abstraccionismo. Todo el mundo hace lo que le viene en gana y eso es maravilloso, porque da una libertad total a los artistas de ser ellos mismos, sin necesidad de ser aprobados o no.
La propuesta artística es un cenicero de los últimos cigarillos que se fumó el artista o los tubos de pasta de diente que utilizó durante un año. No hay concepto detrás de esto, sino un facilismo".
El polifacético artista está convencido de que lo ideal es cuando lo conceptual se une al material idóneo y advierte que el uso de materiales no convencionales no hace que un arte sea vanguardista. "Se puede hacer arte de vanguardia en bronce y se puede hacer el arte más tradicional del mundo en mantequilla", asegura.
--¿La transgresión ha dejado de ser rompedora para convertirse en moda? --Muchas de las acciones de Alejandro Jodorowsky, gran transgresor latinoamericano, fueron muy importantes en su momento, pero si para tener impacto voy a repetir lo que él hizo se convierte en pose, pierde efectividad. La transgresión tiene que ser auténtica, que nazca de uno como artista, si no es tan sólo un disfraz.
--Tiempo atrás, con cuchillos, balas y calaveras su arte hacía un llamado de atención sobre la violencia. Con el aumento de la criminalidad en el país, ¿qué efecto puede tener la obra creada frente a una realidad que la supera? --La realidad siempre será más fuerte que la invención de un artista. Hay un par de piezas que hice y se mantienen vigentes en cuanto a mostrar la violencia. Un ala de cuchillos desde lejos es muy bella, parece una joya, pero cuando te acercas te das cuenta de que las plumas metálicas son cuchillos afilados de 7 pulgadas y se convierte en algo terrible. Kalabala la hice por petición de Desorden Público y aparece en el libro del disco y en el video de "Valle de balas", canción en la que se inspiró.
En esa época había 10 muertes violentas los fines de semana en Caracas, que es mucho, pero imagínate hoy que hay 50, 60 y hasta 100. Es una calavera que tiene una máscara de balas y es muy mala, como la violencia de las balas. Recientemente fue convertida en estampilla de mail art en Canadá y fue usada en grandes vallas en Tijuana, preocupados porque los fines de semana tienen 12 muertos.
Pasa el tiempo y estas piezas que podían ser obras de arte del ayer tienen una vigencia impresionante. Hoy el caraqueño sabe qué sucede sin que los artistas se lo digamos. La realidad es tan contundente que la toma de conciencia está. El próximo paso es cambiar las cosas.
--Hemos asistido a una politización de la vida del país hasta tal punto que tan sólo faltaría por escuchar "Soy chavista, luego existo" o "soy antichavista, luego existo".
¿Cómo la mirada del espectador actual afecta la percepción del arte? --La polarización está muy marcada con base en el odio, que reina en todas estas diferencias. Es tremendo cuando el arte comienza a mezclarse con estas situaciones. El Gobierno a final de cuentas es el que tiene el poder, el que maneja los premios, los museos y las instituciones culturales.
Jamás participaría en sus salones, en sus eventos, una obra que se aproxime a criticar al régimen. Hemos visto lo contundente y despiadado que ha sido el Gobierno en sus ataques a caricaturistas como Rayma o Weil, porque si no estás con el oficialismo eres un traidor a la patria. Por otro lado, el espectador sabe, así no entienda de arte, por qué se rompen todas las reglas y se otorga el Premio Nacional de Artes Plásticas a un artista por pintar a los pistoleros de Puente Llaguno como héroes.
--Desde hace décadas, en su obra ha criticado la sociedad de consumo que promueve el capitalismo. ¿Qué piensa cuando escucha la prédica anticapitalista del Gobierno? --Es una gran mentira, pero ya están al descubierto. Una cosa es lo que dicen y otra lo que son. ¿Qué tipo de socialismo existe cuando el pueblo sigue siendo paupérrimo y ellos como dirigentes son más millonarios que los millonarios que criticaban? Es absurdo lo que vivimos.
--También ha escarbado en el imaginario de ídolos religiosos y de la patria, como José Gregorio Hernández o Simón Bolívar, figuras que ahora son ensalzadas en los predios oficiales. --Siempre me ha interesado incorporar lo popular. Eso es pop art venezolano. Qué sentido tiene trabajar con imágenes únicamente internacionales si tenemos íconos maravillosos como María Lionza, José Gregorio Hernández o Simón Bolívar. En un momento incorporé estas imágenes porque eran las que se veían en los autobuses, en los mercados populares, en los altares de pueblo. Hoy, como todas las cosas oportunistas de este gobierno, son pilares de esta mal llamada revolución. El primero fue Simón Bolívar, que de hecho nos lo quitaron. Nos expropiaron el color rojo, el Himno Nacional, la bandera. Tantas cosas nos han quitado y las han hecho sólo de ellos; no de Venezuela, sino de los chavistas, del PSUV.
--¿Cómo explicar que sea el Gobierno el que fomente los grafitis, la guerrilla comunicacional? --El grafiti art nació, con otro tipo de conciencia, en Venezuela con Ángel Martínez Lobo. Entonces, Caracas estaba llena de grillos pintados por todos lados. Los grafiteros siempre han sido perseguidos como delincuentes. Es una gran mentira que hay permisología, porque hay permiso sólo para quien manche paredes apoyando a Chávez y su gobierno. No es lo mismo cuando un chamo sale a la calle con unas latas de spray y sabe que puede ser detenido que cuando el Gobierno le da la pintura y le pide que pinte grafitis alusivos a los ideales revolucionarios. Ese grafiti no está hecho por grafiteros, sino por gente que maneja una agencia de publicidad. ¿Cuál es su fuerza? No, eso es arte panfletario. Si en vez de a Chávez se pintara a Obama y banderas gringas, ¿qué sería? Vendepatria, ¿no? Pero si es Fidel y la bandera cubana, ¿no?
--Como artista no convencional, ¿cuál es su valoración sobre el hecho de que el arte que antes se exhibía en museos hoy ocupe garajes y galpones? --Si antes era un gran logro poder penetrar en espacios culturales oficiales, mostrar cierta obra no tradicional en museos, hoy sólo podrás tener acceso si militas en las filas ideológicas oficialistas. Convirtieron estas instituciones en parte de su manejo personal. No hay manera de tener acceso. O no te invitan y no tienes el apoyo gubernamental, o ideológicamente tú partes de no ser cómplice de este gobierno respaldando algunos espacios que ya llevan 13 años de haber sido destrozados. Acabaron con las escuelas avanzadas de arte, como la Reverón; con los museos, con los ateneos, con las colecciones. Toman obras de los depósitos y al mostrarlas ponen letreros en los que las explican de una manera revolucionaria, a mí me ha sucedido. Galerías como la Freites y Ascaso están haciendo muestras que al verlas uno dice: Esto debería estar en la Galería de Arte Nacional, en el Museo de Bellas Artes. Al no existir esos espacios para los artistas no revolucionarios, las galerías comerciales han asumido el rol de museos. Espero que en el futuro se rescaten los museos y se les dé vida nueva. En este país el trabajo será de arqueología y reconstrucción.
--¿Se hace arte de vanguardia en Venezuela? --Hay mucha gente joven haciendo cosas fabulosas y uno dice: ¡Qué voladura de sesos hay aquí! En este momento las imposiciones de galeristas, críticos, curadores, de crear "ismos" no existen y si existen, nadie les hace caso. No todos pintan constructivismo geométrico o figuración realista o abstraccionismo. Todo el mundo hace lo que le viene en gana y eso es maravilloso, porque da una libertad total a los artistas de ser ellos mismos, sin necesidad de ser aprobados o no.