Lo mas seguro es el Infierno… Cita con Carlos Zerpa
Entrevistado por: Antonia Palacios, Maria Elena Ramos, Pascual Estrada y Rafael Arráis Lucca.
Revista: Hojas de Calicanto No 12, Edición Aniversario
Enero / Marzo de 1982.
Rafael Arráiz Lucca: ¿Porque dentro de la propuesta conceptual (como tú la llamas) de tu trabajo, nos hablas de una crítica a la sociedad de consumo, basada en un sistema capitalista y la escogencia del tema religioso para abordar esa problemática?
Carlos Zerpa: Eso es bastante interesante, a final de cuentas mi trabajo artístico es muy intimo, bastante intimo, y aunque yo respeto mucho el trabajo de otros compañeros míos, aun dentro de la vanguardia, hay otros que trabajan un poco mas desde afuera, o sea que trabajan el arte por el arte, o slo se manejan dentro de la cuestión estética, un trabajo bastante válido; pero, en mi caso, yo considero que la única manera que yo pueda asumir el trabajo artístico es relacionándolo con mi propia persona, con lo que yo vivo, con mi acontecer diario desde que abro los ojos en la mañana hasta que me acuesto a dormir y aun así cuando estoy durmiendo, en ese momento también sigo siendo artista, no es un acto de cinco minutos los domingos o cuando tengo tiempo o un rato libre (como si fuese un hobbie).
Partiendo de allí, yo tengo mis preocupaciones y mi caos vivencial como todo ciudadano y a mi me afecta el hecho de que cuando yo salgo a la calle el transporte público sea tan malo, que haya huecos en las calles, saber que el país está en crisis, etc., etc. Todos estos problemas son políticos a final de cuentas y me afectan a mí en mi vida íntima, directamente, yo creo que si yo viviera en una ciudad más justa yo me sentiría mucho mejor de lo que me siento ahora, y doy esta vuelta para llegar a eso, mi trabajo siendo íntimo, está verdaderamente afectado por este problema político en el país, de Latinoamérica o del mundo, pero yo asumí mi propuesta artística en Venezuela porque, bueno, yo soy venezolano y vivo aquí entonces si mi intimidad está afectada por este acontecer político nacional, entonces diría yo que mi trabajo intimo es un trabajo político a final de cuentas. Si yo me escapo del problema político, estoy escapando de mi realidad y tendría que hacer otras cosas que a mí verdaderamente no me interesan.
Yo he buscado, tengo varios años en esto, el caso se dió cuando estaba viviendo en Italia, estaba a punto de egresar de la escuela de Diseño, una escuela que me decía y enseñaba que el arte había muerto y justo en ese momento mi trabajo yo lo sentía muy frío, verdaderamente, no entendía que era lo que estaba pasando con él, me di cuenta que mi casa estaba llena de objetos, que yo recuperaba de los basureros o de casas de antigüedades y los metía en frascos y armaba cosas, era muy calido, muy bello, me identificaba con ellos pero yo no les consideraba obra de arte, no eran obra de arte porque allí no estaba la pincelada ni el lápiz ni el soporte habitual, la tela prensada, el papel, sino que sencillamente eran objetos metidos en botellas, en frascos, cosas amarradas, cosas escritas y pegadas (objetos mágicos, nada más), un día tuve la osadía (utilizando un soporte tradicional como es lienzo prensado sobre un bastidor) de pegar estos objetos a ese bastidor y entender que yo traía dos años con una crisis artística tremenda, y que esta crisis se daba porque yo había asumido, verdaderamente que el arte no estaba afuera sino que el arte era todos estos objetos que me estaban rodeando en mi casa y que yo venia reuniendo hace mucho tiempo y que no les había dado su puesto de importancia dentro de mi vida artística, y cuando entendí esto, empecé a buscar un poco mas adentro de mi mismo que cosas eran las que yo sentía, que me afectaba y realice un poco esta fusión.
He hablado de la parte romántica, de los recuerdos. Por otro lado en relación a la propuesta religiosa, tiene también su lugar en mi vida intima, porque desde niño yo he estado muy marcado, como creo que todos nosotros, por una religión católica que me dice que es lo bueno y que es lo malo, del pecado, del cielo y del infierno. Todo este mundo sadomasoquista en que estamos metidos desde niños, que representan una cantidad de frenos morales a cusa de esa religión y entonces empecé a rebelarme contra todas estas cosas. Viví una vida fanática católica con los cursillos de cristiandad llamados “Palestra”, otra como cristiano de Biblia, casi llegando a ser evangélico, luego un mundo bastante diferente, de tendencias orientalitas (yoga, sen, artes marciales) y entonces me empecé a dar cuenta de que nosotros, en Latinoamérica, siempre hemos sido como dice Martí, una Latinoamérica bastante mestiza, bueno, no solamente mestiza en cuanto a razas sino en cuanto a creencias y eso lo hablo yo detenidamente en el catálogo de mi exposición “Cada quien con su santo propio”. Toda esa influencia que vino de España, toda esa influencia que vino del África, nuestros rituales primarios y primigenios autóctonos, nuestras creencias venezolanas, indígenas y luego todo lo que nos va llegando gota a gota: los mormones, los testigos de Jehová, los pentecostales, las hijas de Maria, los hijos de Dios, el Guru Mahariji, el Guru tal, el Guru cual etc. Nosotros lo que hemos hecho es, toda una mezcla de esas cosas que nosotros de una manera u otra, tenemos un poco de todo eso, un poco de lo bueno y un poco de lo alienante… Vivimos en un sincretismo.
María Elena Ramos: Hay algo que es importante tocar, sobre ese aspecto religioso, que no es simplemente la existencia clara de una cantidad de sentimientos, prácticas religiosas, todo eso, sino también en tu trabajo concretamente, se siente tanto más, una crítica o una reflexión sobre la manera como posteriormente las religiones han sido otra pieza más del consumo. Más que una crítica a la religión misma. Porque hemos comentado que en ti se siente más la postura del que en el fondo se preocupa por que algo que pudo haber sido relativamente puro o incluso puro en sus orígenes, tenga un proceso de prostitución, se venden sahumerios, se venden toda una cantidad de cosas, como se pueden vender fichitas de mujeres desnudas y almanaques, todo en el mismo sitio y tienen el mismo destino, más que una reflexión sobre el problema de la religión como hecho alienante, es toda esa cosa posterior, o sea a la religión como consumo, yo creo que eso es importante también porque entronca con tu crítica, tu visión del mundo político – social y el consumo, que es lo fundamental de tu trabajo con el aspecto religioso, porque llega un momento en que todo se confunde, llega un momento en que solamente las religiones dejan de ser las cosas originalmente pura que fueron, igual que el arte deja de tener la fuerza que originalmente era pura y se ve desvirtuado, se va consumiendo y llega un momento en que todo es la misma basura (por decirlo de alguna forma), entonces yo siento que eso es importante.
Carlos Zerpa: Si claro, que bueno que lo trajiste a relación. Porque en verdad es uno de los aspectos que más me interesan a mí. En una sociedad consumista como la nuestra, bueno, la espiritualidad no se escapa, entonces ella va muy ligada a una parte bella que tenemos nosotros, en Latinoamérica, que es la magia y la magia es de pronto lo que uno siente cuando está en un jardín y oye los sapitos, o cuando sale el arco iris… aunque parezca una cuestión muy romántica y muy cursi, pero es muy hermosa y entonces uno siente que uno es más que este cuerpo y que es otra cosa, que es amor, aunque esa es una palabra muy prostituida y es prostituida por eso, porque esta sociedad se ha encargado de comercializar todo y nada se escapa de eso, bueno el hecho de las religiones y toda esta creencia espiritual que tenemos todos nosotros está contaminada. Hay personas que se dan cuenta que hay gente cada vez que observan la luna se ponen románticos y entonces le venden la luna y eso ha pasado con los santos, esa magia ha sido tan manejada por la sociedad de consumo que si se dan cuenta (como de hecho se están dando cuenta) de que hay muchas personas que tienen su fe puesta en personajes como José Gregorio Hernández, en la Virgen Sudorosa, en el Niño de la Cuchilla o como el Anima de La Yaguara, etc. Y ellos al instante les tienen al lado las estampas que van a consumir en sus propias casas, y diferentes maneras de venta/adoración, que van desde un José Gregorio Hernández de yeso, hasta uno de neón en resina poliéster que brilla en la oscuridad, o lo último que ví por allí que, bueno, dije esto es el colmo ya, como son los santos en Spray que están llegando de Miami, que tienen en las latas de aerosol, unas instrucciones bastantes interesantes: dicen que la casa debe estar en silencio, que lean la oración que trae el envase, que piensen en el santo y luego que lo rocíe en el ambiente y la presencia del santo estará en la sala, recen otra vez y ya estará presente, estos santos en spray vienen en olor a Lavanda, Fresa, coco y ámbar.
María Elena Ramos: ¿Tú no crees que el proceso de arte es similar al de la religión?
Carlos Zerpa: Claro, hay arte en spray también, al gusto exactamente del consumidor. Va directamente proporcional al final de cuentas. Al artista y al producto del arte que se pretende vender, hoy en día se le diviniza tal cual y se le monta en un pedestal como si fuera un santo más. Entonces este santo nuevo (un ser especial) un nuevo sacerdote, el genio, el que todo lo que toca ya es obra de arte, lo que este artista firma se vende y seguirá entonces haciendo cuadros azules con puntos amarillos porque eso es lo que necesita la sociedad de consumo o una cantidad de personas se unirán a esta tendencia de pintar cuadros azules con punto amarillo y habrán sus variantes, los seguidores, porque seguirán la corriente de moda.
Pacual Estrada: ese es un riesgo tremendo el que tú corres (como todo) el riesgo de ser santificado, es decir, tú estás en un proceso artístico y de creación; marginal, contra el status, y aparece ser que muy doloroso para el status, entonces tú, un artista tú, como provees tú futuro, es decir, como artista, como hombre, como persona, porque claro, el riesgo de ser absorbido es grande, si todo es manipulado, de repente se hace una gracia, una morisqueta y viceversa.
Carlos Zerpa: Esta sociedad absorbe todo, el caso más lamentable, diría yo, es el de Che Guevara que termino siendo…
María Elena Ramos: Franelas…
Carlos Zerpa: Franelas, calcomanías, hebillas de cinturón, llaveros, afiches y posters psicodélicos, pasó también con el símbolo de la paz y se tergiversó su mensaje y terminó siendo hebillas, franelas, peace and love por todos lados. Ellos son expertos a final de cuentas en cambiar todas las cosas y manipularlas, cambiarles el sentido, entonces bueno, tu me preguntas a mí que va a pasar conmigo, bueno: yo no sé. Esta sociedad de consumo, mira, es tan hábil o sea la gente que está allí, por algo están en el poder no son nada tontos y lo manejan todo muy bien, en este momento me están manejando a mí, perfectamente, yo diría que en este momento yo soy un boom, y yo me estoy cuidando muchísimo, me han puesto trampas, yo observo algunas otras no, ahí está mi riesgo a final de cuentas, no sólo el mío sino el de todos los creadores, el de todas las personas, ahora tu me preguntas que va a pasar conmigo, bueno yo voy a intentar mantenerme puro, digo yo, pero hoy en día hay dos posiciones, o uno se mantienen verdaderamente puro y no participa en nada y se aísla o se infiltra. Yo opté por la segunda que es la más peligrosa, yo me estoy infiltrando bastante, bastante, yo pienso que particularmente la lucha no es desde una montaña echando tiros o metido en una cueva de ermitaño, sino la lucha es desde adentro y es más riesgosa, el poder del dinero corrompe todo, yo espero que el sistema no me trague entero, pero bueno en la pelea perderé algo.
Rafael Arráiz Lucca: Carlos, seria interesante que nos hablaras también de tus rituales; yo encuentro que en ellos y en buena parte de su trabajo, hay una relación muy interesante entre toda esa sensualidad y erotismo de tus rituales y la muerte, sí como a ella la veo dentro de tu propuesta conceptual. Hablábamos un poco de esto. Como enlazas todo esto…
Antonia Palacios: Bueno, es que yo creo, Rafael, que justamente lo que él ha estado hablando todo el tiempo es de esa influencia religiosa que tuvo en su niñez y que hemos tenido casi todos y tu sabes muy bien que todo lo que significa la religión cristiana aquí en Venezuela por lo menos y en España porque es de allá que nos viene, es una cosa donde la muerte tiene el principal papel, es decir, la muerte es una cosa… el temor a la muerte está inspirado por el temor de Dios, eso es lo que colocan a uno los cristianos. Entonces al dejar de vivir nosotros estamos en presencia de dios que va a juzgarnos y ese el temor grande del que tu hablas, no solamente de la muerte sino que envuelve esa cosa católica y cristiana que es el temor a Dios.
Carlos Zerpa: Exacto. La única cosa cierta es la muerte, eso lo sabemos todos, pero la muerte como es un gran enigma, nadie sabe que es lo que pasa después de que uno muere, ha sido muy bien trabajada para que nos haga pensar que la muerte es cielo o infierno y todo el mundo sabe que es muy difícil el cielo, o sea, que lo más seguro es el infierno y este es verdaderamente la muerte, da miedo, pánico ese enfrentamiento con el diablo y la no vida. Mis performances son esa linea entre la vida y la muerte, soy yo mismo, mis ceremonias son eso, la vida misma, no son teatro, esa es la premisa. Yo creo que para la mayoría de las personas que son creativas la muerte está muy cerca o está muy cerca es nuestra compañera todo el tiempo está con nosotros.
Antonia Palacios: Yo estoy de acuerdo contigo.
Carlos Zerpa: Muchas veces yo he sentido ganas, verdaderamente, de no seguir viviendo, con depresiones bastante fuertes y yo he decidido que no quiero seguir viviendo y hay ocasiones en que quiero vivir eternamente, sobre todo cuando estoy enamorado, que esos momentos perduraran es lo ideal, entonces fíjate yo involucro la muerte en mis trabajos y performances, justamente pro eso, por el gran miedo que le tenemos todos a ese momento en que nos desprendemos del cuerpo e ir a un lugar “exis”, a la nada o a un lugar pleno de amor y de luz…. O si verdaderamente son ciertas tantas creencias como la reencarnación. Juego con eso al máximo, sobre todo porque me interesa mantener a las personas que están viendo el trabajo mío en un temor, en un gran temor o se los estoy diciendo durante el performance: “Yo soy la muerte”. Y si yo digo la muerte, tienen miedo y de pronto me ven a mí como el que les está nombrando la muerte y entonces me tienen miedo a mí y eso me interesa para mi trabajo, porque es una manera de manejar al público.
Rafael Arraíz Lucca: ¿Por qué? ¿Para que?.
Carlos Zerpa: ¿Para?, para que no se les escape un momento la tensión ni la atensión de mi trabajo y poderles decir de esta manera otra cantidad de cosas importantes, para crear conciencias y ese para lo justificaría, bueno a mi me interesa y no es una cosa del todo mía ni inventada por mí…. Se lo leí en una carta de Isidore Ducasse (El Conde Lautremont) él decía que él le encantaba a la muerte porque a él le interesa que la gente viendo el horror buscará el otro polo: la vida, él no le cantaba a la muerte sino a la vida, entonces yo te diré lo mismo, yo busco mostrarle al espectador todas las cosas más fuertes para motivarlos a ellos hacia lo otro, hacia el otro mundo: la vida.
Entrevistado por: Antonia Palacios, Maria Elena Ramos, Pascual Estrada y Rafael Arráis Lucca.
Revista: Hojas de Calicanto No 12, Edición Aniversario
Enero / Marzo de 1982.
Rafael Arráiz Lucca: ¿Porque dentro de la propuesta conceptual (como tú la llamas) de tu trabajo, nos hablas de una crítica a la sociedad de consumo, basada en un sistema capitalista y la escogencia del tema religioso para abordar esa problemática?
Carlos Zerpa: Eso es bastante interesante, a final de cuentas mi trabajo artístico es muy intimo, bastante intimo, y aunque yo respeto mucho el trabajo de otros compañeros míos, aun dentro de la vanguardia, hay otros que trabajan un poco mas desde afuera, o sea que trabajan el arte por el arte, o slo se manejan dentro de la cuestión estética, un trabajo bastante válido; pero, en mi caso, yo considero que la única manera que yo pueda asumir el trabajo artístico es relacionándolo con mi propia persona, con lo que yo vivo, con mi acontecer diario desde que abro los ojos en la mañana hasta que me acuesto a dormir y aun así cuando estoy durmiendo, en ese momento también sigo siendo artista, no es un acto de cinco minutos los domingos o cuando tengo tiempo o un rato libre (como si fuese un hobbie).
Partiendo de allí, yo tengo mis preocupaciones y mi caos vivencial como todo ciudadano y a mi me afecta el hecho de que cuando yo salgo a la calle el transporte público sea tan malo, que haya huecos en las calles, saber que el país está en crisis, etc., etc. Todos estos problemas son políticos a final de cuentas y me afectan a mí en mi vida íntima, directamente, yo creo que si yo viviera en una ciudad más justa yo me sentiría mucho mejor de lo que me siento ahora, y doy esta vuelta para llegar a eso, mi trabajo siendo íntimo, está verdaderamente afectado por este problema político en el país, de Latinoamérica o del mundo, pero yo asumí mi propuesta artística en Venezuela porque, bueno, yo soy venezolano y vivo aquí entonces si mi intimidad está afectada por este acontecer político nacional, entonces diría yo que mi trabajo intimo es un trabajo político a final de cuentas. Si yo me escapo del problema político, estoy escapando de mi realidad y tendría que hacer otras cosas que a mí verdaderamente no me interesan.
Yo he buscado, tengo varios años en esto, el caso se dió cuando estaba viviendo en Italia, estaba a punto de egresar de la escuela de Diseño, una escuela que me decía y enseñaba que el arte había muerto y justo en ese momento mi trabajo yo lo sentía muy frío, verdaderamente, no entendía que era lo que estaba pasando con él, me di cuenta que mi casa estaba llena de objetos, que yo recuperaba de los basureros o de casas de antigüedades y los metía en frascos y armaba cosas, era muy calido, muy bello, me identificaba con ellos pero yo no les consideraba obra de arte, no eran obra de arte porque allí no estaba la pincelada ni el lápiz ni el soporte habitual, la tela prensada, el papel, sino que sencillamente eran objetos metidos en botellas, en frascos, cosas amarradas, cosas escritas y pegadas (objetos mágicos, nada más), un día tuve la osadía (utilizando un soporte tradicional como es lienzo prensado sobre un bastidor) de pegar estos objetos a ese bastidor y entender que yo traía dos años con una crisis artística tremenda, y que esta crisis se daba porque yo había asumido, verdaderamente que el arte no estaba afuera sino que el arte era todos estos objetos que me estaban rodeando en mi casa y que yo venia reuniendo hace mucho tiempo y que no les había dado su puesto de importancia dentro de mi vida artística, y cuando entendí esto, empecé a buscar un poco mas adentro de mi mismo que cosas eran las que yo sentía, que me afectaba y realice un poco esta fusión.
He hablado de la parte romántica, de los recuerdos. Por otro lado en relación a la propuesta religiosa, tiene también su lugar en mi vida intima, porque desde niño yo he estado muy marcado, como creo que todos nosotros, por una religión católica que me dice que es lo bueno y que es lo malo, del pecado, del cielo y del infierno. Todo este mundo sadomasoquista en que estamos metidos desde niños, que representan una cantidad de frenos morales a cusa de esa religión y entonces empecé a rebelarme contra todas estas cosas. Viví una vida fanática católica con los cursillos de cristiandad llamados “Palestra”, otra como cristiano de Biblia, casi llegando a ser evangélico, luego un mundo bastante diferente, de tendencias orientalitas (yoga, sen, artes marciales) y entonces me empecé a dar cuenta de que nosotros, en Latinoamérica, siempre hemos sido como dice Martí, una Latinoamérica bastante mestiza, bueno, no solamente mestiza en cuanto a razas sino en cuanto a creencias y eso lo hablo yo detenidamente en el catálogo de mi exposición “Cada quien con su santo propio”. Toda esa influencia que vino de España, toda esa influencia que vino del África, nuestros rituales primarios y primigenios autóctonos, nuestras creencias venezolanas, indígenas y luego todo lo que nos va llegando gota a gota: los mormones, los testigos de Jehová, los pentecostales, las hijas de Maria, los hijos de Dios, el Guru Mahariji, el Guru tal, el Guru cual etc. Nosotros lo que hemos hecho es, toda una mezcla de esas cosas que nosotros de una manera u otra, tenemos un poco de todo eso, un poco de lo bueno y un poco de lo alienante… Vivimos en un sincretismo.
María Elena Ramos: Hay algo que es importante tocar, sobre ese aspecto religioso, que no es simplemente la existencia clara de una cantidad de sentimientos, prácticas religiosas, todo eso, sino también en tu trabajo concretamente, se siente tanto más, una crítica o una reflexión sobre la manera como posteriormente las religiones han sido otra pieza más del consumo. Más que una crítica a la religión misma. Porque hemos comentado que en ti se siente más la postura del que en el fondo se preocupa por que algo que pudo haber sido relativamente puro o incluso puro en sus orígenes, tenga un proceso de prostitución, se venden sahumerios, se venden toda una cantidad de cosas, como se pueden vender fichitas de mujeres desnudas y almanaques, todo en el mismo sitio y tienen el mismo destino, más que una reflexión sobre el problema de la religión como hecho alienante, es toda esa cosa posterior, o sea a la religión como consumo, yo creo que eso es importante también porque entronca con tu crítica, tu visión del mundo político – social y el consumo, que es lo fundamental de tu trabajo con el aspecto religioso, porque llega un momento en que todo se confunde, llega un momento en que solamente las religiones dejan de ser las cosas originalmente pura que fueron, igual que el arte deja de tener la fuerza que originalmente era pura y se ve desvirtuado, se va consumiendo y llega un momento en que todo es la misma basura (por decirlo de alguna forma), entonces yo siento que eso es importante.
Carlos Zerpa: Si claro, que bueno que lo trajiste a relación. Porque en verdad es uno de los aspectos que más me interesan a mí. En una sociedad consumista como la nuestra, bueno, la espiritualidad no se escapa, entonces ella va muy ligada a una parte bella que tenemos nosotros, en Latinoamérica, que es la magia y la magia es de pronto lo que uno siente cuando está en un jardín y oye los sapitos, o cuando sale el arco iris… aunque parezca una cuestión muy romántica y muy cursi, pero es muy hermosa y entonces uno siente que uno es más que este cuerpo y que es otra cosa, que es amor, aunque esa es una palabra muy prostituida y es prostituida por eso, porque esta sociedad se ha encargado de comercializar todo y nada se escapa de eso, bueno el hecho de las religiones y toda esta creencia espiritual que tenemos todos nosotros está contaminada. Hay personas que se dan cuenta que hay gente cada vez que observan la luna se ponen románticos y entonces le venden la luna y eso ha pasado con los santos, esa magia ha sido tan manejada por la sociedad de consumo que si se dan cuenta (como de hecho se están dando cuenta) de que hay muchas personas que tienen su fe puesta en personajes como José Gregorio Hernández, en la Virgen Sudorosa, en el Niño de la Cuchilla o como el Anima de La Yaguara, etc. Y ellos al instante les tienen al lado las estampas que van a consumir en sus propias casas, y diferentes maneras de venta/adoración, que van desde un José Gregorio Hernández de yeso, hasta uno de neón en resina poliéster que brilla en la oscuridad, o lo último que ví por allí que, bueno, dije esto es el colmo ya, como son los santos en Spray que están llegando de Miami, que tienen en las latas de aerosol, unas instrucciones bastantes interesantes: dicen que la casa debe estar en silencio, que lean la oración que trae el envase, que piensen en el santo y luego que lo rocíe en el ambiente y la presencia del santo estará en la sala, recen otra vez y ya estará presente, estos santos en spray vienen en olor a Lavanda, Fresa, coco y ámbar.
María Elena Ramos: ¿Tú no crees que el proceso de arte es similar al de la religión?
Carlos Zerpa: Claro, hay arte en spray también, al gusto exactamente del consumidor. Va directamente proporcional al final de cuentas. Al artista y al producto del arte que se pretende vender, hoy en día se le diviniza tal cual y se le monta en un pedestal como si fuera un santo más. Entonces este santo nuevo (un ser especial) un nuevo sacerdote, el genio, el que todo lo que toca ya es obra de arte, lo que este artista firma se vende y seguirá entonces haciendo cuadros azules con puntos amarillos porque eso es lo que necesita la sociedad de consumo o una cantidad de personas se unirán a esta tendencia de pintar cuadros azules con punto amarillo y habrán sus variantes, los seguidores, porque seguirán la corriente de moda.
Pacual Estrada: ese es un riesgo tremendo el que tú corres (como todo) el riesgo de ser santificado, es decir, tú estás en un proceso artístico y de creación; marginal, contra el status, y aparece ser que muy doloroso para el status, entonces tú, un artista tú, como provees tú futuro, es decir, como artista, como hombre, como persona, porque claro, el riesgo de ser absorbido es grande, si todo es manipulado, de repente se hace una gracia, una morisqueta y viceversa.
Carlos Zerpa: Esta sociedad absorbe todo, el caso más lamentable, diría yo, es el de Che Guevara que termino siendo…
María Elena Ramos: Franelas…
Carlos Zerpa: Franelas, calcomanías, hebillas de cinturón, llaveros, afiches y posters psicodélicos, pasó también con el símbolo de la paz y se tergiversó su mensaje y terminó siendo hebillas, franelas, peace and love por todos lados. Ellos son expertos a final de cuentas en cambiar todas las cosas y manipularlas, cambiarles el sentido, entonces bueno, tu me preguntas a mí que va a pasar conmigo, bueno: yo no sé. Esta sociedad de consumo, mira, es tan hábil o sea la gente que está allí, por algo están en el poder no son nada tontos y lo manejan todo muy bien, en este momento me están manejando a mí, perfectamente, yo diría que en este momento yo soy un boom, y yo me estoy cuidando muchísimo, me han puesto trampas, yo observo algunas otras no, ahí está mi riesgo a final de cuentas, no sólo el mío sino el de todos los creadores, el de todas las personas, ahora tu me preguntas que va a pasar conmigo, bueno yo voy a intentar mantenerme puro, digo yo, pero hoy en día hay dos posiciones, o uno se mantienen verdaderamente puro y no participa en nada y se aísla o se infiltra. Yo opté por la segunda que es la más peligrosa, yo me estoy infiltrando bastante, bastante, yo pienso que particularmente la lucha no es desde una montaña echando tiros o metido en una cueva de ermitaño, sino la lucha es desde adentro y es más riesgosa, el poder del dinero corrompe todo, yo espero que el sistema no me trague entero, pero bueno en la pelea perderé algo.
Rafael Arráiz Lucca: Carlos, seria interesante que nos hablaras también de tus rituales; yo encuentro que en ellos y en buena parte de su trabajo, hay una relación muy interesante entre toda esa sensualidad y erotismo de tus rituales y la muerte, sí como a ella la veo dentro de tu propuesta conceptual. Hablábamos un poco de esto. Como enlazas todo esto…
Antonia Palacios: Bueno, es que yo creo, Rafael, que justamente lo que él ha estado hablando todo el tiempo es de esa influencia religiosa que tuvo en su niñez y que hemos tenido casi todos y tu sabes muy bien que todo lo que significa la religión cristiana aquí en Venezuela por lo menos y en España porque es de allá que nos viene, es una cosa donde la muerte tiene el principal papel, es decir, la muerte es una cosa… el temor a la muerte está inspirado por el temor de Dios, eso es lo que colocan a uno los cristianos. Entonces al dejar de vivir nosotros estamos en presencia de dios que va a juzgarnos y ese el temor grande del que tu hablas, no solamente de la muerte sino que envuelve esa cosa católica y cristiana que es el temor a Dios.
Carlos Zerpa: Exacto. La única cosa cierta es la muerte, eso lo sabemos todos, pero la muerte como es un gran enigma, nadie sabe que es lo que pasa después de que uno muere, ha sido muy bien trabajada para que nos haga pensar que la muerte es cielo o infierno y todo el mundo sabe que es muy difícil el cielo, o sea, que lo más seguro es el infierno y este es verdaderamente la muerte, da miedo, pánico ese enfrentamiento con el diablo y la no vida. Mis performances son esa linea entre la vida y la muerte, soy yo mismo, mis ceremonias son eso, la vida misma, no son teatro, esa es la premisa. Yo creo que para la mayoría de las personas que son creativas la muerte está muy cerca o está muy cerca es nuestra compañera todo el tiempo está con nosotros.
Antonia Palacios: Yo estoy de acuerdo contigo.
Carlos Zerpa: Muchas veces yo he sentido ganas, verdaderamente, de no seguir viviendo, con depresiones bastante fuertes y yo he decidido que no quiero seguir viviendo y hay ocasiones en que quiero vivir eternamente, sobre todo cuando estoy enamorado, que esos momentos perduraran es lo ideal, entonces fíjate yo involucro la muerte en mis trabajos y performances, justamente pro eso, por el gran miedo que le tenemos todos a ese momento en que nos desprendemos del cuerpo e ir a un lugar “exis”, a la nada o a un lugar pleno de amor y de luz…. O si verdaderamente son ciertas tantas creencias como la reencarnación. Juego con eso al máximo, sobre todo porque me interesa mantener a las personas que están viendo el trabajo mío en un temor, en un gran temor o se los estoy diciendo durante el performance: “Yo soy la muerte”. Y si yo digo la muerte, tienen miedo y de pronto me ven a mí como el que les está nombrando la muerte y entonces me tienen miedo a mí y eso me interesa para mi trabajo, porque es una manera de manejar al público.
Rafael Arraíz Lucca: ¿Por qué? ¿Para que?.
Carlos Zerpa: ¿Para?, para que no se les escape un momento la tensión ni la atensión de mi trabajo y poderles decir de esta manera otra cantidad de cosas importantes, para crear conciencias y ese para lo justificaría, bueno a mi me interesa y no es una cosa del todo mía ni inventada por mí…. Se lo leí en una carta de Isidore Ducasse (El Conde Lautremont) él decía que él le encantaba a la muerte porque a él le interesa que la gente viendo el horror buscará el otro polo: la vida, él no le cantaba a la muerte sino a la vida, entonces yo te diré lo mismo, yo busco mostrarle al espectador todas las cosas más fuertes para motivarlos a ellos hacia lo otro, hacia el otro mundo: la vida.
6 comentarios:
¡qué nota! ha pasado tanto tiempo...
me ha traido un hermoso recuerdo, de aquellos tiempos con Antonia y nuestras "Cita con..." para Calicanto.
Abrazos,
M.E.
Gracias por mandarme este escrito...Ya desde el 82 estabas siendo oposición...GOOD!!!!
Cristina
"Yo creo que para la mayoría de las personas que son creativas la muerte está muy cerca o es nuestra compañera todo el tiempo está con nosotros".
CIERTO, MUY CIERTO.
Carlos,
amigo acabo de leer tu entrevista del ano 1982 y
sigue siendo actual, es sorprendente y comparto
plenamente tus afirmaciones y sentir en todo,
increíble que han pasado casi 25 anos de aquella
conversación publicada y la lucha a través de tu
arte sigue siendo vanguardia. Carlos el alternar los
valores es peligroso, el poder se resquebrajaría,
quedando al descubierto la manipulación perenne de
la cual somos victimas...
amigo en lo personal he tratado de tomar distancia
para seguir mi camino, claro algunas veces me hago
charcos. Eres extraordinariamente fuerte con tu arte,
siempre lo fuiste. Al contrario tuyo me fui de Chile
porque no soportaba el fascismo existente y mi
irreverencia muchas veces causaba pavor a ciertos
círculos cercanos al estableshiment. Mi lucha la
sigo igual de una u otra forma, con mi hijo, quizás
a través de mis escritos y mi eterna ayuda a la
gente... esta metido en mi piel y no se olvide que
soy atea a concho, creo en la vida, el individuo y el
amor...
Con cariño
Livia
que buena entrevista, me gusto mucho.
Yohami
Inteligente las preguntas y voladas las respuestas.
No dejas de sorprenderme.Zuassss
cuando apareces.
besos
caro
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