Señor, Dios, soy Alicia
Carlos Zerpa
MX 24
Como te dije antes, yo era súper zanahoria en Venezuela en
los años 70s, aunque sí probé fumar marihuana, y tomar ácido… Bueno también tomé
pastillas de Qualude y de esas llamadas Osolin Pero nunca me dio un verdadero placer
así que fue por curiosidad y no lo hice más, no era lo mío. Luego cuando me
mudé a Miami le agarré el gusto a la cocaína, y porque además era muy fácil de
conseguir. Uno de mis vecinos, que era hijo de cubanos, estaba muy metido en
eso y me la regalaba, me daba bolsitas con 10 gramos, pero yo no lo visitaba
muy a menudo porque, ya sabía que siempre me quería dar. Dejé de visitarlo por
un tiempo, porque no me quería volver adicta, para luego enterarme en el
periódico que lo habían matado a tiros a él y a su novia, les metieron tiros
hasta que acabaron con sus cuerpos, los dejaron llenos de huecos como coladores.
Yo estaba contenta que no estaba visitándolo, porque de haber estado ahí, también
me hubiesen matado a mí. Bueno luego cuando me mude a Boston, también tenía un
par de amigos que la conseguían y me la regalaban, estamos hablando de los años
80s cuando estaba de moda. Hasta qué una noche yo estaba con mi novio en una
fiesta de Halloween (él era completamente zanahoria) y yo me fui con otra amiga
en un cuarto a meternos coca. Otro amigo de Nueva York, nos había dejado un
montón de líneas listas sobre el tocador con un billete de cien dólares enrollado
como pitillo, y yo hablando con mi amiga y riéndonos ya un poco borrachas de
vodka, no me di cuenta de cuantas líneas me había metido, pero fueron más de 6.
Yo sentía que la cabeza me explotaba, empecé a temblar y a apretar la mandíbula,
mi novio se dio cuenta que yo no estaba bien, y me llevó fuera de esa fiesta.
Estuve hasta la madrugada con taquicardia y masticando tuercas, pensando que me
moría de una sobredosis, y juré que sí me salvaba más nunca iba a meterme coca,
y no he vuelto a hacerlo, eso fue en el 89 y nunca más me he metido perico.
Cuando era una carajita, en verdad una niña de 13 años, mi
papá me tenía prohibido pasar por la plaza del Washington Square Park, y casi
no me dejaba salir porque él decía que en ese lugar se reunían los latinos y
los negros, a Rapiar, a hacer Hip Hop, bailar Brake Dance a fumar drogas y a
follarse a las mujeres en los bancos de esa plaza. Por eso yo me empecé a
escaparme en las noches cuando aún tenía 13 años, casi para 14, Ja, ja, ja, ja,
me escapé por tres años, hasta los 16 cuando me fui a vivir fuera de Nueva York.
Al principio le metía a mi papá un Ativan, dos Lexotaniles o un par de Valium
de 1mg en su jugo de manzana natural. Yo trituraba las pastillas y se la daba a
la empleada para que se lo metiera en la bebida. Comíamos como a las 8 de la
noche, nos sentábamos a ver una novela en la televisión y como a las 9 nos
acostábamos. Yo me metía en mi cuarto y esperaba que comenzara a roncar, lo
cual lo hacía rapidísimo. Pero yo siempre me esperaba hasta las 10 para salir.
Bajaba muy callada las escaleras y salía de la casa. Era entonces libre para ir
a las fiestas, a los bares y a las discos, me encontraba con mis panas y salíamos
juntos con una actitud verdaderamente Punk. Éramos todos cómplices de la
locura, las fiestas y de las rumbas. Un par de veces salí solita porque quería
ir a la disco y a los antros, en verdad amaba Save The Robots y el Lime Light.
Solita caminando hasta Soho, había un sitio estupendo llamado Tunel, Ja, ja,
ja, ja. Mi papá me había regalado un revolver 38 un Smith & Wesson, del
especial, como ese que aparece en la canción Pedro Navaja, pa que me libre de
todo mal, me lo dio para mi defensa personal (en la casa). Pero yo me lo
llevaba en el bolso. Me sentía acompañada con el arma. Una vez paré en casa de
mi mejor amiga Norma Jaén (se llamaba como Marilyn) hermana de Vilma, ella
vivía en el edificio en donde estaba el museo de la Coca Cola, ahí me encantaba
ver una botella de vidrio de coke, llena de diamantes. Bueno quería ver si Norma
quería venir conmigo, pero no podía. Me preguntó si yo no tenía miedo de andar
sola de noche por el village, y yo saqué el arma y se la mostré. Grande plateada,
cañón corto, con una cuña marrón, poderosa. Ella me dijo que estaba loca y se
asustó. Yo solamente me reí y luego me fui sola a los antros a disfrutar de la música
New Wave. Esa noche me fui al CBGB a escuchar a Los Dead Boys. Pensar que antes
de cumplir mis 17 años, ya le había disparado tres balazos en el estómago a un
maldito hijo de puta Puerto Riqueño que me quería violar en la parte de atrás de
un taxi. Esa es la razón por la cual tengo una bala 38 mm tatuada en mi muslo y
a poca distancia de mi totona Uffffff!!!
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