Los tigres-leones existen en la realidad y no son animales de una película de ciencia ficción; de hecho en el parque zoológico “El Pinar”, en Caracas - Venezuela, cruzaron a un león con una tigra de bengala o a una tigra con un león africano, ya ni recuerdo, los pusieron a cogerse, a tener relaciones sexuales, a mantener un coito directo, no a ser un experimento de probeta, de laboratorio, de cruce de espermatozoide con óvulo... NO, los animales se aparearon directamente en un fuerte acto sexual… Dicen los vecinos que los rugidos de satisfacción de la hembra a medianoche hicieron que se le pusieran los pelos de punta a más de uno. El resultado genético de este encuentro, fue un león del tamaño gigante de un tigre de bengala, un león africano de espesa melena pero con rayas de tigre no de color negro sino marrón oscuro, un tigre de bengala con melena de león africano al cual le dieron por nombre “Simba”, recordando al amigo de Trazan, algo en verdad majestuoso e impresionante!!! ¡coño no es invento mío!, vayan al zoológico en Caracas y vean con sus propios ojos este animal, visiten al maravilloso “Tigre/león” en el zoo de “El Pinar”.
Justo en ese zoológico y frente a la jaula de esta belleza de bestia, estaba Wladimir besándose con su novia, comiéndosela a besos, cuando le metieron el batazo contra la mandíbula y casi lo noquearon, “KO”… “Cnavajasa” por una mujer, bueno no fue exactamente frente a la jaula del “Tigleòn”, sino más bien
en el boulevard de Sabana Grande.
Ellos salieron del zoológico y se fueron luego a pasear por el boulevard mencionado, agarraditos de la mano, causándole envidia a más de uno que también hubiese querido andar con esa tremenda morenota, con esa hermosura de mujer que estaba como ella quería, bien buenota, con una cinturita de avispa y ese tremendo culo que se le resaltaba mas por los mini hot pants, los bien llamados cacheteros acá, que se le metían entre las nalgas, estaba comiendo arroz, como dice la canción: “el arroz estaba caliente y el negrito (en este caso el negrito Wladimir) se quemó, la culpa la tuvo usted, por lo que le sucedió, por no darle cucharilla, cuchillo, ni tenedor”; porque Wladimir estaba loca y perdidamente empepado con ella, enamorado como tonto de capirote con ella, estaba encucado con ella, se le salía la baba de la boca por esa bella morena de pelo color azabache y de ojos verdes cual culebra verdegay, como la diosa Maria Lionza. Iban pues los tórtolos caminando cuando de pronto se detuvieron delante de un puesto de buhoneros, uno de esos ventorrillos callejeros regentados por unos post hippies o esotéricos de la nueva era, de un kiosko llamado “Esso-Therea” en donde vendían piedras y cristales mágicos: ámbares con insectos y animalitos atrapados adentro (al estilo Jurassic Park) piedras imán, negrísimos azabaches, piedras lunares, uñas de danta, colmillos de caimán del Orinoco, pepas de zamuro, peonías, pirámides de cristal, cuarzo, alcanfor, mentol chino, metras de Murano, cruces de ébano, inciensos, mirra y collares de lágrimas de san Pedro. Este era un puesto que vendía piedras mágicas, así que apenas llegaron, Wladimir escogió un bello cuarzo de cristal transparente, montado en una cadena bañada en oro, lo compró y se lo regaló a su amada, él mismo entonces se lo puso a su querida morena, deslizó la cadenita alrededor del cuello de ella, pero justo en ese instante la muchacha emitió un aterrorizante grito de dolor y se arrancó el cuarzo del cuello tirandolo al piso, el cuarzo le había quemado el pecho y le había dejado una marca roja de la misma forma del cuarzo, como si se tratara de un hierro candente, de un hierro al rojo vivo que la hubiese quemado. La vendedora, que se llamaba “Esso”, (nombre que le habían puesto a ella, con que la bautizaron para rendirle homenaje a la compañía Norteamericana de petróleo la “Esso Petroleum Corporation”, en donde había trabajado su padre durante muchos años en el campo petrolero de Bachaquero en Maracaibo) recogió del suelo el cuarzo que estaba aún humeante y pudo constatar que ese cuarzo después de ser translúcido se había convertido en un pedazo de carbón, el otrora transparente cristal de roca, ahora era una piedra negra parecida a un azabache, Esso aterrada le suplicó a Wladimir que se separara lo antes posible de esa mujer, porque él era un muchacho bueno, pero esa muchacha andaba por un mal camino, porque detrás de esa carita de mosquita muerta lo que se escondía era la maldad pura, la “puritica mardà”, esa mujer tenía un espíritu diabólico dentro de ella, le dijo que esa morena tenía los siete poderes del diablo, que esa mujer era la “Ziguaraña”.. Eso le gritaba la vendedora: cuidado Wladimir ten cuidado porque esa mujer tiene el diablo en el cuerpo… Rápidamente la muchacha cual escorpina al verse acusada y quizás descubierta, sacó de su bolsa un bisturí quirúrgico muy afilado y le cortó el costado izquierdo a la vendedora, casualmente en el mismo lugar de la herida de Cristo… Le arrancó a un niñito curioso un bate de baseball que tenía en esos momentos en sus manos, un niño con cara de pajùo y con el uniforme del Magallanes puesto, que casualmente estaba ahí mirando el suceso, y con dicho bate le propinó a su novio Wladimir un fuerte golpe en la quijada con ese “bat” abanicando fuertemente, -lanza el pitcher hacia la goma, con la cuenta en dos strikes y tres bolas-, ella batea con toda su fuerza la cara de Wladimir sacándole la quijada de cuajo, desencajándole el maxilar inferior de su sitio, “papita, maní, tostón”… Tiró entonces enfurecida el bate contra la acera y se fue caminando como si nada pasara, Wladimir cayó al suelo retorciéndose de dolor, desmayándose. La adolorida vendedora poniéndose la mano en la cortadura de su costado para no desangrarse, gritaba para que viniera la policía y una ambulancia, Lisbeth, la niña de tez morena y ojos verdes volteose y le dijo al Wladimir mirándolo a los ojos: “Mira Wladimir, hijo de puta, tengo seis meses intentando tener un hijo tuyo, tengo seis meses tirando a calzón quitao, día y noche contigo para salir preñada y nada de nada, no lo pude conseguir, nunca me cuidé ni me puse diafragma, ni tomé pastillas porque quería salir embrazada, quería un hijo tuyo, pero ahora ya no te quiero ver más… tú si eres muy mal polvo”, dijo eso y se fue, así de sencillo, se fue.
Pasó muchísimo tiempo y después de una interminable temporada en el hospital le dieron de alta al Wladimir… Él no supo nunca más nada de ella, él cree, por los comentarios de algunos amigos, que Lisbeth se casó un año después con un árabe que tenía un pequeño restaurante llamado “Sheik Yerbouti” pero no era algo confirmable… A la esotérica “Esso” dos días después que la cortaron, le quemaron a media noche la pequeña tienda lanzándole a su puesto una botella de cocktail molotov y además le clavaron una rata muerta en la puerta de su casa. Esa misma noche al carro del padre de Wladimir le quebraron el parabrisas y todos los vidrios a pedradas, pero eso pasó hace ya bastante tiempo y le sirvió al Wladimir para no andarle montando mas cachos que un venao a su mujer y para escoger mejor a las mujeres con las cuales andaba; de hecho creemos que el pana aprendió la lección.
Así era esa bella y peligrosa mujer morena y esa era una parte de su historia, (La cual yo desde luego desconocía por completo, pues de haberla sabido no hubiese estado queriendo “ligar “con ella la otra noche en “La Fonda del Caminante”). Esa era una tasca española a donde íbamos los amigos a comer rico (calamares rebosados, sopa de mariscos, camarones al ajillo, pimientos morrones, tortilla de huevos con patatas…) y a tomar buen vino tinto de Rioja, hecho con uvas de tempranillo. Comía con unos cómplices en esa fonda, cuando al terminar nuestra cena, pedimos como puss café, unas copas de sambuca, ese licor dulzòn con sabor a anís que sirven en copas largas, con tres granos de café y encendidas en una llama azul, típica de los alcoholes en combustión… Cuando íbamos a tomarnos los sambucas, me di cuenta que Lisbeth se disponía a fumar, así que rápidamente sumergí mi dedo en la sambuca encendida, convirtiéndolo en una antorcha, y con el dedo encendido, prendí el cigarrillo que ya estaba en la boca de esa mujer que me gustaba tanto, lo hice para impresionarla y luego reírnos a mandíbula batiente. Al rato las amigas se fueron y nos quedamos los tres panas solos en la mesa, sin embargo antes de partir, Lisbeth y yo hablamos muy calladamente para que nadie en la mesa se enterara que ella me iba a visitar a mi casa-taller a las 10 de la noche para ver las pinturas en las que yo estaba trabajando en esos días… yo lo que quería en verdad no era mostrarle mis pinturas a esa mujer, yo lo que en verdad quería era metérmele entre esas bellas piernas a esa morena, lo que quería era montarme sobre esa hermosa potra… Comentamos los que nos quedamos en la mesa, que esa imàgen de un dedo encendido seria estupenda para utilizarla como escena de una película que estábamos planificando filmar, entonces sugerí que era más impresionante si en vez de un dedo encendido, utilizábamos una mano entera prendida en fuego, una mano como antorcha.
Llegué a mi casa sabiendo que Lisbeth llegaría a las 10 de la noche a ver mis pinturas, aunque en realidad lo que yo quería era abrazarla, besarla y “signar” con ella. Tenía la idea de acostarme completamente desnudo con ella sobre mi cama forrada completamente en plástico, luego cubrirnos el cuerpo mutuamente con muchísima vaselina y jugar a embadurnarnos más y más todo el cuerpo, resbalándonos, escurriéndonos, abrazándonos y safandonos mientras nos revolcábamos… Esa era mi idea, mi sueño erótico con Lisbeth, ese era mi plan y ya había comprado varios metros de plástico transparente grueso y 8 tarros de vaselina, de petrolatum para realizar mi sueño…
Mientras la esperaba empecé entonces a pintar el cuadro que le quería mostrar, era la imagen de un tigre/león, de un tigre de bengala con melena de león africano que llevaba una rosa roja entre sus colmillos, a pintar con brillantes pinturas acrílicas sobre tela y a continuar tomando vino tinto… me lo iba tomando mientras pintaba; así transcurrió el tiempo y el vino hizo su efecto, pasaron las 9, las 10 y las 11 y ella no llegaba, yo estaba arrecho sabiendo que ella había faltado a su cita conmigo y que ya no iba a venir, el cuadro estaba terminado; yo estaba cansado, sudando, borracho y lleno de pintura, así que me desnudé para darme un buen baño de agua tibia y para irme directo a la cama a ponerme en brazos de Morfeo; de repente vino a mi cabeza la mano en llamas, de la habíamos hablado para la película después de la cena, y decidí probar como se vería aprovechándome de la noche con luna llena, así que apagué todas las luces de la casa, salí al patio y sumergí mi mano en una olla llena de alcohol y la encendí… La imagen era en verdad hermosísima, una mano que se elevaba al cielo envuelta en una llamarada azul, teniendo como fondo a la luna llena, era en verdad muy impresionante por su belleza plástica, así que al ver la luna llena aullé como lo hacen los lobos, aullé como un hombre-lobo, como un lobo-hombre en París: auuuuuuuuuuuuuu… “lobo hombre en Paris, auuuuuu su nombre es Denisse… la luna llena sobre Paris, ha trasformado en hombre a Denisse…” Al subir la mano en alto, el alcohol resbaló, se chorreó por el brazo y llegó a mi cuerpo pues había puesto demasiado combustible en mi mano, bajó el alcohol encendido convirtiéndome en una tea humana; corrí hacia el baño, aullando como lobo auuuuuuuuuuuu y riéndome a carcajadas y me metí rápido bajo la ducha para apagar las llamas, luego me fui a dormir.
De mi amiga Lisbeth no supe nunca más nada y hasta me olvidé de ella, para mi era solo una historia sin sentido, de una noche de copas, de una noche loca, hasta que una tarde después de muchito tiempo, me encontré con otra de las amigas con que compartimos aquella noche en la tasca, aquella cena con vino y sambucas; fue ella quien me contaría la parte de la historia que yo desconocía… Lisbeth había llegado tarde a la cita, llego a eso de las 11:30 p.m. fue con temor pero decidida al encuentro, al llegar se encontró con la casa a oscuras y pensó que yo ya estaba dormido, pero me escuchó aullándole a la luna, así que se asomó por la ventana antes de tocar el timbre y observó con espanto, como ese personaje con el que tenía una cita amorosa, ese posible amante, desnudo manchado de pintura amarilla, roja, naranja, verde y azul, corría por la casa envuelto en llamas aullando y como se reía a carcajadas bajo la ducha como si nada, como poseído por la locura… Era el mismísimo diablo… Entonces ella cautelosamente se volvió a meter al automóvil y mientras se hacia la señal de la cruz, huía acelerando a fondo y a toda marcha muy asustada a su casa, para no querer volverme a verme nunca más en su vida… Ja, ja, ja, ja… Que pendeja resultó ser la Lisbeth … Ja, ja, ja, y yo que pensaba llenarle el cuerpo todo de vaselina, “cojermela” sin quitarle los zapatos de tacón alto y meterle los pelitos para adentro. Bueno, bueno, después de eso yo tampoco nunca más supe de ella, aunque mi amiga me dice, que cree que Lisbeth se casó un año después con un árabe que tenía un pequeño restaurante llamado “Sheik Yerbouti”.
¿Pero, fue esto en verdad lo que le pasó a Lisbeth…? ¿Qué sucedió en verdad con esa mujer de doble personalidad?, ¿Qué pasó con la muchacha de piel canela y ojos de serpiente verdegay? Pues yo me enteré por medio de un amigo policía, que había fallecido hacía poco, que la encontraron muerta en un baño público de mujeres en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco, en el Mall del CCCT. Tenía las arterias del cuello cortadas, las venas de las muñecas cortadas y una herida mortal profunda que le atravesaba el corazón, toda la parte frontal del cuerpo estaba llena de marcas pequeñas con quemaduras, como de cigarrillos y le habían sacado los ojos, los habían vaciado de sus cuencas… Y esta de verdad si era una gran incógnita a saber ¿Quién se robó los verdes ojos de Lisbeth?
Lisbeth de seguro no descansaba en paz como tenía que ocurrirles a los difuntos, pues ella al desencarnar fue a reunirse con sus hermanos en el infierno, eso dicen quienes saben de estas cosas… Al lado de su cuerpo desnudo y sobre un charco de sangre se encontró el arma del delito (¿delito?) una daga española hecha en acero toledano, con empuñadura en cuero negro y un crucifijo de plata atado a su afilada hoja… Su marido el árabe, Albajad Mamad, el dueño del “Sheik Yerbouti” quedó fuera de toda sospecha en este asesinato ya que se encontraba para ese entonces de visita en el Líbano.
Los cuerpos investigadores de la policía técnica y judicial, encontraron a los días, pegado en una cartelera pública a un lado de la cafetería en ese mismo centro comercial, una carta en la cual se describía una acción parecida a la del caso del asesinato que ellos investigaban y se dieron a la tarea de estudiar la grafología para dar con el paradero del posible autor del crimen; un tal “Enviado de Dios”, la carta decía textualmente:
“Todo el lugar es de un blanco inmaculado, es tan blanco, limpio y brillante, que la posibilidad de distinguir otros colores es en verdad bastante remota, me encuentro en un baño blanco de grandes baldosas de cerámica Italiana, todas blancas, el piso blanco y tan solo unos espejos en la pared del fondo, es un baño publico de mujeres a donde tan solo entran las féminas a hacer sus necesidades fisiológicas, pero en la ducha alguien se baña, ¿Qué coño hace alguien bañándose en un baño publico? ¿Pero, qué hago yo también en un baño público de mujeres? ¿Cómo vine a parar aquí? alguien se baña allí, es una mujer… es de seguro una perra maldita, y ella debe morir, si debe morir…sigo los dictados de mi conciencia, tengo mi cuchillo en mi mano derecha, es un cuchillo de la segunda guerra mundial, es un cuchillo Nazi, con la esvástica Hitleriana en relieve labrada en su empuñadura, está hecho en Alemania, me aproximo cauteloso a ella, pensando que es una judía, pero es una hermosísima mujer de piel morena, cabellera frondosa y de color negro azabache, ella me mira con unos grandes ojos de color verde, ella es de una mezcla exótica…ella me recuerda a la diosa Maria Lionza, ella ya me esperaba, ya sabía que yo era “el instrumento” para su partida de este mundo, ya que al verme me dice: “tomaba un baño de limpieza y purificación antes del sacrificio”, el piso de la ducha está lleno de hojas de albahaca, ella sabía a ciencia cierta que yo iba a venir, porque al verme dijo: “hola mi bello asesino”… toda la locura viene a mi mente en un gran silencio, yo solo la miro con ganas de matarla, aunque también me vienen ganas de morderle su entre-piernas y despegar un pedazo de la parte interna de sus muslos, ella se entrega a mí para el sacrificio cual cordero de Dios que quita el pecado del mundo, “Señor no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastara para sanarme”, y así lo hice: en nombre del Padre y primero corté las arterias de su cuello, en nombre del Hijo y así lo hice, cortando luego las venas de sus muñecas y en el nombre del Espíritu Santo, hundiéndole el puñal en el corazón. Ella desnuda cayó en el suelo de baldosas blancas, sonrió y dejó este mundo diciéndome: “gracias por liberarme mi amor”… Esto fue desconcertante! me sentí como flotando entre las nubes, como drogado, excitado, como dopado, tenía una erección descomunal de mi pene, el desconcierto fue mayor, porque al poner mi cuchillo al lado de ella y sobre el gran lago de sangre me di cuenta que no era un cuchillo Alemán ni mucho menos Nazi, sino que era una daga de acero toledano con un crucifijo de plata arrancado de un rosario, seguro por un creyente. Rocié entonces sobre el cuerpo de la occisa agua bendita que llevaba en un pequeño frasco y que había tomado el día de San Juan en la iglesia de la Divina Pastora, y vi con mis propios ojos que en el momento que las gotas de esa “agüita de Dios” caían sobre el bello cuerpo de la difunta, como el agua se evaporaba, como si el cuerpo estuviese más caliente que una plancha de chino, el agua se evaporaba y dejaba sobre la piel unas marcas redondas como si se tratara de unas cicatrices de vacunas contra la viruela, como quemaduras producidas por un cigarrillo, aquí, aquí y por aquí, Dios me salve el lugar!!!!!… Cuando abrí los ojos estaba sobre mi cama recién despertándome de este extraño sueño, desperté con una erección fuerte después de tener sueños húmedos y eyaculaciones nocturnas, encendí la televisión y vi en un noticiero el descubrimiento del cadáver de una mujer en un baño público de un mall capitalino… Por primera vez en mi vida hago un escrito para hacerlo del conocimiento de todos, he escrito este relato y lo he fijado en una cartelera, en el mismo lugar en donde acontecieron los hechos para someterlos a la opinión publica a manera de una carta de confesión, para que se sepa de una vez por todas, que esto se trato de una experiencia parapsicológica y extrasensorial, del instrumento de Dios para resolver este caso. También quiero hacer constar y a quien pueda interesar que definitivamente yo NO le saqué los ojos a esa mujer, cuando dejé su cuerpo en el piso aún ella estaba mirándome con esos grandes ojos color verde, quien le sacó los ojos y se los robó fue algún otro, un pervertido, alguien para venderlos en el mercado negro de trasplantes o un integrante de una secta satánica…”
Esta carta que encontró el cuerpo de policía judicial estaba firmada por un tal “Enviado de Dios”, pensaron que fue escrita por una persona con grandes conflictos de personalidad, un maníaco, un asesino pasional o que quizás podía ser obra de un demente, de todas maneras se estudió el acontecimiento y se le abrió un expediente, el caso no ha sido cerrado aún, ellos buscan pruebas, indagan, escudriñan y tarde o temprano darán con el culpable… cabe acotar aquí, que no hubo violación ni antes ni después de la muerte de la dama, que no hubo señales de lucha o de violencia, ni ningún acto de índole sexual en este extraño caso que los trae de cabeza.
Son casi las 12 de la noche de un día domingo cualquiera, estoy a punto de irme a dormir y reflexiono sobre este asunto, justo en este momento es cuando me llega la imagen de Lisbeth quien fue a reunirse con sus hermanos en la “quinta paila”, recuerdo a esa bella mujer a quien una noche quise llevarme a la cama untados de vaselina, pero que ahora está muerta, acostada en el piso, sobre un charco de espesa sangre y al lado de su cuerpo desnudo, reposa una daga española hecha en acero toledano, con empuñadura en cuero negro y un crucifijo de plata atado a su afilada hoja … Viene a mi memoria claramente mi dedo impregnado en la sambuca, encendido, prendiéndole el cigarrillo en la boca de Lisbeth, aparecen las imágenes de la muerte de ella, como si fuese una película en cámara lenta…
La presencia del ajusticiador haciendo el Kata de Karate Do Shotokan, Bassai Dai, ronda por mi cabeza, haciendo ese Kata pero con un cuchillo afilado en la mano, con un bello y sutil giro de 180 grados para cortar una garganta y luego dos “toques” más para sujetar y limpiamente cortar las venas de sus muñecas, tan limpiamente, tan inmaculadamente, con estilo, con ética, bellamente, como si se tratara de arte minimalista… Imagino que todo fue tan rápido, tan limpio, tan profesional que en verdad me parece un sueño… Un cuchillo que vuela casi flotando en el aire, tal como el estilo de Miyamoto Musashi… Una voz ronca, casi de ultratumba resuena fuertemente en mi cabeza,
En nombre del Padre y así lo hizo, primero cortó las arterias del cuello de la mujer…Zassss!!!!!!!!!!
En nombre del Hijo y cortó las venas de las muñecas de la mujer y luego,
En nombre del Espíritu Santo, y justo en ese momento hundió el puñal en el corazón de ella…
Hay algo que no les he contado y es bueno que lo sepan antes que yo me entregue a los brazos de Morfeo… Y fue que justo esa noche en que mataron a Lisbeth, se produjeron heridas en mis manos, cual estigmas justo en el lugar en donde fueron atravesadas por clavos las manos de Jesús… Como dice la canción, llevaba una pena en el alma, llevaba una pena de amor, como un gran dolor en el pecho, algo triste ahí adentro, que me oprimía... que me ahogaba, la tristeza, el llanto que no salía aunque tenía muchas ganas de llorar, no salía, tal cual como dice mi querida Sharleena…”Duele arrechamente en el pecho, en el medio, nada del lado izquierdo, en el mero centro”...
Soñé que estaba caminando desnudo por un largo túnel y que mi cuerpo estaba totalmente cubierto por una llama azul propia de los alcoholes, era como una antorcha humana, a mi lado caminaba pausadamente junto a mí un tigre de bengala con melena de león africano, y fue entonces cuando vi una luz al final de ese túnel… Justo en ese momento escuché la canción de Frank Zappa, “Go Cry On Someboy Else's Shoulder”… Que dice en su lírica: “Me engañaste nena y dijiste algunas sucias mentiras sobre mí. Tonteaste con todos esos otros novios, por eso es por lo que he tenido que dejarte en libertad. Seguro que ya no te necesito y ya no te quiero más… Vete a llorar al hombro de otro.”
La visión fue de una claridad total, era como ver una película en pantalla panorámica, me sentí como el apóstol Juan cuando caía en trances divinos… Vi justo el momento en que ese hombre recibía la “Orden Divina” de partir a la misión de desencarnar al demonio indicado, siguiendo paso a paso ese ritual… Lo oí Juramentarse ante Dios como su “Instrumento”, sabiendo que podía morir en plena acción pero aceptándolo sin preocupaciones, luego vì como se Afeitó la barba y el bigote, como cortó sus cabellos casi al rape, se dio una ducha con agua muy caliente y seguidamente una con agua muy fría, para la templanza, asegurándose de conocer bien todos los aspectos del plan que había estructurado, haciendo un listado de los elementos a utilizar, elaborando un esquema, un “paso a paso” para saber el orden exacto de sus movimientos y anticipando las posibles reacciones o las respuestas del enemigo… Supe que purificó su espíritu de todo lo impuro haciendo ayuno, olvidándose completamente de algo llamado “el mundo”, pasando la palma de su mano sobre todos los objetos lo vi bendecirlos con agua bendita, mientras rezaba el “Padre Nuestro”, luego lo hacía pasando la palma de su mano sobre su cuerpo, sus ropas, el afiladísimo cuchillo, sus efectos personales, su documento de identidad y todos sus papeles… Lo hizo teniendo en sus manos la Biblia y pasando las manos empapadas en alcohol isopropílico sobre las cosas que iban a ser bendecidas… Verificó sus armas antes de salir y dedicó toda una tarde en ayunas a mantener su cuchillo muy afilado (porque él conoce, que no se debe incomodar a la bestia mientras se la mata), luego cuando la hora de la verdad se aproximaba, la hora cero (0), lavó su cabeza con agua tres veces pasando la palma de sus manos hacia atrás, lavó entonces su cara y sus manos, se cepillò los dientes tomó un par de tragos de Tequila 100% agave azul e hizo tres respiraciones profundas mirando hacia el norte, ofreciendo la más incondicional bienvenida a la muerte por voluntad de Dios. Salió entonces a vencer, ya que no era él quien actuaba, sino “Una fuerza divina que manejaba su cuerpo”… Siendo un instrumento en las manos de Dios.
Cuando abrí los ojos estaba sobre mi cama recién despertándome de este extraño viaje astral, con una erección fuerte después de tener sueños húmedos y eyaculaciones nocturnas, desperté bañado en sudor, muy sobresaltado, con taquicardia, envuelto en una bruma de un fuerte olor a sangre fresca y con estos estigmas en las palmas de mis manos…
No he querido mirar al pie de mi cama por el temor de encontrar en ese lugar a un tigre/león que descansa de sus correrías…
No he querido ni siquiera imaginarme que en mi mesita de noche, reposen un par de glóbulos oculares, dos ojos color verde esperanza…
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