Hablando sobre muñequitos de plástico…
En la pared frontal de mi taller de arte hay un perrito al que se le mueven las patas y un hombrecito como luchador de “Sumo”, hechos de una madera casi blanca, están desteñidos por el tiempo, como si fuesen los viejos juguetes de un niño japonés, también hay un luchador de lucha libre en plástico, volando como si fuese Superman; tanto el perrito como el hombrecito, son juguetes japoneses de madera, tallados a mano, en verdad muy antiguos, el hombrecito regordete estaba en un clavito, en la pared del cuarto que renté cuando llegué a vivir por primera vez a Nueva York en 1981, alguien lo dejó olvidado y por eso lo hice mío, desde entonces ha estado en todos los talleres que he tenido desde ese momento, el perrito lo compré en Soho unos años después, me lo vendió un hombre en la calle en una especie de mercado de pulgas, al verlo me di cuenta de inmediato que ese perrito era el compañero ideal de mi muñequito japonés… el luchador volador con capa y mascara rojas es de la lucha libre mexicana, se llama “Mil Mascaras”, lo compré en el mercado de Sonora en México, en el mismo puesto donde he comprado mis mascaras de lucha, la de Rayo de Jalisco, la de Huracán Ramírez y la plateada del Santo.
Todavía me gusta jugar con muñequitos… Aún de vez en vez juego con mi hijo de seis años, me encanta poner en pie todos sus monstruos y ver a Venon, Drácula, Hell Boy, Predator, los X Man y los Pokemones al lado del robot “Arturito”, de “Yoda”, de la Mole y de Godzilla.
La verdad es que tengo un culto un tanto fetichista hacia los muñecos, de hecho aun conservo un veintena de cuando yo era niño, los guardo en una caja de madera que me regaló mi madre y siempre se los he prestado a mis hijos cuando son chicos, ofreciéndoselos como si fuese la caja de Pandora… Los veo directo a los ojos y les digo ¿Quieres jugar con los juguetes con los que yo jugaba cuando era niño? Y mis tres hijos en su debido momento han jugado con ellos devolviéndoles la vida a esos juguetes viejos, en esa cajita de madera hay un burrito morado ya hecho pedazos, una zebra de plomo, un caballito blanco y negro que se llama “Pinto” como el caballo del indio compañero del Llanero Solitario, y otro marrón que se llama “Furia” por aquella yegua de la serie televisiva infantil del niño llamado Joy, que le salvara la vida y que era la única persona que la montaba, tengo a la vaquerita Dale Evans, a un esqueleto verde, a un mexicanito regordete, una niña bicéfala, tres balas de plata del Llanero Solitario, un espantapájaros, un serrucho amarillo, un pote con las espinacas de Popeye, tengo varios monitos, a Bamby, al Topo Gigio, a una mano de esqueleto morada que tiene en su palma una calavera, unos cochinitos negros de plomo, un conejo y un patito tejidos que se vinieron de la China, pistolitas, barrilitos grises que dicen “ron”, sillas de montar, a Rin tin tin, a Pluto, a Lassie, a un perro salchicha, a un árbol y una que otra cosa del rancho de Roy Rogers o del pueblo del Marschal Dillon, el de “La ley del revolver”. Recuerdo como jugaba con ellos, casi siempre lo hacia en solitario y en un completo silencio, con mi loro “Lorenzo” que daba vueltas y vueltas alrededor mío como un guardián, cuidándome, protegiéndome… Otras veces lo hacia con mi primito Willmer Ramos, jugábamos a construir un rancho uniendo sus juguetes y los míos, nos pasábamos todo un día y a veces dos o tres armando los espacios y potreros con los toros de largas cornamentas, vacas, caballos, hombrecitos, vaqueritos, los indios, los soldaditos, perros, ovejas y hasta tigres y gorilas, hacíamos el pueblo, el rancho, la cantina, y todo lo que se puedan imaginar… El placer estaba en armar todo en el piso, armar esas instalaciones con cientos de muñequitos, en eso consistía el juego, luego o nos cansábamos de armar todo eso y los guardábamos en sus cajas o venían nuestros hermanos mayores siempre jodièndonos y desbarataban todo lo que habíamos hecho en cuestión de segundos… los muy grandes carajos.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces pero aún sigo comprando muñequitos, se los compro a mis hijos y les inculco el placer de una figura bien hecha o de un personaje clave, ellos tienen muchísimos muñequitos, cientos de ellos que les he regalado a través de los años o que les he traído de mis viajes, hace poco le regalé a Sebastián mi hijo menor, un muñequito verde que conseguí en un mercado de pulgas en Ecuador, era “El Monstruo de la Laguna Negra”, maravilloso, copia exacta al monstruo de la vieja película, le regalé también a “Gollum” ese ser poseído por el mal y obsesionado por el anillo maléfico en la película del Señor de los Anillos y un “Pinocho” vestido de blanco cual arlequín, al cual con tan solo tocársela le crece la nariz, a Santiago que ahora tiene 16 años entre muchos otros muñequitos, le regalé hace unos años a “Demon” el cantante y guitarrista de larga lengua del grupo de rock “Kiss”, él también tiene en su cuarto sobre el librero, a “Jack Skeleton” de la película “The Nightmare Before Christmas”, un Godzilla enorme, el dragón azul de He Man y un baúl lleno de “Spowns” y “Transformers”.
Yo también tengo mis muñecos que compro solo para mi, tengo a “Bruce Lee” sobre el monitor de mi computadora vestido como en La película “Enter the Dragon”, tengo a un muñequito amarillo con cabeza de tornillo y en la biblioteca tengo a James Bond en smoking tropical apuntando con su pistola al santo venezolano José Gregorio Hernandez, Ja, ja, ja, ja…
Pienso seguir adquiriendo muñequitos, creo que lo haré por el resto de mi vida, cada vez que pase por un lugar en donde estén y uno de ellos me vea con esos ojos de “llevameeeee contigoooooo!!!!!!!!” de seguro lo compro y me lo traigo a casa, de hecho ando tras la búsqueda de unos cuantos que me encantaría tener, como por ejemplo a Brandon Lee como “El Cuervo”, a “Edward Scissor Hands”, a Marilyn Manson”, a “Nosferatu”, a “Santo el Enmascarado de Plata”, a “Blue Demon”, a “Peewee Herman”, a “Klaus Nomi”, a Bruce Lee como “Kato”, a “Jesús de Nazareth” pero con un látigo en la mano, al “Pingüino” y al “Guasón” esos archienemigos de Batman, a “Hannibal Lecter” a todos los guerreros de la película “The Warriors” y moriría por tener una figura de “Frank Zappa” tocando guitarra.
Pero entre las mil maravillas que tenemos en casa o que han pasado por mis manos, la pieza mas extraña en esta inmensa colección de muñequitos, es una que un día me regaló mi amigo mexicano Melquíades Herrera en el “Bar el Nivel” en México DF, es una muñequita miniatura de goma de no mas de un par de centímetros de tamaño, que no era otra, que la reproducción de la monumental figura de piedra de “La Coatlicue” que se conserva en el Museo Nacional de Antropología de México… su cara está formada por dos serpientes dentadas, su collar incluye manos, corazones y una calavera; los dedos de las manos y los pies son garras y se alimenta solo de los mortales… Una verdadera joyita, que ahora forma parte de los juguetes que mi hijo Sebastián guarda en una pequeña caja de metal con forma del sarcófago egipcio.
Pero hay algo que pueden dar por sentado, y es que el único muñequito que jamás de los jamases entrará a mi casa es uno llamado “Chucky”…Ni de vainaaaaaaaaa!!!!!!
lunes, julio 03, 2006
Hablando sobre muñequitos de plástico…
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1 comentario:
Realmente una AGRADABLE EXPERIENCIA recordar, en mi caso, como jugaba con los de mi hernano, eran dos un buzo y un astronauta.... recuerdo que el año pasado tenia una conversacion don Jose Maria y Maritza se nos acerco y le mustre a Jose todos los Juguetes de la niña, que ya los de uso diario, no cabian en la cesta y Jose dijo: "Voy a tener que comprarle cajas,, Alfredo cuando yo estaba pequeño tenia muchisimos juguates, eran tantos que tenia mi papa me daba cajas y las llenaba, despues las colocaba arriba de los closets, bueno no hallaba que a hacer, ¿como los guardabas tu?" y lo le conteste: "Esteeeee, realmente no tenia juguetes, bueno alguno que otro de los que reparten en las fiestesitas, pero mi hermano tenia dos muñecos, esos muñecos....".
Esos muñecos realmente los optuvo gracias al señor "Hurtado", en vista que teniamos tan poco con que juagar - solo lo que haciamos nosotros mismos- y que veiamos en la casa de unos primitos muñecos de ese tipo (los que se les movian los brazos y las piernas), creo que el deseo fue mayor que la razón, un dia mi hermanito. tendria 9, los agarro de una exhibición y se los llevo. nadie, ni mi mama sabia donde habia sido. Es abochornante, pero te soy sincero, fueron lo mejor y mas con lo que nos divertimos, me encantaba llegar de la escuela, sobre todo despues de llover y jugar en los charcos que se hacian en el patio de la casa, como uno era buzo ( mi hermano se quedo con ese y me regalo el astronauta)....
Me haz hecho recordar buenos momentos, pero sobre todo el placer de recibir el astronauta, ese compartir de mi hermano.... te lo agradezco mucho, de verdad.
Actualmente juego con los chamos, sobnre todo con Andres a colocar los muñequitos en dos bandos y lanzar una pelota rodando por turnos. A quien no le queden muñecos ( O dominoes) en pie, perdio, jajajaja... y si no jugamos con los virtuales del la computadora... le encarta ganarme en "Teken 3". Por lo menos me han dado el placer de la derrota en ajedrez, una vez la niña y tres veces el niño (creo que me descuido mucho o son unos dotados)... A Andres casi no lo veo jugando con los 'MaxStell' lo cual me desmotiva a comprarlo, tiene tres... era los que mas añoraba tener cuando estaba chamo... bueno que mas, por lo menos mis hijos han disfrutado de cosas que solo en mis sueños... y de una u otra forma yo he satisfecho muchos de esos deseos reprimidos en verlos y participar con ellos........ un millón
Que Jehová, ilumine tu camino.... salmo 119 verso 105.
Alfredo Borges
ya lo sabia por eso somos amigos los dos fetichistas de lo peor!!!
ayer vi un DVD de Zappa en una tienda y me acordé de ti, sabes que mi
electricista es exacto a él? SU DOBLE! NO TE LO CREERIAS! deberias usarlo
para una performance!!! barbita y todo!
Alfredo Tucci
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