Una mano envuelta en una llamarada azul
“La Fonda del Caminante” era una tasca española a donde íbamos los amigos a comer rico (calamares rebosados, sopa de mariscos, camarones al ajillo, pimientos morrones, tortilla de huevos con patatas…) y a tomar buen vino tinto de Rioja, hecho con uvas de tempranillo. Comía con unos cómplices en esa fonda, cuando al terminar nuestra cena, pedimos como puss café, unas copas de sambuca, ese licor dulzòn con sabor a anís que sirven en copas largas, con tres granos de café y encendidas en una llama azul, típica de los alcoholes en combustión… Cuando íbamos a tomarnos los sambucas, me di cuenta que Lisbeth se disponía a fumar, así que rápidamente sumergí mi dedo en la sambuca encendida, convirtiéndolo en una antorcha, y con el dedo encendido, prendí el cigarrillo que ya estaba en la boca de esa mujer que me gustaba tanto, lo hice para impresionarla y luego reírnos a mandíbula batiente. Al rato las amigas se fueron y nos quedamos los tres panas solos en la mesa, sin embargo antes de partir, Lisbeth y yo hablamos muy calladamente para que nadie en la mesa se enterara que ella me iba a visitar a mi casa-taller a las 10 de la noche para ver las pinturas en las que yo estaba trabajando en esos días… yo lo que quería en verdad no era mostrarle mis pinturas a esa mujer, yo lo que en verdad quería era metérmele entre esas bellas piernas a esa morena, lo que quería era montarme sobre esa hermosa potra… Comentamos los que nos quedamos en la mesa, que esa imàgen de un dedo encendido seria estupenda para utilizarla como escena de una película que estábamos planificando filmar, entonces sugerí que era más impresionante si en vez de un dedo encendido, utilizábamos una mano entera prendida en fuego, una mano como antorcha.
Llegué a mi casa sabiendo que Lisbeth llegaría a las 10 de la noche a ver mis pinturas, aunque en realidad lo que yo quería era abrazarla, besarla y “signar” con ella. Tenía la idea de acostarme completamente desnudo con ella sobre mi cama forrada completamente en plástico, luego cubrirnos el cuerpo mutuamente con muchísima vaselina y jugar a embadurnarnos más y más todo el cuerpo, resbalándonos, escurriéndonos, abrazándonos y safandonos mientras nos revolcábamos… Esa era mi idea, mi sueño erótico con Lisbeth, ese era mi plan y ya había comprado varios metros de plástico transparente grueso y 8 tarros de vaselina, de petrolatum para realizar mi sueño…
Mientras la esperaba empecé entonces a pintar el cuadro que le quería mostrar, era la imagen de un tigre de bengala con melena de león africano que llevaba una rosa roja entre sus colmillos, a pintar con brillantes pinturas acrílicas sobre tela y a continuar tomando vino tinto… me lo iba tomando mientras pintaba; así transcurrió el tiempo y el vino hizo su efecto, pasaron las 9, las 10 y las 11 y ella no llegaba, yo estaba arrecho sabiendo que ella había faltado a su cita conmigo y que ya no iba a venir, el cuadro estaba terminado; yo estaba cansado, sudando, borracho y lleno de pintura, así que me desnudé para darme un buen baño de agua tibia y para irme directo a la cama a ponerme en brazos de Morfeo; de repente vino a mi cabeza la mano en llamas, de la habíamos hablado para la película después de la cena, y decidí probar como se vería aprovechándome de la noche con luna llena, así que apagué todas las luces de la casa, salí al patio y sumergí mi mano en una olla llena de alcohol y la encendí… La imagen era en verdad hermosísima, una mano que se elevaba al cielo envuelta en una llamarada azul, teniendo como fondo a la luna llena, era en verdad muy impresionante por su belleza plástica, así que al ver la luna llena aullé como lo hacen los lobos, aullé como un hombre-lobo, como un lobo-hombre en París: auuuuuuuuuuuuuu… “lobo hombre en Paris, auuuuuu su nombre es Denisse… la luna llena sobre Paris, ha trasformado en hombre a Denisse…” Al subir la mano en alto, el alcohol resbaló, se chorreó por el brazo y llegó a mi cuerpo pues había puesto demasiado combustible en mi mano, bajó el alcohol encendido convirtiéndome en una tea humana; corrí hacia el baño, aullando como lobo auuuuuuuuuuuu y riéndome a carcajadas y me metí rápido bajo la ducha para apagar las llamas, luego me fui a dormir.
“La Fonda del Caminante” era una tasca española a donde íbamos los amigos a comer rico (calamares rebosados, sopa de mariscos, camarones al ajillo, pimientos morrones, tortilla de huevos con patatas…) y a tomar buen vino tinto de Rioja, hecho con uvas de tempranillo. Comía con unos cómplices en esa fonda, cuando al terminar nuestra cena, pedimos como puss café, unas copas de sambuca, ese licor dulzòn con sabor a anís que sirven en copas largas, con tres granos de café y encendidas en una llama azul, típica de los alcoholes en combustión… Cuando íbamos a tomarnos los sambucas, me di cuenta que Lisbeth se disponía a fumar, así que rápidamente sumergí mi dedo en la sambuca encendida, convirtiéndolo en una antorcha, y con el dedo encendido, prendí el cigarrillo que ya estaba en la boca de esa mujer que me gustaba tanto, lo hice para impresionarla y luego reírnos a mandíbula batiente. Al rato las amigas se fueron y nos quedamos los tres panas solos en la mesa, sin embargo antes de partir, Lisbeth y yo hablamos muy calladamente para que nadie en la mesa se enterara que ella me iba a visitar a mi casa-taller a las 10 de la noche para ver las pinturas en las que yo estaba trabajando en esos días… yo lo que quería en verdad no era mostrarle mis pinturas a esa mujer, yo lo que en verdad quería era metérmele entre esas bellas piernas a esa morena, lo que quería era montarme sobre esa hermosa potra… Comentamos los que nos quedamos en la mesa, que esa imàgen de un dedo encendido seria estupenda para utilizarla como escena de una película que estábamos planificando filmar, entonces sugerí que era más impresionante si en vez de un dedo encendido, utilizábamos una mano entera prendida en fuego, una mano como antorcha.
Llegué a mi casa sabiendo que Lisbeth llegaría a las 10 de la noche a ver mis pinturas, aunque en realidad lo que yo quería era abrazarla, besarla y “signar” con ella. Tenía la idea de acostarme completamente desnudo con ella sobre mi cama forrada completamente en plástico, luego cubrirnos el cuerpo mutuamente con muchísima vaselina y jugar a embadurnarnos más y más todo el cuerpo, resbalándonos, escurriéndonos, abrazándonos y safandonos mientras nos revolcábamos… Esa era mi idea, mi sueño erótico con Lisbeth, ese era mi plan y ya había comprado varios metros de plástico transparente grueso y 8 tarros de vaselina, de petrolatum para realizar mi sueño…
Mientras la esperaba empecé entonces a pintar el cuadro que le quería mostrar, era la imagen de un tigre de bengala con melena de león africano que llevaba una rosa roja entre sus colmillos, a pintar con brillantes pinturas acrílicas sobre tela y a continuar tomando vino tinto… me lo iba tomando mientras pintaba; así transcurrió el tiempo y el vino hizo su efecto, pasaron las 9, las 10 y las 11 y ella no llegaba, yo estaba arrecho sabiendo que ella había faltado a su cita conmigo y que ya no iba a venir, el cuadro estaba terminado; yo estaba cansado, sudando, borracho y lleno de pintura, así que me desnudé para darme un buen baño de agua tibia y para irme directo a la cama a ponerme en brazos de Morfeo; de repente vino a mi cabeza la mano en llamas, de la habíamos hablado para la película después de la cena, y decidí probar como se vería aprovechándome de la noche con luna llena, así que apagué todas las luces de la casa, salí al patio y sumergí mi mano en una olla llena de alcohol y la encendí… La imagen era en verdad hermosísima, una mano que se elevaba al cielo envuelta en una llamarada azul, teniendo como fondo a la luna llena, era en verdad muy impresionante por su belleza plástica, así que al ver la luna llena aullé como lo hacen los lobos, aullé como un hombre-lobo, como un lobo-hombre en París: auuuuuuuuuuuuuu… “lobo hombre en Paris, auuuuuu su nombre es Denisse… la luna llena sobre Paris, ha trasformado en hombre a Denisse…” Al subir la mano en alto, el alcohol resbaló, se chorreó por el brazo y llegó a mi cuerpo pues había puesto demasiado combustible en mi mano, bajó el alcohol encendido convirtiéndome en una tea humana; corrí hacia el baño, aullando como lobo auuuuuuuuuuuu y riéndome a carcajadas y me metí rápido bajo la ducha para apagar las llamas, luego me fui a dormir.
De mi amiga Lisbeth no supe nunca más nada y hasta me olvidé de ella, para mi era solo una historia sin sentido, de una noche de copas, de una noche loca, hasta que una tarde después de muchito tiempo, me encontré con otra de las amigas con que compartimos aquella noche en la tasca, aquella cena con vino y sambucas; fue ella quien me contaría la parte de la historia que yo desconocía… Lisbeth había llegado tarde a la cita, llego a eso de las 11:30 p.m. fue con temor pero decidida al encuentro, al llegar se encontró con la casa a oscuras y pensó que yo ya estaba dormido, pero me escuchó aullándole a la luna, así que se asomó por la ventana antes de tocar el timbre y observó con espanto, como ese personaje con el que tenía una cita amorosa, ese posible amante, desnudo manchado de pintura amarilla, roja, naranja, verde y azul, corría por la casa envuelto en llamas aullando y como se reía a carcajadas bajo la ducha como si nada, como poseído por la locura… Era el mismísimo diablo…
Entonces ella cautelosamente se volvió a meter al automóvil y mientras se hacia la señal de la cruz, huía acelerando a fondo y a toda marcha muy asustada a su casa, para no querer volverme a verme nunca más en su vida… Ja, ja, ja, ja…
Que pendeja resultó ser la Lisbeth …
Que pendeja resultó ser la Lisbeth …
Ja, ja, ja, y yo que pensaba llenarle el cuerpo todo de vaselina, “cojermela” sin quitarle los zapatos de tacón alto