Randolf Latuff y el robo del violín de la “Orquesta
Nacional Juvenil”.
Por. Carlos Zerpa.
Randolf Latuff, voz y guitarra de muchas bandas de rock, nació
en Valencia un 30 de abril de 1953 y falleció, un 09 de abril de 2021 a los 68
años de edad. Era mas que un amigo, un hermano.
Aproximadamente en 1968/69, cuando éramos muy jóvenes, Randolph con la máquina de coser de su mamá, se encargaba de transformar y convertir esos jeans desteñidos y anchos en pantalones estrechos, “tubitos” o los convertía en acampanados al gusto del usuario. Era Randolph en ese momento, sastre y músico y lo apodábamos “La Rata”.
Randolph Lattuf y Amhed Ramos
Randolph, recuerda.Miguel Ángel Noya y yo nos fuimos desde Valencia, Venezuela
a Boston, a hacer crecer nuestro sueño, el 14 de abril de 1978. Llegamos a
Nueva York y ese mismo día tomamos un tren hacia Boston. Miguel Ángel alquiló
un apartamento, nos metimos a una escuela para prender inglés y nos dispusimos
a buscar en donde estudiar música. Yo iba con el sueño de entrar a estudiar en
Berklee y Miguel Ángel en verdad lo iban a aceptar en el MIT para que estudiara
Matemáticas y Física pura. En ese entonces ya Oleg Buonanno, había dejado de
estudiar en Berklee y de vivir en Boston, él ya estaba radicado en Nueva York,
tocando con su banda Armband y tenía mucho éxito. Antes de irme a Boston, yo
estaba en Valencia, tocaba guitarra y era la segunda
voz, para la banda “ARFE Sonatem”, de Amhed Ramos y estaba tocando violín con
la “Orquesta Nacional Juvenil”, surgió lo de Boston y le dije a su
director, nuestro amigo, Francisco Noya, que, si me podía llevar el violín
conmigo, él me miró a los ojos y riéndose me dijo que si y que además me
llevara el estuche, el arco, el atril, las partituras y hasta el uniforme de la
orquesta. Era una manera sarcástica de decirme que NO me lo podía llevar, pero yo
de cándido, lo interpreté como un verdadero sí. Que bolas, lógicamente no me
podía llevar un violín de la orquesta, pero yo andaba de soñador como en las
nubes y me lo llevé, para sorpresa de todos. Lo hice de ingenuo, de soñador,
jamás imaginé que me lo estaba robando, ja, ja, ja, me lo llevé prestado, no
robado. Le pedí a mi amigo y hermano, Carlos Zerpa, que me pintara el estuche y
así lo hizo, muy psicodélico y además agregó toques de bacterias, arcoíris,
estrellas y símbolos de la paz en el estuche y también en el violín. Quedó estupendo
mi Hippie Violin.
Miguel Ángel Noya, electro/teclados de la banda “Dogon”,
recuerda.
Mira, creo que me fui a Boston el 14 de abril de 1978, me
fui con el músico Randolph Lattuf. Los dos nos habíamos inscrito en un curso
inglés en esa ciudad, pero en verdad me fui de completa aventura, yo no tenía
ni idea de lo que estaba haciendo ni de lo que iba a estudiar, unos tipos
fueron a mi casa en Valencia, a vender un curso de inglés en Boston, pues yo lo
vi y me gustó la cosa. Randolph y yo no vamos con pasaje de ida a Nueva York y
al llegar allí, tomamos un tren hasta Boston, no se me ocurrió la idea de
buscar otro avión para hacer transbordo. Yo dije, nada, voy directo del
aeropuerto a “Central Station” y ahí pregunté directamente en un inglés
machucado, me las arreglé y conseguí montarnos en un tren. Randolph también
estaba inscrito en el mismo curso de inglés. Llegamos un viernes como a las 8 a
la estación de trenes de Boston y para que tú veas las cosas al día siguiente
pues ya estábamos allí y nos quedamos en un hotel frente a la estación de
trenes, yo no tenía familia ni amigos en Los Estados Unidos, ni Randolph
tampoco. Al día siguiente nos pusimos a caminar y encontramos un aviso en un
edificio, en el que estaban alquilando un apartamento, entramos y lo alquilé.
Sin pensarlo mucho, ya Randolph y yo, estábamos en nuestro curso de inglés por
tres meses, pero yo en realidad no sabía lo que iba a hacer con mi vida. Había
dejado de tocar con la banda de rock “Bandada” de Franco Nasi, de hecho, el
último toque había sido el día antes de mi partida, en un concierto en el
Auditorio de la Granja Salesiana. Randolph había dejado de tocar con Amhed
Ramos en las bandas “ARFE Sonatem” y “Un Camino”, de hecho, no pudieron ser teloneros
de “Santana”, aunque aparecen en el programa, pero eso es ya otra historia. Pasé
por el “Berklee College” y me dije, este es el College del que me hablaba
tanto, el guitarrista y compañero de banda, Franco Nasi, que era super
exigente, el Suma cum Lauden, en donde estudió Chick Corea y otros grandes
músicos del mundo. Yo ya había estado estudiado teoría y solfeo en inglés, con
un profesor de la Boston School of Modern Languages, esa escuela de inglés
donde estaba estudiando, para entender cómo era la cosa en inglés. Entré a la
oficina de admisión e hice una prueba, fui admitido en Berklee y me inscribí.
Increíble, por una de estas carambolas de la vida en un instante definí lo que
iban a ser mis próximos 300 o 400 años de vida profesional. Con todos los
aciertos y equivocaciones.
CZ-
La energía te llevó de Valencia a Boston y directo a
Berklee. Digamos que ese era tu destino. ¿Y qué fue de Randolph?
Miguel Ángel Noya-
Randolph rebotó con Boston, además, nunca le llegó la beca,
así que se fue a New York por un tiempo y luego se regresó a Venezuela. Yo
vivía con el apoyo de mis padres hasta que logré un crédito de la Fundación Gran
Mariscal de Ayacucho, que complementé trabajando como asistente del estudio de
Música Electrónica de Berklee (Me pagaban 256 dólares mensuales).
Randolph nos cuenta-
Me fui a Boston, pero la beca que me habían ofrecido del
“Gran Mariscal de Ayacucho”, no me salió, esa gente se portó mal conmigo, además
de que no me sentía a gusto en esa ciudad, nunca me gustó Boston, a los pocos
meses, después de estudiar inglés, me fui a New York por un corto período y al
poco tiempo, me regresé a Venezuela. En el tren de Boston a New York, se me
olvidaron en el compartimiento, para equipajes de mano, todas mis flautas
dulces, la Piccolo, la Sopranino, la Soprano, la Tenor, la Alto, la Bajo, la Contralto…
Coño TODAS LAS FLAUTAS, que me había regalado mi profesora alemana en la
orquesta. Regresé y me encontré con la noticia, de la acusación de haber sustraído
un violín de la orquesta, tuve que devolver el violín pues aparecía como si me
lo hubiese robado, menos mal que no hicieron la denuncia a la policía y no me
metieron preso (Eso siempre se lo agradeceré a Francisco Noya, que no me
denunció), pero en verdad, yo no me lo había robado, todo fue un mal entendido,
por cierto, a ellos no les causó nada de gracia que lo regresara todo
psicodélico con pinturas hippies. Peace, Love and Rockandroll. Ja, ja, ja, ja.
Randolph y Carlos Zerpa.
Como bien decía el pana, Randolph. “El que es picao e´culebra, cuando ve bejuco, tiembla”.
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