Alfred Wenemoser
Por Carlos Zerpa
Entabla sus Performance - Diálogo en “Persona a Persona” e “Ida Pingala” en una verdadera catarsis psicológica entre el artista – anfitrión y el público–huésped, con una relación directa y de consecuencias inmediatas, hace pasar entonces, de uno a uno a cada participante dentro de una carpa en donde él se encuentra completamente mojado y se enfrenta a ellos cual psicoanalista (un tanto sadomasoquista)…luego cada persona podía, (si quería), declarar su experiencia frente a una cámara de video lo que vivió… Wenemoser con una afilada hojilla de afeitar “Gillette” se corta un labio y se riega la sangre por el rostro, hay muchas naranjas en el piso y una paloma bajo de un casco, el performer esta en un ayuno riguroso y si el visitante no se come una naranja entonces él tendrá que comerse a la paloma, (se ve que Wenemoser viene directamente de la escuela Vienesa y está marcado por ella…) también se hace enterrar vivo dejando solamente su cabeza fuera de la tierra, hasta que el sofoco y el mareo casi lo hacen desmayarse… en esta acción el artista fue literalmente, enterrado en el Parque Los Caobos de Caracas.
Maria Elena Ramos nos cuenta que conoció a Alfred Wenemoser en la casa del crítico venezolano Juan Calzadilla cuando, recién llegado de su Austria natal a Venezuela en 1980, planificaba el modo de pasar una temporada de incógnito en un centro psiquiátrico caraqueño con el fin de ahondar, en su obra, los problemas de la psique humana. Dice María Elena que los Performances, y las propias actitudes frente al arte y el circuito artístico de Wenemoser, nos refieren a un artista de una particular magritud y contenimiento, irónico a veces, desacralizador del objeto y del circuito del arte.
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