Recordando al gran Klaus Nomi
Carlos Zerpa
Decir que fui amigo de Klaus Nomi, sería una gran mentira,
solo puedo afirmar que nos veíamos en la calle o en los clubs y nos saludábamos
con mucha simpatía. Aun no era famoso.
Recuerdo a Klaus Nomi, caminando o andando en bicicleta,
por el Village a comienzos de los 80s, iba de lentes oscuros alargados, con un
casco plateado que parecía un platillo volador, sobre su cabeza, con los labios
y las uñas de las manos pintadas de negro, endosando sus maravillosas
indumentarias. Mientras me tomaba un café expreso en el “Borgia Café”, lo saluda
y él siempre cortés, devolvía el saludo. He looks como un Alien y canta like a
Diva. Yo salía siempre a los clubs y bares, los jueves en la noche, el viernes
no lo hacía pues la ciudad era invadida por lo que llamábamos “The New Jersey
People”, no es por discriminarlos, pero eran muy ruidosos, escandalosos,
alborotados, desordenados, gritones y sobre todo, eran muchos y abarrotaban
todos los espacios armando un verdadero desmadre.
Yo iba generalmente a un club llamado “Hurrah” que quedaba
en el número 36 West de la calle Broadway con la 62. Ese club nocturno estaba
lleno de grandes monitores que transmitían videos musicales todo el tiempo y
que me gustaban mucho, de hecho, ese club fue el pionero en esto de poner
muchos monitores enormes por todos lados, en ese territorio de la música Punk,
Post punk, New Wave e Industrial Músic, se presentaron muchos grupos
estupendos, recuerdo haber visto ahí a The Specials, a Klaus Nomi, a The Skids
y a The Fleshtones… Nomi después de su show, se sentaba en la barra a tomarse
una copa de champaña, en varias oportunidades chocamos las copas para brindar
sin ningún tipo de rollos, parecía y era una diva, pero no se comportaba como
tal.
Recuerdo claramente a Klaus Nomi, quien llegaba al
“Hurrah”, vestido como un pingüino en tela plastificada, en blanco y negro con
una corbata de lazo enorme, como un alien, como un arlequín andrógino, like a
freak Fellinesco, con la cara pintada de blanco, corte de pelo entre samurai y
galáctico, con su amplia frente y un peinado con tres picos. Todos lo
saludaban, comenzaba a hacerse famoso, pero nunca lo vi engreído.
Nomi, se anticipó a la llamada “Cold Wave” con su banda
formada por músicos andróginos haciendo una buena combinación de música
electrónica y guitarras eléctricas, bailarines androides, odaliscas espaciales,
decorados constructivistas y futuristas, al verlo parecía estar en el espacio
del gabinete del Dr. Caligari, pero con espirales hipnóticas, luces gélidas del
espacio exterior y vestuarios de otros mundos entre un blanco humo de hielo
seco.
Podías encontrar a “Klaus Nomi”, esa especie de pingüino
elegante del New Wave, cantando, en el Club Lucky Strike, un club New Wave y
Post Punk, tan de moda a comienzos de los 80s, que quedaba en el East Village
de Nueva York, en una calle vecina a St. Mark, tenía los pisos y las paredes de
cuadros blancos y negros como una gran caja de tablero de ajedrez. Perfecto
para Nomi, de hecho, parecía decorado especialmente para él.
Al otro dia por la tarde, seguro andaba por el Village
paseando o haciendo compras, montado en su bicicleta.
David Bowie lo vio una noche y quedó deslumbrado, esto fue
durante una presentación en el Mudd Club. Nomi, se encontraba junto a Joey
Arias, y Bowie decidió contratar a los dos artistas como coristas para su
aparición en el programa televisivo Saturday Night Live, para que hicieran los
coros en la canción “The Man who sold the World” (escrita por él y luego en un
futuro, muy bien versionada por Kurt Cobain), con vestuario y ambientación
inspirada en los trajes de Sonia Delaunay y Tristan Tzara, en donde el Nomi
aparecería como un ser Punk Fantasmagorico y así fue. El programa se estrenó el
15 de diciembre de 1979. “Oh no, not me, I never lost control. You're face to face. With the man who sold the world”.
Tristemente en enero de 1983, Nomi se enferma. Los médicos
descubrieron que el sistema inmunológico de Klaus había colapsado, la
enfermedad que padecía, todavía no era llamada SIDA, fue una de las primeras
figuras públicas en morir de esa nueva y fatídica enfermedad, su retrato en
primera plana del periódico “Village Voice” en letras azules, anunciaba al
mundo su sentida muerte por AIDS. Yo no podía creer que el maravilloso Klaus
Nomi había fallecido, fue una muerte que en verdad me dolió mucho.
Tenía sus dos discos en vinilo, los había comprado en Tower
Records, siempre pensé que un día se los llevaría al Village, para que me los
firmara, que lo invitaría a un café cuando lo viera en su bicicleta, pero nunca
lo hice.
Incluí su música en mi película “Uber Carlos”, y en mis exposiciones
de 1985 en la Galería Sotavento de Caracas y en el Museo de Bellas Artes de
Caracas, en las dos muestras, exhibí varios dibujos, retratos y pinturas que le
hice, ese fue mi homenaje. Mi exposición “Grrr” del MBA, se la iba a dedicar a
Nomi, por su repentina muerte, pero el catálogo ya estaba impreso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario