viernes, septiembre 08, 2006
Paris... así me llamo y por ti muero.
Paris... así me llamo y por ti muero.
Alejandro tenia ese viejo sueño de vivir en la ciudad luz, de conocer Paris, de visitar los museos, de conocer a los artistas famosos, de vivir la bohemia; de esa a la que le cantaba tanto Charles Aznavour y ¿Por qué no? De triunfar, porque Alejandro además de soñador también era artista, él era pintor.Alejandro se hacia llamar así mismo, ya que Paris, era el nombre que se le daba en la mitología griega a Alejandro, quien era hijo de los reyes de Troya, los cuales le abandonaron porque una profecía les había anticipado que Paris causaría la ruina de Troya valla, valla!!!!Cumpliendo al fin su viejo sueño, Alejandro se marchó a Paris, su ciudad amada, su sueño imposible que al fin hoy se hacia realidad, se fue al aeropuerto llevándose consigo sus pocos ahorros, poca ropa y una maleta con 365 latas de Sardinas Margarita conservadas en aceite de ajonjolí, trescientas sesenta y cinco latas de pescado iba dispuesto a vivir y sobrevivir un año en su ciudad ideal, ya que un amigo artista le había ofrecido un pequeño espacio al fondo de su Atelier, y ahí viviría por el espacio de todo un año, gastaría lo menos posible y se alimentaría comiéndose el contenido de una lata de sardinas al día, lo haría en la noche y antes de acostarse, para así asimilar todo su contenido.
Milagrosamente Alejandro-Paris, pasó la aduana sin que le abrieran la maleta, se libró así de ser acusado de contrabandista de sardinas en conserva esto en verdad es increíble ¿Cómo coño no le descubrieron ni le abrieron la maletota con las sardinas, en la estricta aduana Francesa?
De Paris que decirles
Se la pasaba en la torre Eiffel, que se construyó en honor de la fidelidad de París al resto del mundo, y que se ha convertido en la seña de identidad de la ciudad y también de Alejandro, el cual la amaba y siempre iba a sentarse a su pie a dibujarla, tal cual como también iba a pintar a: Notre Dame, Monmatre, el Palacio de Chaillot, los Jardines de Trocadero, el río Sena, la Sorbona, el Arco del triunfo, los Campos Eliseos esos bellos campos en los que muchas veces se quedaba a dormir al mediodía o se iba a caminar por el boulevard de Montparnasse mientras pensaba en Charles de Gaulle, o se iba a visitar los lunes el Louvre, y ahí ver extasiado esas obras de arte que solo conocía a través de las fotografías de los libros de arte la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, la querida Mona Lisa de Leonardo se iba a ver la obra de Picasso, de Monet, de Renoir, de Cezanne.Para Alejandro, Francia tan solo era Paris y la colina de Montmartre la delimitaba del resto del mundo, era su diario caminar, el pasear su delgadez al visitar el barrio Latino, que se encuentra en la margen izquierda del Sena o caminar también por la rue de Rivoli, la rue de la Paix, la rue Saint Honoré, la avenue de Opéra, el boulevard de los Italianos, el boulevard de Montparnasse, para terminar una vez mas en los Campos Elíseos.
En donde siempre exhausto se quedaba a dormir o a leer Le Monde o Le Fígaro.
Cuando Alejandro, se vino a dar cuenta ya habían pasado once meses y 330 latas consumidas el resto de las sardinas las guardaba con mucho celo, ya que eran su subsistencia, él sabia que en diciembre estaría ya de vuelta en casa, de vuelta en su ciudad natal, con sus familiares y amigos pasaban así sus días, dibujaba, paseaba su cuerpo enflaquecido por Paris, regresaba en la noche al taller, a escuchar sus viejos vinilos del pequeño gorrión Edith Piaf, "Je ne regrette rien" y "La vie en rose" y de Charles Aznavour Viens pleurer au creux de mon épaule, Tu t´laisses aller,La mamma, Comme ils disent y a comer su diaria lata de sardinas Alejandro no hablaba con nadie casi tenia un año en la ciudad luz y aun sin saborear las mieles del éxito, esos 15 minutos de fama que le había prometido el Warhol iba al taller y ahí lo esperaban las últimas dos latas de sardinas su preciado tesoro.Al día siguiente la rutina era la misma, ya tan solo le quedaban un día en Paris, así que se fue rápidamente a caminar hacia el Centro nacional de arte y de cultura Georges Pompidou, de ahí se fue al Museo Picasso en el restaurado Hotel Salé, del siglo XVII, ya que este museo alberga la mayor colección de pinturas realizadas por ese artista después a ver de nuevo la pirámide de cristal y después a la Sorbona.Alejandro fue encontrado muerto, desangrado se había hecho cortes profundos en el antebrazo izquierdo, que le cercenaron además las venas y las arterias su cadáver flotaba en un gran charco de sangre, los cortes que se había producido en su antebrazo, fueron hechos con un objeto filoso que aun no habían identificado.
En la morgue el medico forense lavó el cadáver y procedió a hacerle la autopsia, fue cuando entonces se dieron cuenta que los cortes producidos en el antebrazo izquierdo, formaban una palabra, toscamente dibujada, torpemente escrita en líneas rectas esa carne cortada en cortes profundos hacia leer la palabra PARIS.
El sargento de policía encargado de la investigación del caso, buscando con todo su equipo en todos los rincones del Atelier, en donde encontraron el cadáver, logró al fin dar con el arma con la cual el suicida se produjo los cortes
Era la tapa filosa de una lata de sardinas la última lata de sardinas en aceite de ajonjolí que le quedaba a Alejandro.
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1 comentario:
jeje! deja de consumir eso!
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